Quiénes niegan a los cubanos sus derechos a viajar a Cuba y desde Cuba libremente? Oswaldo J. Payá Sardiñas

Who denies Cubans their right to travel freely to and from Cuba? By Oswaldo J. Payá Sardiñas

DIARIO DE LAS AMERICAS

Con todo respeto a la parte americana, por ser el país donde muchos cubanos exiliados han encontrado un hogar y porque muchos con sangre cubana son hijos de esa tierra ya que allí nacieron, quiero referirme a la dimensión cubana de la llamada familia cubanoamericana.

En el más completo y justo sentido de familia, esas familias cubano-americanas son parte inseparable de la familia cubana, pues para nosotros, nadie es medio-familia, sino sencillamente, familia. Y así cuando sufre una parte de la familia, sufre la otra, esté en el lugar que esté.

Si algo precisamente ha marcado un hito en la historia del pueblo cubano y universal, al que únicamente el pueblo hebreo se le pudiera comparar en la defensa de su identidad y pertenencia, es el arraigo y el amor, hasta lo obsesivo, de los cubanos por Cuba. Nadie niega que una fibra fundamental de ese carácter, es la fortaleza y la indisolubilidad de la familia cubana. Así mismo somos. ¿y que?

No es verdad que se defiende la familia cubano-americana, sin defender la familia cubana integralmente, que incluye aquella, la que vive afuera, pero también esta, la que vive en Cuba.

He leído en Granma un artículo, a página entera, del Señor Gabriel Molina titulado “Reto a las prohibiciones anticubanas”(25 de Junio), en el que se refiere a cuestiones electorales en los condados del sur del estado de la Florida. No es ese mi tema, pues en materia de elecciones lo que defendemos son los derechos, negados a los cubanos, de nominar directamente a sus diputados y de elegir y ser elegidos mediante una ley electoral, como la que propone el Proyecto Varela, para que el pueblo pueda decidir, libre y democráticamente, quienes deben representarle.

Recuerden que en Cuba se niega el derecho a la soberanía popular, no solamente con el ambiente de miedo y el no respeto por los derechos fundamentales, sino con la Ley Electoral, Nro 72. Esta ley determina 614 candidatos seleccionados por comisiones de organizaciones dirigidas por el Partido Comunista (¿o no?) para entre estos, “elegir” 614 diputados (lo establece la Ley Electoral, es un hecho no un comentario mío). Un candidato por cada banca de diputado! Pero ese no es el tema de este artículo, ni tampoco el de las elecciones en la Florida y en el resto de los Estados Unidos, algo que tanto preocupa a la prensa oficial cubana.

Lo que más me llamó la atención de este artículo, lleno de citas, es el tema de los derechos de las familias. Este tema, entre otros, fue tratado en una Conferencia celebrada en Washington DC, auspiciada por el Centro para la Política Internacional. Esa conferencia tenía, al parecer, una fuerte carga electoral, algo que ya dije que no es mi tema.

Según Granma en esa Conferencia el Señor Alvaro Fernández, como representante de la Comisión Cubano Americana pro Derechos Familiares, al hablar, incluyendo en su opinión a otros participantes, dijo “ …todos estuvimos de acuerdo en lo siguiente: la crueldad de las restricciones que limitan los viajes familiares a Cuba….” (fin de la cita).

¿Puedo pensar que esa coincidencia de opinión condenatoria incluye a la crueldad del Gobierno cubano al no dejar a mis hermanos venir a Cuba a visitar a nuestra madre enferma de cáncer antes de morir? ¿O la detención de mi sobrino, cubano que vive en España, cuando aterrizó en el aeropuerto José Martí y su deportación dos días después? Para los cubanos entrar a Cuba o salir de Cuba no es un derecho reconocido.

Todos en el Movimiento Cristiano Liberación hemos defendido y defenderemos el derecho de todos los cubanos a viajar a cualquier país y a entrar en Cuba libremente y a salir libremente. Por eso estamos en contra de cualquier restricción que impida que los cubanos puedan venir a Cuba cada vez que lo deseen, sin condiciones de nadie.

El respeto del derecho de los cubanos que viven en el exterior a venir a Cuba, por parte del gobierno del país donde vivan, no debe condicionarse a los cambios en Cuba, pues esto sería redoblar el castigo a la misma víctima. Pero los propios cubanos que viven fuera de Cuba, deben ser solidarios con sus hermanos y reclamar todos los derechos de los cubanos que vivimos aquí, pues así están reclamando los derechos propios.

Si el miedo les alcanza hasta allá afuera y creen que deben pagar con el precio del silencio, sino el de la complacencia simulada, para que les permitan entrar como “visitantes” a su propio país, entonces sólo contribuirán a la prolongación de la humillación de todos. Y si no lo consideran así, miren el pasaporte con que salieron de Cuba y explíquense por que dice: “salida definitiva”. ¿Quién colocó esa cláusula de destierro? Pero en todo caso, todos, deben respetar la decisión y el derecho de todo cubano a venir a su país.

