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y articulo relacionado en el blog de Pedro Pablo Alvarez
No sé si por encargo o por su iniciativa, una persona llamada Álvaro Rojas a quien no recuerdo conocer en Cuba, ni en la Iglesia ni en la disidencia, responde a nuestra declaración Transparencia para Cuba, juzgando mis motivaciones. El o a sus inspiradores basan su respuesta, no tanto en argumentos diferentes, algo que es su derecho, sino haciendo un juicio de intención al sentenciar que hablo así por que no estoy preso.
Nuestra declaración es por un diálogo en Cuba con todos los cubanos y sobre todo por la liberación de los prisioneros políticos y la apertura de los derechos ahora, con diálogo o sin diálogo. Pero esa exigencia es al gobierno y no a la Iglesia. Recordemos que es por hablar así, durante décadas, que muchos están en prisión y otros vivimos bajo acosos contra nuestras familias y peligros que no hace falta describir.
Sabemos que Transparencia para Cuba no puede ser respondida por el gobierno o por otros, directamente, porque nadie puede explicar porque se les siguen negando los derechos a los cubanos y porque están en prisión personas que solo han defendido pacíficamente los derechos humanos. Esto no lo puede anular el torcido artículo de Álvaro Rojas, que trata de confrontarme con la Iglesia, omitiendo esa esencia de Transparencia para Cuba.
Recuerdo que el Gobierno de Cuba para evitar que se publicara Transparencia para Cuba, de la que supo porque escucha mi teléfono, envío agentes a la casa de Rosa Rodríguez miembro del MCL y la amenazó con encarcelarla si “Payá lanzaba esa declaración”. Al día siguiente trasladaron al hijo de Rosa de la prisión de Aguadores en Santiago de Cuba, para el cuartel de la Seguridad del Estado, mientras el joven que tiene enfermedades mentales gritaba “me llevan para torturarme otra vez”.
Hay una afirmación en el artículo de Rojas que dice así: otros, en cambio, parecen preferir anclarse en el “no diálogo – no solución, como Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano liberación y laico católico. (fin de la cita de ese artículo publicado por algo que se identifica como Aceprensa y que, aunque se parece mucho o se quiere parecer, no es Aciprensa, la agencia de Católica de Información. Hasta eso es significativo) VER ARTÍCULO AL FINAL DE ESTA PAGINA
Esa afirmación es una mentira profesional, digna del periódico Granma, que omite y tergiversa la verdad. Ya algunas manos se encargan de bloquear mis mensajes, que envío a través del correo electrónico de mi hermano Carlos Alberto en España, para que no lleguen a destinatarios de la Iglesia en Cuba.
Es el Movimiento Cristiano Liberación quien más ha impulsado iniciativas de diálogo en medio de la represión, de las ofensas y descalificaciones, del boicot y también del silencio de otros que ni siquiera se daban, ni se dan por enterado. El chantaje de que debo callarme porque no estoy preso nunca lo he aceptado, como no lo aceptan los propios prisioneros políticos, mis hermanos. Este comentador, que tampoco está en prisión, ni parece en peligro de estarlo, habla como si los presos estuvieran detenidos desde ayer y no por más de siete años. Algunos, llevan mucho más tiempo en prisión. Hemos dicho claramente que es el gobierno quien los mantiene presos injustamente y no la Iglesia y que deben ser liberados inmediatamente porque son inocentes. Quizás sea eso lo que les moleste. Es más, después de esa declaración, hemos recibido de muestras de apoyo de muchos laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas y que yo sepa, el respeto de todos en la Iglesia, que yo sepa. De esa iglesia soy parte y con ella he sufrido la persecución y vivo la esperanza. Me parece que tanta intriga como la que hay en este artículo de Rojas, está fuera de espíritu que nos une en la iglesia en Cuba. No nos conocen.
