Castro lauds Cuba’s one-party elections
LA HABANA (AFP) — Los cubanos votarán el domingo para elegir a sus autoridades municipales, que serán un primer paso para llegar a definir si Fidel Castro será reelecto en 2008, en un proceso electoral considerado una “farsa” por la oposición y el más democrático del mundo por el gobierno.
“El ambiente de intolerancia y la falta de respeto a la libertad y a los derechos civiles y políticos hacen imposible que el proceso electoral sea democrático”, opinó el opositor Oswaldo Payá, Premio Sajarov.
Más de 8,3 millones de mayores de 16 años están convocados a escoger en las urnas a 15.236 concejales, en un sistema escalonado -vigente desde 1976-, que concluirá en el primer trimestre de 2008 con los 31 miembros del Consejo de Estado, presidido siempre por Fidel.
Bajo gobierno del Partido Comunista (único legal), que formalmente no postula candidatos, Cuba vive cada vez los comicios como una reivindicación de su sistema; sin despertar interés internacional hasta ahora.
En una nueva coyuntura por la enfermedad que mantiene alejado del poder a Castro desde el 31 de julio de 2006, las elecciones definirán si se mantiene el statu quo, con un gobierno provisional encabezado por Raúl Castro, o se oficializa la sucesión definitiva.
Muchos cubanos, observadores y analistas creen que Fidel, de 81 años, no volverá al mando y permanecerá en retiro, como “guardián” de la revolución, mientras Raúl gobierna e impulsa cambios económicos paulatinos.
Superados hasta ahora los presagios apocalípticos de una ausencia de Fidel, el gobierno de Raúl aborda los problemas de los bajos salarios, el costo de la vida, y la escasez de transporte y vivienda, invitando a los cubanos a hablar críticamente.
“Yo voy a ir a votar tempranito pa’ salir de eso. No quiero que vengan a tocarme la puerta y tampoco quiero quedar fichada, pero no porque crea que las cosas van a cambiar”, dijo a la AFP una estudiante de derecho de 28 años.
Los concejales formarán las 169 asambleas municipales que nominarán al 50% de los candidatos a diputados, y los organismos de masas postularán a la otra mitad, para una votación que a inicios de año elegirá a más de 600 parlamentarios, de los cuales saldrá el Consejo de Estado.
“Con la votación masiva que haremos, vamos a ayudar al comandante en su recuperación”, dijo Felipe Pérez, un ultrafidelista del barrio Miramar.
A Rosa, su vecina, sólo le interesa que el concejal de su comunidad presione por el arreglo de los huecos de su calle y las aguas de las fosas que, cada vez que llueve, “se botan”.
Para la mayor parte de la oposición las elecciones son una “farsa”. “Sigue siendo el mismo modelo de votación bajo un régimen totalitario que sólo persigue reproducirse y de legitimarse a sí mismo”, dijo a la AFP Elizardo Sánchez.
Martha Beatriz Roque las calificó de “teatro”; pero para sectores más moderados, como el que representa Manuel Cuesta, las elecciones, primeras de la era post-Castro, deberían aprovecharse para “poner fin a una provisionalidad que no permite abrirse a las reformas”.
“El ambiente de intolerancia y la falta de respeto a la libertad y a los derechos civiles y políticos hacen imposible que el proceso electoral sea democrático”, opinó el opositor Oswaldo Payá, Premio Sajarov.
Pero Cuba defiende su sistema electoral como el más democrático y participativo del mundo, rechazando reiteradas peticiones de elecciones libres por parte de Washington, la Unión Europa y otros gobiernos y sectores.
“Del tipo (de comicios) que han hecho en el pasado, de partido único que no permiten a la gente elegir y solo (…) ratificar el control de la actual dictadura, sea el nombre de Fidel o Raúl Castro el que encabece la votación, no importa mucho”, dijo el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Tom Casey, que pidió elecciones “libres”.
Desde su convalecencia, Castro censuró al sistema electoral de Estados Unidos, y en una reciente entrevista, el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón, dijo que los opositores pueden participar en los comicios cubanos si hallan quien lo nomine. “Ahora, los votos no se los vamos a buscar nosotros”, expresó.
Alarcón acusó a los opositores y a Washington de pretender modificar el sistema electoral cubano, para aplicar el norteamericano que no es “universal sino exclusivista”.
Castro lauds Cuba’s one-party elections
HAVANA (AFP) — Convalescing Cuban leader Fidel Castro slammed US elections Saturday as fraud-plagued contests for millionaires, as he urged countrymen to vote in the Americas’ only one-party communist system Sunday. Indeed, with the Cuban government’s habit of crushing dissent, “the atmosphere of intolerance and the lack of respect for freedoms and political and civil rights, make it impossible for the electoral process to be democratic,” said prominent dissident Oswaldo Paya.
“Our elections are the antithesis of those held in United States … There, first you have to be very rich, or have an enormous amount of money behind you,” said Castro, 81, who 15 months ago handed over the reins of power to his brother Raul Castro after major intestinal surgery.
In the United States “to be elected president, you need hundreds of millions (of dollars), which come straight out of the coffers of the big monopolies. A candidate can win who actually got a minority of the popular vote,” Castro marvelled in a jab at US President George W. Bush who, thanks to the unusual US electoral college system, won the presidency in 2000 though Al Gore won the popular vote.
“There is fraud, trickery, ethnic discrimination and even violence,” Castro said of the US electoral system, in his latest missive in Granma, the Cuban Communist Party newspaper.
Though Cuba considers its elections democratic, the United States and many western nations see the Cuban electoral process as bereft of what they see as the very essence of democracy: choice.
“It continues to be the same model of voting under a totalitarian regime which is solely interested in perpetuating itself and legitimizing itself,” said Elizardo Sanchez, a spokesman for an assembly of Cuba’s outlawed dissident groups.
Indeed, with the Cuban government’s habit of crushing dissent, “the atmosphere of intolerance and the lack of respect for freedoms and political and civil rights, make it impossible for the electoral process to be democratic,” said prominent dissident Oswaldo Paya.
Paya in 2002 launched a legal challenge to the government seeking to open and reform the system from within rather than demanding it immediately be replaced. He delivered more than 11,000 petitions to the National Assembly seeking change but the government rejected the plea.
National Assembly speaker Ricardo Alarcon in a recent interview said Cuban opposition members can run in Cuba’s elections as long as they find someone willing to nominate them. Critics, however, say that since nominations have to be sought and voted on in public open-air assemblies, there is no such real freedom to nominate opposition members because those who do could face reprisals from authorities.
Sunday, more than 8.3 million Cubans over the age of 16 (in a country of 11.2 million) are summoned to vote for 15,236 council persons in a tiered system in place since 1976, which in early 2008 is supposed to yield the 31 members of the Council of State which for more than five decades has been led by Fidel Castro.
“I am going to go and vote bright and early to get it over with,” a 28-year-old woman law student told AFP. “I don’t want them coming and knocking on my door, and I don’t want to end up with a record. … (but) I’m not going because I think anything is going to change,” she added.
Although last year Cuban officials insisted that Fidel Castro would return to work as prior to his illness, they long since have stopped making such predictions.
The elections are expected to clarify whether the status quo of an interim government led by Raul Castro will be left in place with Fidel formally at the helm.
While any initial fears that the Cuban government would collapse in Fidel’s absence have subsided, the government headed by Raul Castro faces a plethora of acute problems from rock-bottom salaries, to crippling shortages in the transportation and housing sectors and an ever rising cost of living.
Many Cubans expect that Fidel Castro will be sidelined definitively, while continuing to write his commentaries, and that Raul Castro eventually will wade into some c