Hace poco mas de seis meses, el 18 de Diciembre de 2007, hicimos la primera demanda cívica de la Campaña Foro Cubano, presentando en las oficinas de la Asamblea Nacional de Poder Popular, una propuesta de proyecto de Ley de Reencuentro Nacional, con el título de “Proyecto Heredia”. Los cubanos podrán explicar a sus hijos y a los no cubanos, por que se titula HEREDIA. 

Esa Ley de Reencuentro Nacional reconoce la condición indiscutible de cubanos de todos los exiliados cubanos o emigrantes por cualquier causa y de sus hijos y por tanto todos sus derechos como ciudadanos cubanos. También garantiza el derecho de todos los cubanos, vivan dentro o fuera de Cuba a entrar libremente a Cuba y a salir libremente y a regresar a vivir aquí, en su país. La ley proclama el fin de la categoría de castigo “salida definitiva”, el fin de las confiscaciones o despojos de las propiedades de los cubanos que emigren a partir de ese momento, el fin de la necesidad de permiso de salida y entrada para los cubanos. Esa ley liquida también todas las humillantes discriminaciones que sufrimos los cubanos en nuestro propio país.

Hubiera servido de aclaración oportuna a esa conferencia en Washington, este Proyecto Heredia, que no tiene el defecto de la hemiplejia moral. Ya que si se habla de justicia y contra la crueldad lo prioritario es demandar la liberación de los que están encarcelados en Cuba por defender, la familia cubana y a todos los cubanos defendiendo sus derechos.

Tampoco el periódico Granma, que se costea con el dinero del pueblo, lo ha publicado y tampoco en los centros donde viven muchos cubanos desterrados se ha divulgado mucho, ni hablado mucho del Proyecto Heredia.

Pero nosotros continuaremos desde aquí, luchando por los derechos de todos, también los de nuestra querida e inseparable familia de cubanos de la diáspora, que es la misma familia cubana, que es una sola, como un solo pueblo somos. Pero ante todo hay que recordar que este estado, el de su país, no reconoce sus derechos ciudadanos y les impuso en la práctica la condición de refugiados y que muchas familias han sido separadas y se mantienen separadas, cruelmente y arbitrariamente por la política de castigo de este gobierno contra los llamados “desertores”, por citar un ejemplo, pues no alcanzarían varios libros.

La campaña Foro Cubano continúa la demanda del Proyecto Varela, pues los cubanos todos, queremos, sí, vivir en Cuba, pero como hombres y mujeres libres con todos los derechos. Es una campaña por la paz porque es una campaña por la justicia y la libertad, es una campaña por la reconciliación porque anuncia el diálogo sincero donde todos tienen voz. Es una campaña por la fraternidad que así anuncia la verdadera liberación.

Si silencian a los que con transparencia y determinación reclamamos los derechos a la libertad y el respeto a la dignidad de los cubanos, otras voces suplantarán la del pueblo que no tiene voz y no precisamente para reclamar sus derechos.

Que nadie diga solamente, “el Movimiento Cristiano Liberación quiere el fin de las restricciones de los viajes de los cubanos a Cuba” porque esa verdad es una parte de la verdad. Mejor es que todos se atrevan a decir: “apoyemos el Proyecto Heredia, apoyemos el derecho de los cubanos a todos los derechos, donde quiera que estén, también su derecho viajar a Cuba sin restricciones y también a entrar a Cuba y a vivir en Cuba sin restricciones, a salir de Cuba, a expresarse libremente y sobre todo, el derecho a ser libres y a disfrutar de todos los derechos en su propio país”. Eso, es liberación.

Oswaldo José Payá Sardiñas es el Coordinador Nacional del Movimiento Cristiano Liberación

Diario Las Americas

Publicado 08-07-08

Who denies Cubans their right to travel freely to and from Cuba? By Oswaldo J. Payá Sardiñas

With all due respect to the American side—as the country where many Cuban exiles have found a home and many with Cuban ancestry are sons and daughters of that nation by birth—I would like to discuss the Cuban dimension of the so-called Cuban-American family.

In the most complete and just sense of family, these Cuban-American families are an inseparable part of the Cuban family. For us, no one is “almost family” but simply family. When one part of the family suffers, regardless of where it may be, so does the other.

If anything has marked world history and the history of the Cuban people, it is Cubans’ almost obsessive rootedness and love for Cuba that can only be compared to the Hebrew people in their defense of their identity and belonging. No one denies that a fundamental aspect of that character is the strength and permanence of the Cuban family. This is how we are. So what?

It is not possible to defend the Cuban-American family without defending the entire Cuban family that includes the family living in exile and the one living in Cuba.

On June 25th, I read a full-page article in Granma written by Mr. Gabriel Molina entitled “A Challenge to Anti-Cuban Prohibitions.” In it, he refers to electoral matters in the counties of southern Florida. This is not my topic, as regarding electoral issues, what we defend are the rights denied to Cubans to nominate directly their representatives and to elect and be elected through an electoral law. This is what the Varela Project proposes—that the people may decide, freely and democratically, who should represent them.