Cuba, ya vive sumida durante más de 51 años en la nube de la mentira y el miedo. Si, reclamamos transparencia para Cuba, la verdad para los cubanos, la voz y los derechos para todos y la pronta liberación de todos los prisioneros políticos. ¿Por que no los derechos, ahora, para los cubanos?
Oswaldo José Payá Sardiñas
Coordinador del Movimiento Cristiano Liberación
La Habana, 5 de Julio de 2010
ACEPRENSA: sobre Oswaldo Payá: ”Otros, en cambio, parecen preferir anclarse en el “no-diálogo/no-solución”, como Oswaldo Payá, valga decir, por cierto, que Payá está en libertad
“Otros, en cambio, parecen preferir anclarse en el “no-diálogo/no-solución”, como Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano de Liberación y laico católico. …….Valga decir, por cierto, que Payá está en libertad, y que su percepción de la oportunidad no es seguramente la misma del que cumple una condena, o la del enfermo, ingresado en un hospital en la cárcel, que prefiere lógicamente pasar su convalecencia en casa o un centro de salud cercano.”
La nota oficial expresaba que habían intercambiado sobre “diversos temas de interés común, en particular el favorable desarrollo de las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado cubano, así como la actual situación nacional e internacional”. Y algunos detalles salieron a la luz en horas de la tarde, durante la rueda de prensa convocada en el arzobispado de La Habana: entre los temas abordados durante más de cuatro horas, estuvo la situación del grupo de presos “que algunos llaman de conciencia, otros llaman políticos, [a los] que oficialmente se les llama contrarrevolucionarios”, según precisó el cardenal Ortega ante la insistencia de una reportera.
Las autoridades cubanas aseguran que estas personas han sido debidamente juzgadas y condenadas en virtud de las leyes vigentes, por ser “agentes pagados al servicio de EE.UU.” para intentar desestabilizar el sistema político-económico de la Isla.
En la conversación con el jefe de Estado cubano no se habló de plazos concretos para eventuales liberaciones, pero el purpurado dio fe de que el tema de los presos “se está tratando seriamente”, y de que los contactos proseguirán. Como muestra de esta voluntad, citó al mandatario, quien les había asegurado: “Nos tendremos que encontrar en otras ocasiones y seguir adelante”. Los resultados de las pláticas se fueron viendo en los días siguientes, con el traslado de 12 de esos reclusos a cárceles cercanas a sus lugares de residencia, y la puesta en libertad de otro de ellos.
A FAVOR DE LOS PRESOS
Son signos interesantes. La Iglesia cubana, comprometida en la búsqueda del bien común, no forja una alianza con el gobierno –“la posibilidad de actuar en la sociedad, de servir a los hombres y mujeres que viven en nuestro país, no depende de un pacto social expreso o tácito de la Iglesia con el Estado”, ha señalado el cardenal cubano–, pero sí se emplea a fondo para bajar las tensiones y asume el rol de eficaz interlocutora.
Precisamente en torno a esos días, representantes de la jerarquía eclesial visitaron en el centro de la Isla al opositor Guillermo Fariñas, empeñado desde febrero en seguir una huelga de hambre con la exigencia de que se libere a una decena de presos que, según dice, se encuentran “gravemente enfermos”.
Inicialmente hostil al pronunciamiento de la Iglesia sobre lo evitable de la muerte –también por abstenerse de alimentos– del recluso Orlando Zapata, acontecida el 23 de febrero, Fariñas ha ido modificando su postura: ha recibido a los pastores que lo han visitado y le han pedido confiar en la gestión eclesial. Con el acercamiento de presos y la liberación ocurrida, el huelguista ha llegado a manifestar que “si ellos (la Iglesia) dicen que hay que tener paciencia, pues tengamos paciencia”.
