CARMEN MUÑOZ | MADRID ABC

Oswaldo Payá apunta que el movimiento disidente pacífico está presente en todo el país, «incluso en el pueblo más apartado».

Jueves 22 de octubre de 2009. Hora del almuerzo en el Instituto Superior del Arte de La Habana. Una estudiante protesta por la mala calidad de la comida seguida por un amplio auditorio. Otros alumnos se suman a la queja, pero ahora reclaman «espacio libre de creación» y «libertad». El vídeo está en YouTube.

Martes 1 de diciembre. Pasadas las diez de la mañana, junto al enorme teatro Karl Marx de La Habana. Una muchedumbre aguarda más de una hora a que abran la taquilla para comprar las entradas de los premios Lucas del vídeo clip cubano. Su paciencia tiene un límite y los gritos van de «descarados» a «libertad». La Policía se pone nerviosa porque de bolsos y bolsillos empiezan a salir teléfonos y cámaras «para dejar constancia gráfica del despelote» (www.lamalaletra.wordpress.com).

En el último año, incidentes menores en una cola, el mercado o en un centro de estudios, están terminando en reclamos de libertad, reprimidos a menudo con brutalidad por las fuerzas de seguridad. Distintos portavoces en La Habana coinciden en que estos estallidos espontáneos y apolíticos reflejan el aumento del descontento por la deriva económica, la falta de libertades y la frustración ante las reformas incumplidas por parte del presidente Raúl Castro.

El economista y ex preso político Óscar Espinosa Chepe habla de un «retroceso generalizado económica y socialmente», y prevé un 2010 peor. Oswaldo Payá, presidente del Movimiento Cristiano Liberación, denuncia que en 2009, el gobierno de Raúl Castro, «con Fidel detrás, ha consolidado el cierre de las puertas del futuro para el pueblo». El premio Sajarov 2002 afirma que en «todos los ambientes sociales» se palpa una «vibración» que «se expresa de diversas formas en la calle, no precisamente con protestas», y que habla de «insatisfacción y deseo de cambios»

El presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (Ccdhrn), Elizardo Sánchez, asegura que en los próximos años -mientras no haya apertura democrática- «seguirán aumentando las manifestaciones de descontento y, en paralelo, la represión, porque el gobierno no hace nada real para mejorar la situación de las mayorías».

Adiós al silencio

La filóloga Yoani Sánchez, convertida en figura representativa de la blogosfera crítica, matiza que en los últimos años ya ocurrían estos incidentes, pero «quizás ahora nos podemos enterar al instante gracias a las nuevas tecnologías, el ciclo del silencio ha llegado a su fin». El 6 de noviembre, Sánchez fue golpeada por la Policía cuando se dirigía a un acto de artistas alternativos contra la violencia.

Este año ha sido especialmente duro para Cuba. Además de las consecuencias de la crisis global y del paso de tres huracanes en 2008, el país está prácticamente en bancarrota, ha reducido sus importaciones un 30 por ciento, no produce ni de lejos lo que necesita y ha recortado la cartilla de racionamiento. La dictadura comunista sigue mientras anclada en el inmovilismo. Raúl Castro advirtió en la última sesión de la Asamblea Nacional, hace una semana, que 2010 será un año «difícil» y que no está dispuesto a correr riesgos de «improvisación» al introducir cambios.

La isla no se puede permitir calma. El periodista Reinaldo Escobar, esposo de Yoani Sánchez, afirma de forma gráfica que Cuba «no está para homeopatía sino para una intervención quirúrgica urgente». Los Castro aplazaron sine die la celebración del Congreso del Partido Comunista, en el que debían marcar el rumbo del régimen. Un eventual relevo generacional de la gerontocracia que gobierna la isla se truncó el pasado marzo, con la destitución de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque cuando fueron sorprendidos en actitud crítica.

Fin del apoyo social

El apoyo social al Gobierno parece que poco a poco se debilita, pese a la política de terror. El copresidente del Grupo de Estudios de Cuba, Carlos Saladrigas, señala que la dictadura se enfrenta a «una doble debilidad, la económica y la social». El responsable de este «think tank» con sede en Miami destaca la importancia de la segunda, porque «la red de apoyo social del régimen está quebrantándose ante la falta de resultados y a éste le preocupa que haya una explosión social, y que los ciudadanos tomen la calle».

Oswaldo Payá apunta que el movimiento disidente pacífico está presente en todo el país, «incluso en el pueblo más apartado». Elizardo Sánchez advierte que las fuerzas de seguridad ya no sólo reprimen a la disidencia clásica sino «a todos los sectores de la sociedad, desde intelectuales, artistas, blogueros, rockeros, raperos, a gente que no trabaja para el Estado o que intenta acceder a internet».

Raúl Castro acaba de alertar que no tolerará «actividades provocadoras» en la calle. Las últimas maniobras militares han sido vistas como una advertencia para los que pretendan amotinarse. A pesar de todo ello, en la isla caribeña aún queda margen para el optimismo. «Ojalá 2010 sea el año que todos estamos esperando», es el mensaje navideño de Reinaldo Escobar.

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