Medalla Manuel Carrasco i Formiguera 2004. Unió Democrática de Cataluña. España

En un discurso grabado, Payá agradeció así la medalla «Manuel Carrasco i Formiguera» que le fue entregada este jueves en Barcelona a su hermano, Oscar Payá, por no contar él con el permiso de las autoridades castristas para salir de Cuba.El galardón, concedido por los partidos nacionalistas catalanes UDC y CiU, reconoce a Payá su «lucha por las libertades individuales y colectivas, por el respeto a los derechos humanos y por un proyecto político independiente para Cuba, basado en la reconciliación nacional».
Oswaldo Payá, condecorado el pasado diciembre con el premio Sajarov 2002 del Parlamento Europeo a la libertad del pensamiento, es uno de los defensores del denominado «Proyecto Varela». Esta iniciativa, que cuenta con el apoyo de unas 11.000 firmas, pide al gobierno cubano convocar un referéndum para reformar las leyes de libertad de expresión y asociación, la amnistía de presos políticos, una nueva ley electoral y mayor espacio para la empresa privada.
En la alocución grabada, Payá agradeció la condecoración «en representación de mis hermanos, los prisioneros de la Primavera de Cuba y de todos los cubanos que dentro y fuera de Cuba luchan pacíficamente por la liberación y la democracia». Payá denunció que las autoridades cubanas «han condenado hasta a 28 años de prisión a decenas de compañeros nuestros, 78 de ellos en marzo, 7 más entre enero y febrero, y entre ellos hay periodistas libres, dirigentes de la oposición pacífica y más de 50 son líderes del Proyecto Varela».
«Se suma a estos encarcelamientos, una ola de difamación y de intimidación con todos los recursos del totalitarismo y en su desesperación exhibe, como un triunfo, sus mecanismos de espionaje y penetración, y a sus agentes, que de nada le han servido contra el Proyecto Varela», señaló Payá. El dirigente de la oposición al régimen castrista dijo que «lejos de terminar» con el Proyecto Varela, éste se ha «revitalizado», pese a confinamientos «en verdaderas jaulas, celdas, sufriendo el calor y de poco más de un metro y medio de ancho».
«Es una verdadera tortura sistemática, pero, sin embargo, sus espíritus (de los opositores encarcelados) se fortalecen en la fe y nos inspiran para esta lucha cívica que seguro que llegará a la meta de la reconciliación y la liberación para todos los cubanos», agregó.

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