DEIA / Entrevista Oswaldo Payá
“El cambio pacífico no es la tendencia mayoritaria en Cuba, así que tendremos que construirlo”
Premio Sájarov para la Libertad de Conciencia (2002), lleva 22 años opositando al Gobierno cubano. Hombre jovial, pausado, comedido, de fuertes convicciones, sigue tratando de buscar soluciones para una sociedad que se ahoga por momentos en una espera eterna
En el 221 de la calle Peñón, en Cerro Habana, reside uno de los opositores más carismáticos de la Isla. Desde fuera da la sensación de que la casa está deshabitada: ventanas cerradas, paredes desconchadas, rejas… Pero un pequeño timbre delata que hay vida tras el portón principal. La casa es la fortaleza de Oswaldo Paya y su familia, que se refugia en esas frágiles paredes ante la mirada escrutadora de los servicios de vigilancia del Gobierno de Castro, apostados en una casa cercana. Allí recibe visitas, atiende el teléfono y conversa con sus allegados, que se han acostumbrado a un modo de vida poco habitual. El recibidor está casi desnudo, con dos mecedoras de madera en una esquina y una escultura blanca adornando otro de los vértices del habitáculo; manos entrelazadas que buscan el horizonte y decenas de fotos de presos colgando de las mismas. Es el recuerdo de las personas que aún están presas en las prisiones cubanas; algunas fueron encarceladas por defender el Proyecto Varela, un proyecto impulsado hace ocho años por el Movimiento Cristiano de Liberación.
¿El Proyecto Varela sigue vigente?
Sí. Su propósito era el de fomentar un proyecto de ley que abogara por reformas políticas a favor de mayores libertades individuales. Recogimos las firmas necesarias para pedir la reforma pero el Gobierno nos tachó de subversivos, de traidores, y muchos de nuestros miembros fueron encarcelados. Una veintena de ellos aún siguen en prisión. Están deteniendo a centenares de personas que firmaron. Les ponen una cámara delante, les filman, les toman huellas dactilares, les hacen firman un acta para que se retracten… Eso está ocurriendo ahora en Cuba.
¿El MCL es clandestino en Cuba?
Está registrado en la Seguridad del Estado como algo que perseguir. Nosotros presentamos la solicitud de legalización en 1995, cumpliendo los pasos que pedía la ley de asociaciones, y nunca nos dejaron pasar del primer paso. Las agencias de prensa de Cuba, cada vez que hablan de nuestro movimiento dicen “el ilegal Movimiento Cristiano de Liberación”. No, no es ilegal, lo que es ilegal es perseguirnos.
¿Qué propugna su Movimiento?
La aprobación de los derechos de los cubanos, de su dignidad, la reconciliación con un espíritu muy abierto en cuanto a la solidaridad humana, pero muy nacionalista en cuanto a la defensa de nuestra identidad, de nuestra soberanía. Quizá este espíritu abierto es lo que nos trae el fuego cruzado contra nosotros. Mientras nos persiguen en Cuba hay blogs que nos silencian. No queremos ser un blog, queremos ser la voz de todos aquellos que no tienen blog.
¿A qué se refiere con lo de “fuego cruzado”?
Medios de prensa, algunos blogs y medios políticos han tratado de descalificar la oposición pacífica cubana, el movimiento cívico cubano, que sí está luchando casa a casa con mucho riesgo, con mucha pobreza, con mucha persecución, y eso ha tratado de ser minimizado y descalificado durante el último año.
En las últimas fechas asociaciones y movimientos que no están organizados como partidos políticos están alcanzando más peso mediático en el exterior de La Isla que la propia oposición. ¿Cómo ven ustedes esta nueva realidad?
Algunos acontecimientos desagradables, como la muerte de Orlando Zapata, han facilitado a las Damas de Blanco y a otras personas el acceso a los medios internacionales, pero nosotros no competimos contra eso. Esos son gestos de reclamo de derechos, de desafío al terror, pero el Proyecto Varela es una vía concreta para que los ciudadanos demanden el cambio en las leyes.
Parece que la desunión entre los grupos disidentes no ayuda a crear un movimiento opositor fuerte.
La unidad tiene que ser orgánica y con el pueblo, y nosotros hemos decidido apelar a los ciudadanos y mantener con el Foro Todos Cubanos una estrategia abierta, limpia, de movilización ciudadana, para demandar los cambios en las leyes, para demandar que las personas pierdan el miedo y se expresen. Pero la nuestra es una visión no revanchista, de no venganza, de conservar la salud y la educación gratuita, de comprensión y respeto a todo cubano, sea cual sea su historia, su experiencia, porque el cambio no se debe hacer sobre la base de victoria de unos sobre otros.
Eso puede molestar a algunos grupos de presión afincados en Miami.
Sí. No estamos hablando de privatización desenfrenada, sino del derecho a trabajar y a tener negocios y a tener empresas, pero no para caer en el capitalismo salvaje.
Es parte del ideario de la Revolución.
Sí, pero ahora estamos inmersos en el comunismo salvaje, donde hay una oligarquía que tiene todos los derechos, todos los privilegios, y los ciudadanos no tienen derecho ni libertad. Por ejemplo, la educación es gratuita, pero no es bueno usarla como un medio de dominación, con exclusiones, con presiones políticas sobre los universitarios, como un medio de opresión. Estamos defendiendo la escuela libre y gratuita, pero sin imposiciones.
