En la provincia tunera del Oriente de Cuba realice mi trabajo como Gestor del Proyecto Varela. Corría el año 2001, era imprescindible que el pueblo supiera que se podían cambiar las cosas si reconocían como medio un referendo constitucional.
El Proyecto Varela ya venía desde años penetrando en la conciencia del pueblo, ante una necesaria alternativa. La persecución por ejercer el derecho ciudadano de gestionar pueblo por pueblo, casa por casa la disposición de donar mediante la firma un eslabón a la dinámica de cambio, se hizo más intensa. Durante este periodo recogí firmas al lado de mi esposa Melba Santana que años antes había sido expulsada de su trabajo por compartir mis ideas.
Mi matrimonio tenía a su sostén cuatro personas incluyendo un nieto, por lo que tenía que ingeniármelas para ir al mar a tirar redes, así ganar algún dinero, muchas veces perdí la malla y pague multas, porque está prohibida la pesca en mi país, a no ser la desastrosa e indiscriminada labor del ministerio pesquero.
Mi miedo era ver morir a mi familia de hambre y sin poder comprar las medicina o el vestuario entre las mínimas e indispensables cosas, también mis ojos veían a diario que muchos sufrían como yo o más, pero el miedo mayor era no luchar a favor de un proyecto que convertiría la Patria que estaba envuelta en injusticia, en una renaciente Republica Democrática.
Así, mi dolor encarnado lo reflejaba a la hora de hablar para que los ciudadanos entendiesen qué proponía el Proyecto Varela. El no tener libertad para pensar y hablar, de crear organizaciones y que sean participativas de las decisiones en la Isla, donde hay una dictadura es bochornoso, como bochorno es que que no podamos emprender pequeñas y medianas empresas para eliminar un poco la pobreza familiar.
Cuba tiene un gobierno que ha omitido la palabra Elecciones durante un periodo que pasa las cinco décadas, por lo que nadie puede ser elegido ni proclamarse a si mismo para la presidencia. Castro dijo: Yo soy yo, el único …, cierto que es el único, pero el único que le ha creado el terror a una formula ciudadana para que los hombre segado de esclavitud y de credos no puedan marchar por el decoro humano.
En los días lluvioso de Cuba yo remendaba zapatos, muchos trabajos no cobraba a cambio de una atención a mi palabra de gestor, que era la palabra de todos y una energía vital escondida que ya despertaba la curiosidad de los más incrédulos.
Por aquellos días Luis Enrique Ferrer del MCL me había regalado un hermoso pulóver, solo horas después lo vendí para comprar el arroz de la única comida del día que habría en mi casa. Mi esposa me peleo, también algunos amigos, más yo a escondida reí de alegría , fue uno de los días que mayor tiempo pude dedicarle al Proyecto Varela y recogí no solo más firmas que nunca, logre también que varios se sumaran como gestores del proyecto. No obstante me sentía sensible al recuerdo de quien dio un regalo ceñido a la hermandad.
Mi pueblo de a pie no puede ni siquiera pasar temporadas en la Habana de los cubanos, mi gente tiene prohibido salir del país, volver a sus raíces y que se les respete su nacionalidad en dependencia de donde residan, hombres y mujeres son reprimidos al buscar armonía espiritual y material .
Por defender el código de derecho a la vida digna fui golpeado, acosado y desterrado a la propicia de Santa Clara durante un año, libros recogen esta historia y mi rostro da fe del sacrificio.
Un logro de los cubanos es que el Proyecto Varela que propone el MCL, es loables para una transición, otro es que el pueblo reconoce su autenticidad,
Luego de varios años de cárcel y hoy en el destierro siguen viajando mis ideas, dando apoyo para que la firma del PV sea no solo un eco permanente, también la confianza del futuro a corto plazo.
Entre todos maduremos la esperanza y el amor para que reine el decoro en la humanidad.