Remember that in Cuba, the right to popular sovereignty is denied: not only through a climate of fear and a lack of respect for fundamental rights, but also through Electoral Law #72. This law establishes that 614 candidates for the National Assembly are to be selected by committees of organizations controlled (or not?) by the Communist Party, from which voters may select 614 representatives (this is what the Electoral Law dictates; this is not a commentary of mine.) Imagine: one candidate for each seat! But this was not the topic of the article, nor of the elections in Florida and the rest of the United States—elections that Cuba’s official press has covered with much interest.

What interested me most about the article, which was filled with quotes, is the issue of family rights. This issue, among others, was addressed in a conference hosted by the Center for International Policy in Washington, D.C. The conference apparently focused heavily on electoral issues, something I have already admitted is not my topic.

According to Granma, during that conference Mr. Alvaro Fernandez, representing the Cuban-American Commission for Family Rights and other conference participants, stated, “…we all agreed on the following: the cruelty of the restrictions that limit family travel to Cuba…”

Should I believe that this consensus condemnation includes the cruelty on the part of the Cuban government not to allow my brothers to visit Cuba to see our mother—suffering from cancer—before she dies? Or the detention of my nephew—a Cuban living in Spain—when he arrived at José Martí airport [in Havana] and his deportation two days later? For Cubans, entering or leaving Cuba is not a recognized right.

All of us within the Christian Liberation Movement have defended, and will continue to defend, the right of all Cubans to travel to any country and to enter and exit Cuba freely. We are therefore against any restriction that prevents Cubans from coming to Cuba whenever they desire, without conditions.

Respecting the right of Cubans who live outside of Cuba to come to Cuba should not be conditioned on change in Cuba; this would inflict double punishment on the same victim. But Cubans living outside of Cuba must act in solidarity with their brothers and demand all the rights of Cubans living in Cuba, for in doing so, they are demanding their own rights.

If fear reaches them outside of Cuba, and they decide to pay the price of silence—or even feign complacency—to be allowed to enter their own country as “visitors,” they will only contribute to the extension of the humiliation of all. If they do not see it this way, they should look at the passport they used to leave Cuba and explain why it says “definitive exit.” Who established that clause of exile? In any case, everyone must respect the decision and right of all Cubans to come to their country.

A little more than six months ago—on December 18, 2007—we made the first civic demand of the Cuban Forum Campaign. We presented to the offices of the National Assembly a proposal for a bill of National Reconciliation titled the “Heredia Project.” Cubans can explain to their children and non-Cubans why it is named HEREDIA (www.oswaldopaya.org).

The Law of National Reconciliation recognizes all Cuban exiles—or émigrés for whatever reason—and their children as Cubans, and therefore recognizes all their rights as Cuban citizens. It also guarantees the right of all Cubans—living inside or outside of Cuba—to enter and exit Cuba freely and to return to live here, in their country. The law proclaims the end of the punishing category of “definitive exit,” the end of confiscations or looting of properties of Cubans who emigrate from that moment on, and the end of the need for permission for Cubans to exit and enter Cuba. This law also eliminates all the humiliating discriminations we suffer as Cubans in our own country.

This Heredia Project, which does not suffer from partial moral paralysis, would have served as a timely clarification at that conference in Washington. If one speaks of justice and against cruelty, it is a priority to demand the release of those jailed in Cuba for defending the Cuban family and all Cubans who defend their rights.

Neither Granma—which is funded by public money—nor the areas where many Cuban exiles live has published or talked much about the Heredia Project.

We will continue to struggle from here for the rights of all, including our beloved and inseparable Cuban family in the diaspora—which is the same Cuban family, one family, like the one people that we are. Above all, we must remember that this state, the state of their ancestors, does not recognize their civil rights and has imposed upon them—in practice—the condition of refugees. Many families have been separated cruelly and arbitrarily as punishment against so-called “deserters”; this is just one example of many.

The Cuban Forum Campaign continues the demands of the Varela Project. All Cubans, yes, would like to live in Cuba, but as free men and women with all their rights. It is a campaign for peace because it is a campaign for justice and liberty. It is a campaign for reconciliation because it declares a sincere dialogue where all have a voice. It is a campaign for fraternity to announce, in turn, a true liberation.

If they silence those of us who, with transparency and determination, demand the rights to liberty and the respect of the dignity of all Cubans, other voices will speak for the people that does not have voice—and not necessarily to demand their rights.

No one should say only, “the Christian Liberation Movement wants to end restrictions of Cubans traveling to Cuba.” This is true, but only part of the truth. Better would be for all to say bravely, “let’s support the Heredia Project, the right of Cubans to all rights wherever they may be, their right to travel to Cuba without restrictions, to enter Cuba and to live in Cuba without restrictions, and to leave Cuba, to express themselves freely and, above all, the right to be free and to enjoy all their rights in their own country. That is liberation.

Oswaldo Jose Payá Sardiñas is the national coordinator of the Christian Liberation Movement

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