Universidad del Destierro 2003. New School University. Estados Unidos

Agradezco a la New School University este premio concedido a los que en Cuba luchamos pacíficamente por los derechos de las personas a la democracia y la reconciliación. Lo recibe el señor Juan Suárez-Rivas, un hermano nuestro de la Diáspora, quien vive desterrado fuera de Cuba. Hago esta aclaración porque dentro de Cuba también los cubanos vivimos como desterrados dentro de nuestro país. Considero que este premio “Universidad del Destierro 2003” es un reconocimiento al pueblo de Cuba y a nuestros hermanos “Los Prisioneros de la Primavera de Cuba”. Ellos son nuestros héroes, quienes aún después de sometidos a la deshumanización y lacerados en cada detalle de la vida, alimentados con raciones de campo de concentración y confinados a la soledad en jaulas, siguen defendiendo los derechos de todos los cubanos, que también somos seres humanos.

Los exhortos a que levanten sus voces solidarias exigiendo que sean liberados los Prisioneros de la Primavera de Cuba y todos los prisioneros políticos en la Isla. Así se defienden los derechos de todo un pueblo; especialmente el derecho a realizar los cambios inevitables por caminos de paz.

Les expreso mi admiración por esta Universidad y por el coraje con que defienden el ejercicio de la libertad. Por muchos años el pueblo cubano navego solo en una galera que parecía anunciaba la justicia, pero que llevaba esclavos en sus bodegas; que parecía que proclamaba la liberación, pero que silenciaba o reprimía cualquier expresión de libertad. Muchos fueron los engañados por las apariencias; muchos los que identificaron a los usurpadores en control de la nave, como los únicos y legítimos representantes del pueblo. Muchos aceptaron la falsa imagen de justicia como la versión definitiva de la realidad cubana. Nuestro pueblo estuvo casi solo por largo tiempo.

Después de muchos años de luchas, sacrificios, encarcelamientos y fusilamientos, los cubanos logramos que se reconocieran dos verdades que ahora proclamamos:(1)- Los cubanos nunca hemos escogido ni queremos un orden sin derechos, ni una tiranía que anula el ejercicio de nuestra soberanía. Los cubanos no somos semi humanos, ni tenemos inteligencia y dignidad inferior; somos hijos de Dios y hermanos de todo hombre y mujer. Tenemos derecho a los derechos y queremos, ahora, esos derechos.

(2)- Los cubanos que vivimos en la Isla y fuera de ella, somos un solo pueblo que trabaja y lucha por lograr la reconciliación y la justicia. Si el régimen que domina a Cuba no tiene proyecto de futuro, el pueblo de Cuba si tiene proyecto y si tiene futuro. Será un futuro de paz y de libertad, y ya va siendo construido por los propios cubanos.

Es por todo lo anterior que la cooperación internacional con nuestro país debe estar basada en la solidaridad con la lucha pacífica de los cubanos y con su protagonismo como actores de la transición. En el Proyecto Varela los ciudadanos cubanos son los protagonistas.

Amigos, antes nunca hubo tanto peligro para Cuba. La propaganda y la política oficial favorecen el ambiente de una nave apropiada por la fuerza, sin más destino que permanecer secuestrada o ser destruida. Esta sentencia no será cumplida, pues tampoco nunca antes hubo en Cuba tanta esperanza. Sabemos que la mayoría de los cubanos–no importa su nivel socioeconómico o su visión actual del Gobierno–quieren cambios pacíficos. La mayoría de los cubanos desean la reconciliación. En esta mayoría van incluidos los que ahora desfilan en las manifestaciones gubernamentales, algunos de los cuales después se lanzan al mar o solicitan visa de emigrante. Esta mayoría incluye a los que son parte o están identificados con el gobierno; esta mayoría incluye a un inmenso sector de hombres y mujeres pobres que nada puede esperar de este régimen. Todos ellos son el pueblo de Cuba. Por eso, sin exclusiones, sin odios y sin violencia, construiremos el futuro sonado por José Martí cuando dijo “con todos y para el bien de todos”.

Esta esperanza es reflejada por los miles de cubanos que, desafiando la cultura del miedo, firmaron el Proyecto Varela y muchos más que después de la uultima ola represiva, las difamaciones y calumnias diseminadas por el aparato propagandístico del régimen, continúan suscribiéndolo. Esa es la vanguardia de todo un pueblo que se siente protagonista de los cambios pacíficos, esencia vital del futuro de nuestra nación.

Estamos en el momento del cambio. Pero estos cambios no serán pacíficos si no se logra esa participación de los ciudadanos. El inmovilismo del Gobierno no debe paralizarnos, ni nos paraliza, ya que Cuba es nuestra casa, nuestro hogar y nuestra patria. Por eso tomamos la iniciativa y convocamos a todos los hijos de este pueblo a unir su buena voluntad para hacer juntos este camino hacia una nueva etapa de libertad y justicia para Cuba. Ese es el espíritu, el objetivo y la estrategia del movimiento Cristiano Liberación, que ahora esta cumpliendo quince años de lucha dentro de Cuba. Ese es el espíritu del Proyecto Varela que no excluye a nadie y convoca a todos para lograr los derechos de todos.

El devenir del Proyecto Varela lo ha llevado a una campaña ciudadana, que además de reclamar los derechos fundamentales, abre el proceso de diálogo entre cubanos empeñados en definir y diseñar la transición. El gobierno puede o no participar en este proceso–también esti llamado–pero no puede impedir que los cubanos preparemos el futuro y cambiemos el presente. La “nave” no continuará secuestrada hasta que caiga y se estrelle; la “nave” es nuestra casa y no podemos permitir que se pierda. La salvaremos desde adentro, sin usar la violencia y sin dejarnos someter por la violencia.

Lo anterior lo decimos porque durante años algunos han descalificado al pueblo de Cuba como protagonista de su historia, ignorándolo como factor determinante del cambio. Se habla de esperar por la llamada Ley de la Biología, inclusive se barajan los nombres de los posibles sucesores. Lo primero consiste en un fatalismo biológico, y lo segundo es un insulto al pueblo cubano, ya que presupone que se encuentra condenado a ser gobernado por una dictadura. Les aseguro que así no sucederá. No habrá sucesión. El próximo gobierno será elegido por el pueblo libre y soberano.

Sabemos todo lo compleja que es la realidad mundial y cuantos conflictos, injusticias y peligros existen. No es válido decir que un problema es más importante que otro. Ningún pueblo es menos importante. Pero si vemos como un error subestimar cuan beneficioso para la paz continental y mundial sería un exitoso cambio pacífico en Cuba. No habrá paz para la humanidad mientras no haya paz, libertad y justicia para todos los pueblos.

Espero que no me consideren arrogante por decir que estamos determinados, con la ayuda de Dios, a recorrer en cualquier circunstancia el camino hacia la libertad y la reconciliación.

Gracias por este Premio a la vocación de libertad y de paz del pueblo cubano.

Osvaldo José Payá Sardiñas

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