Americano Media. Cuba: Votaciones, ¿para que?. Por Regis Iglesias, portavoz del Movimiento Cristiano Liberación
Publicado originalmente en Americano Media
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Cuando en 1959 Fidel Castro y su banda tomó el poder, luego de una sangrienta contienda que no ha terminado su estela de dolor para los cubanos, fue preguntado sobre cuándo se celebrarían elecciones democráticas para elegir un nuevo Gobierno producto de la voluntad popular como establecía la Constitución de la República aprobada en 1940. Su respuesta fue tajante y abrumadora para muchos que le habían acompañado ingenuamente en el propósito altruista de devolver la soberanía al pueblo, «¿elecciones para qué?»
Nunca más se celebraron elecciones en la isla desde entonces. Solo en 1976, diecisiete años después de asaltar el poder y aniquilar la sociedad civil, Castro instauró una Constitución socialista, muy ajena a la de 1940 y realizo votaciones para legitimarla y así llenar los escaños de la llamada Asamblea Nacional del Poder Popular con los candidatos decididos por Comisiones de candidatura, integradas por la Juventud comunista, la Central de Trabajadores de Cuba, los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas y otras asociaciones, según han ido creando apéndices del Partido Comunista y la cúpula de mandantes que usurpan la soberanía popular y reservando para los comunistas la rectoría de la sociedad.
El régimen se garantizó que su partido, el único legal en la isla, estuviese por encima de todo, y de todos, aun cuando los candidatos a diputados nacionales no fueran presentados como miembros del mismo. Se garantizaron que los cubanos no eligieran, pero solo si votaran por esos candidatos decididos por las Comisiones de Candidatura siendo cada uno de ellos aspirante seguro a igual número de escaños parlamentarios. Todo atado y bien atado.
Por eso en 1997 cuando diez ciudadanos miembros del Movimiento Cristiano Liberación fueron nominados por cientos de vecinos de sus municipios para ser candidatos a diputados nacionales y las planillas con las firmas avalando aquellas propuestas fueron presentadas ante las Comisiones Electorales no les quedó más remedio a los funcionarios del régimen que aceptarlas, reconociendo de paso que la Constitución draconiana y segregacionista de 1976 reconocía el derecho de los cubanos a elegir y ser elegidos. Esto no lo admitieron a la primera sino luego de un intenso debate con los nominados que les recordamos nuestros derechos y los derechos constitucionales de las personas que respaldan nuestras propuestas. La respuesta oficial nos debía llegar en 72 horas, 25 años más tarde ya luce demorada.
Lo que sí respondieron fue la demanda del pueblo, cuando 11.020 cubanos con derecho al voto propusieron la realización de un referendo, iniciativa igualmente reconocida por la constitución, donde se exigía el reconocimiento y garantía en la ley del derecho a la libertad de expresión y asociación, el derecho de los cubanos a formar sus propias empresas, la amnistía para los prisioneros políticos, la propuesta de una nueva ley electoral donde solo los ciudadanos con sus firmas hicieran las propuestas de candidaturas para diputados a la Asamblea Nacional y se celebraran, cumplidas todas estas condiciones, elecciones libres y plurales para elegir una nueva asamblea constituyente con poder para legislar la nueva sociedad democrática.
La respuesta del régimen fue contundente, casi ochenta miembros de la sociedad civil secuestrados, condenados a largas penas en prisión, destierro y el asesinato del líder gestor de la campaña por el referendo sobre el Proyecto Varela, Oswaldo Paya y el joven Harold Cepero quien le acompañaba el 22 de julio de 2012 en un viaje por toda la isla. Sin contar que la policía política «visitó» a todos y cada uno de los firmantes de la solicitud de refrendo para amedrentarlos y lograr una confesión retractándose del paso liberador dado. No tuvieron mayor éxito pues la inmensa mayoría de los ciudadanos mantuvo con hidalguía su postura favorable a la libertad.
Al final, el régimen más que temer con el paso legal de los ciudadanos que encontraron la fisura para desmontar el sistema comunista de la ley a la Ley, se descompensó con los más de 120 Comités Ciudadanos -en igual número de municipios de los 186 que tiene la isla- se fundaron en la medida que la campaña por el referendo iba expandiéndose por todo el país.
Por eso nos resulta, cuanto menos llamativo, que de vez en cuando algún muy desinformado, ingenuo, o algún sinvergüenza con conocimiento de causa, pretende esgrimir estas iniciativas promovidas por el MCL para justificar su propia participación de las ferias donde el régimen del partido comunista conmina a los cubanos a participar en votaciones para mantener todo en el país según su propia estrategia de supervivencia.
El Movimiento Cristiano Liberación hace unos años lanzó la campaña Un cubano, Un voto para que de una vez se reconocieran a todos los cubanos dentro y fuera de la isla sus derechos a elegir y ser elegidos en un proceso electoral plural donde la mafia en el poder no pueda hacer uso de los privilegios con que han mantenido marginado al pueblo y secuestrada la soberanía popular.
Ahora el régimen convoca nuevamente a los cubanos dentro de la isla a unas votaciones para continuar pretendiendo dar legitimidad a la tiranía segregacionista del partido comunista, nosotros haciendo una mueca burlesca a quienes creen pueden continuar engañando a los cubanos, y al mundo, parafraseamos al mismísimo tirano que se ha burlado de los cubanos y del mundo, respondiendo: «¿votaciones? ¿para qué?
El pueblo cubano merece y quiere elegir libremente su presente y su futuro.
La única respuesta honorable y digna es la abstención masiva de las víctimas.