Por tanto, no todo lo que arrastra la Revolución es malo.
Hay cosas buenas, pero nadie me puede decir que eso justifica el vivir sin libertad.
¿Y cómo viven estos acontecimientos los cubanos?
Se van comunicando cada vez más unos con otros. Van emergiendo con un nuevo espíritu, pero todavía la cultura del miedo se impone, y nuestro movimiento está diciendo: hay miedo al cambio, miedo al Régimen, y tenemos que superarlo, y eso se supera con la solidaridad y con esta visión de cambio que está en el Proyecto Varela. Hay camino pero tenemos que transitarlo.
¿Está la sociedad cubana dividida?
Está con miedo. Hay una estructura y unos mecanismos que abarcan todo: desde los círculos infantiles, las escuelas, los centros de trabajo, cada cuadra… El totalitarismo no es una entelequia, es un mecanismo de control y de opresión, no sólo para impedir que los ciudadanos se expresen, sino para obligarles a expresarse de determinada forma. Es un daño antropológico precisamente por eso; cuando decimos que el sistema es perverso no es porque queremos ofender a los que nos oprimen, sino porque es perverso convertir a la víctima en actor de su propia opresión y de la opresión hacia su hermano y prójimo.
Su Movimiento está impregnado de un profundo sentido humanista. ¿Por qué?
Estamos proponiendo una visión integral de cambio, no fundamentalista. Integral porque abarca todo lo humano, para conservar lo bueno pero para superar lo malo. Este cambio pacífico hay que construirlo, porque no es la tendencia mayor en Cuba debido a la arrogancia del Gobierno, por lo aplastante de su propaganda, porque tiene cerradas las fuerzas del futuro mientras el pueblo de Cuba lo que quiere es cambio, una nueva vida, derechos, libertad, reconciliación.
¿Tienen relación con los disidentes del exilio?
No estamos en competencia con otros grupos, y les decimos a los hermanos del exilio que son parte de este pueblo, pero que el escenario del cambio está aquí.
En la actualidad, ¿cuál es la prioridad de su Movimiento?
Priorizan -y esto lo decimos junto con los prisioneros- los derechos para todos los cubanos, y dentro de esa prioridad está la liberación de los presos políticos, porque la prisión de nuestros hermanos es el signo de la prisión mayor que tienen todos los cubanos. Dicho de otra manera: ellos están presos porque los cubanos no tienen derechos.
¿Sigue afectado por la muerte de Orlando Zapata?
Desde luego. Y que quede claro: Orlando no murió por reclamar privilegios. No, Zapata muere heroicamente después de ser acorralado, torturado, y usando la huelga de hambre como el último y único recurso para defender su vida y su dignidad. Si -como dice el Gobierno cubano- Zapata fue un delincuente… ¿Cuándo lo condenaron por eso? Orlando estaba en el Parque Central hablando del Proyecto y eso no se lo perdonaron, y después lo trataron con racismo, porque en este ambiente de la jerarquía represiva hay quien no soporta que un negro tenga sus propias ideas.
¿Qué tipo de apoyo reciben?
Poco. Pero cuidado, la solidaridad que reclamo no es una injerencia, porque los derechos que exigimos son universales. Por ejemplo: ¿Por qué un cubano tiene que pedir permiso para salir o entrar en su país? ¿Por qué un vasco puede tener una empresa en Cuba y un cubano no? Pedimos ayuda, pero que no se escandalicen porque un disidente la reciba para sobrevivir, cuando hay millones de cubanos que reciben esa ayuda. Incluso miles de miembros y dirigentes del Partido Comunista.
¿Cómo es un día normal de Oswaldo Paya?
Nos levantamos a las seis de la mañana. Voy a pie hasta mi trabajo -soy especialista en equipos médicos-. Llevo 26 años en esto y me gusta porque tiene una vinculación directa con los seres humanos y con la salud de las personas.
¿No le ponen obstáculos a la hora de realizar sus tareas diarias?
La seguridad del Estado tiene una injerencia permanente; visitan mi centro de trabajo, han dado órdenes de que no se me deje ir a los hospitales, me prohíben salir para que no me relacione con más enfermos y con médicos. Además, tratan de que algunos compañeros y mis superiores me vigilen. Pero yo no ando mirando quién es del Partido Comunista y quién no. Los considero a todos mis compañeros.
Y cuando llega a casa…
Recibimos muchas llamadas, además de visitas de las familias de los prisioneros. El acompañamiento humano es importante. Son personas reales que luchan a nuestro lado. Esto hace madurar nuestras vidas, tanto afectiva como políticamente. No te voy a detallar mucho por no comprometer a más personas. Hay gente de la Seguridad del Estado que me vigila en las casas de alrededor. El teléfono también lo escuchan.
Pero dejan que se comunique con el exterior. Recibe visitas de periodistas extranjeros…
Sí, aunque a veces suspenden la comunicación telefónica. Y algunos periodistas ya han sufrido el acoso de los aparatos del Estado tras haberme visitado.
¿Le han detenido en alguna ocasión?
Me han detenido y me han liberado. He tenido más suerte que mis hermanos, que siguen en prisión.
Ha podido irse de Cuba en varias ocasiones. ¿Por qué no lo ha hecho?
Aquí está mi vida. No sé si podría irme, pero no lo estoy intentando.