SI EXCLUIR A OTROS INTERLOCUTORES
Otros, en cambio, parecen preferir anclarse en el “no-diálogo/no-solución”, como Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano de Liberación y laico católico. En un comunicado emitido el 17 de junio, dijo: “No es justo con el pueblo de Cuba, ni con la fiel y sufrida Iglesia, que algunos pastores acepten el papel de ser interlocutores únicos del gobierno, aceptando y practicando así la condición de exclusión que este impone”. “La disidencia –añadió– es mucho más que una temática que pueden tratar el gobierno y otros representantes sin escucharnos o considerarnos”.
Valga decir, por cierto, que Payá está en libertad, y que su percepción de la oportunidad no es seguramente la misma del que cumple una condena, o la del enfermo, ingresado en un hospital en la cárcel, que prefiere lógicamente pasar su convalecencia en casa o un centro de salud cercano.
Queda fuera de lugar cualquier “exclusividad dialogal” que se haya “atribuido” la Iglesia. Su objetivo expreso ha sido lograr un alivio o el fin del confinamiento de estas personas, y en ninguno de sus mensajes se descubre el tan extraño propósito de segregar a otros eventuales participantes.
“Creo que en ningún momento los obispos de Cuba, ni entre los obispos ninguno en particular, tengamos ese sentido de exclusión, como si fuésemos los únicos que estamos en estos momentos en disposición de realizar este tipo de conversación”, afirmó, citado por agencias de prensa, Emilio Aranguren, obispo de la oriental provincia de Holguín y presidente de la Sección Justicia y Paz, de la Conferencia de Obispos Católicos.
LA MEDIACIÓN NO ES NUEVA
Por otra parte, si la actual etapa de diálogo Iglesia-Estado es acogida como novedad (por la diversidad de temas), no lo es tanto la intercesión a favor de los presos. Como recordó el Cardenal Ortega, ya en los años 80 salió de la cárcel buen número de ellos, gracias a la mediación de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU., y partieron con sus familiares hacia aquel país, con pasajes pagados por la Iglesia. Más recientemente, en 1998, otros fueron liberados y emigraron, gracias a una petición del Papa Juan Pablo II durante su visita a la Isla. Incluso se han hecho gestiones, hasta hoy sin fruto, a favor de cinco cubanos encarcelados precisamente desde 1998 en EE.UU., tras haber infiltrado a grupos violentos en la Florida.
La Iglesia cubana, a la que el gobierno del presidente Raúl Castro –y esto es de subrayar– solicitó por primera vez su mediación para presentar una oferta a las Damas de Blanco (esposas de los presos procesados en marzo de 2003, que los domingos suelen caminar en grupo por una vistosa avenida capitalina), es consciente del rol que le ha tocado en este momento, y apuesta por el diálogo. De hecho fue ese uno de los tópicos dominantes en la recién concluida X Semana Social Católica, en la que académicos residentes en el país y otros emigrados, así como laicos de varias diócesis cubanas, convinieron en que, demográficamente, los grupos pro-diálogo en la orilla norte del estrecho de la Florida han ido ganando terreno. Las iras de antaño ceden.
DAR TIEMPO AL DIÁLOGO
Por eso la Iglesia pide –incluso a los medios de prensa– que se dé tiempo al diálogo, en el que unas áreas pueden ir concluyéndose mientras otras se mantienen en el tapete. Una disposición apoyada por la Santa Sede, cuyo secretario para las Relaciones con los Estados, monseñor Dominique Mamberti, visitó la Isla del 16 al 20 de junio y recibió una calurosa acogida por parte del gobierno. El canciller Bruno Rodríguez, preguntado sobre las pláticas entre las autoridades y la Iglesia local, apreció el “papel constructivo” de esta, y dijo ver “todas las condiciones para que (…) continúen estos fructíferos intercambios”.
Monseñor Mamberti les insistió a los prelados cubanos en mantener una actitud de escucha y respeto en el nuevo escenario. Para ellos, “si el proceso es vital, no se va a detener”, según aseguró monseñor Juan de Dios Hernández, obispo auxiliar de La Habana. Es justamente lo que desean los fieles católicos, y muchos otros cubanos de buena voluntad.