Publicada sobre el diario L’Opinione.it el 18 enero 2007 por Lorenzo Montanari
A pocos días de unas elecciones parlamentarias cubanas -previstas para el próximo 20 de enero- ya decididas antes del voto, contactamos telefónicamente en La Habana a Oswaldo Payá Sardiñas, opositor católico del régimen castrista y ganador en 2002 del Premio Sakharov, entregado pro el Parlamento Europeo por su defensa de los derechos humanos. En 1987 Payá Sardiñas fundó el Movimiento Cristiano de Liberación y en 1996 promovió el Proyecto Varela, una petición para obtener, a través de un referéndum, mayores libertades asociativas, económicas y de expresión. El proyecto logró recoger más de 25 mil firmas entre 2002 y 2003, a pesar de los arrestos y las constantes intimidaciones del régimen. En diciembre pasado Payá entregó a la Asamblea Nacional (Parlamento cubano) otro importante documento en el cual se pide una amnistía para los detenidos políticos. El mismo puede ser consultado en el sitio oswaldopaya.org.
– Semanas atrás, ustedes entregaron a la Asamblea Nacional un documento en defensa de los presos políticos. ¿Cuántos presos políticos existen hoy en Cuba?
– No tengo la cifra exacta, pero el número gira en torno a los 200. Estamos pidiendo una amnistía para todos los políticos que no están manchados por actos de violencia. Una buena parte de los miembros del Proyecto Varela están en prisión sólo por su reivindicación de mayores derechos en el país. Actualmente, una parte está detenida en pésimas condiciones, en cárceles comunes. Con este documento que entregamos a la Asamblea Nacional, pedimos una amnistía y la libertad de movimiento para ellos, incluso para que puedan ir al exterior.
– ¿Habrá un período de transición política después de Castro?
– Estamos frente a un momento de tensión y peligro muy grave. Está en marcha una dura represión contra nuestros colaboradores. El futuro modelo político deberá ser decidido por el pueblo cubano en libertad, sin esperar un modelo chino u otros sistemas impuestos desde arriba. Hoy eso no es posible. Estamos proponiendo una campaña para cambiar la ley, de modo tal que se reconozcan derechos fundamentales como la libertad de expresión y de movimiento. Nuestra propuesta busca la reconciliación nacional, que sólo se puede lograr a través del reconocimiento de la dignidad de la persona. No somos pseudo seres humanos, sino hijos de Dios. Queremos construir una sociedad más justa, con mayores libertades económicas, sin caer en el puro mercantilismo.
– ¿Qué rol juega la Iglesia Católica en Cuba?
– La Iglesia está jugando un rol clave en la evangelización y en la asistencia a los pobres, no sólo económicamente sino en el plano humano y moral. Quisiera aclarar que, como católico, puedo hablar de la Iglesia sólo en tercera persona. Nuestra Iglesia local ha sufrido persecuciones e la descristianización en circunstancias muy difíciles, pero ha sido siempre fiel al Evangelio, a la Iglesia y al pueblo cubano. Una realidad que suele ser ignorada por la opinión pública internacional.
– ¿Cómo podría cambiar la política del gobierno luego de la firma del Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y del Pacto sobre Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas?
– Debemos recordar que Cuba se encuentra entre las naciones promotoras de la Declaración de los Derechos del Hombre de Naciones Unidas, de 1948. El hecho que el gobierno cubano haya declarado la firma de estos acuerdos internacionales es importante, pero estos principios deben ser aplicados en la práctica y no quedar sólo en el papel. Hoy la represión sigue siendo alta. El cambio no debería provenir desde arriba, sino de un acto de responsabilidad de todos los cubanos. Es necesario que cambie el clima de odio e intolerancia contra todos los que no pensamos igual que el régimen.
– ¿Quisiera usted denunciar episodios recientes?
– Basta recordar algunos casos que sufrieron recientemente miembros del Comité de Reconciliación y Diálogo: agentes de seguridad los detuvieron y amenazaron a las personas que iban a participar de la reunión prevista en mi casa. Son hechos que ocurren a diario. Es una situación de represión y persecución continua, que viola la libertad de acción y la dignidad de la persona.
– ¿Cuál es su opinión sobre la posible sucesión generacional en el liderazgo político cubano? Por ejemplo, algunos nombres probables parecen ser los de Carlos Lage Dávila, actual presidente del Consejo de Estado, y el actual ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque.
– El cambio no consiste en tener líderes más jóvenes a la cabeza del mismo régimen. Nosotros luchamos por el regreso de la democracia, es decir, un sistema político con elecciones libres. No estamos luchando por un nuevo líder, sino por la democracia. No queremos que desde el exterior, sobre todo desde Europa, nos vean como un continuo experimento o como una postal exótica revolucionaria. Lamentablemente, a veces Europa parece sufrir de una ceguera ideológica que le impide considerarnos (a los cubanos) como 11 millones de seres humanos que tienen derecho a tener derechos.
– ¿Cree que el destino de Cuba está ligado cada vez más al futuro del presidente venezolano Hugo Chávez?
– Es cierto que se ha creado una dependencia del petróleo venezolano. Sin embargo, esto no significa que se deba dar lugar a una federación con Venezuela. Queremos ser un país libre e independiente. No creo que un presidente, sólo por el hecho de tener mucho petróleo en su país, esté legitimado para interferir e nuestra política interna. Me parece, sin embargo, que el resultado del referéndum (constitucional) en Venezuela es emblemático y lo será para el propio futuro del chavismo. Luchamos nosotros también por una solución referendaria en Cuba.
– ¿Está hoy más vigente que nunca el Proyecto Varela?
– El Proyecto Varela sigue siendo factible y posible porque apunta a sentar las bases del cambio democrático de la nación cubana. Proponemos libertad para los individuos y para la economía. Pretendemos una nueva ley electoral pluralista. El próximo 20 de enero se elegirán 614 candidatos par 614 escaños (en el Parlamento). Nosotros denunciamos que se trata de una ofensa a la inteligencia del pueblo cubano y que existe un clima de intolerancia y de constante represión que pesa sobre todo el pueblo. Apelamos al pueblo para que todo esto pueda cambiar