Carlos Herrera. ABC. Un disco cubano muy especial

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Óscar Gómez tuvo, una vez más, una idea; esta vez a medias conCarlos Payá, representante en Europa del Proyecto Varela. Productor y creador de los mejores discos de los últimos años en habla hispana, cubano de origen y español de traza y costumbre, Óscar creyó que había que hacer algo por los cubanos excarcelados y desterrados por el régimen de los hermanos Castro. Después de varios años en las siniestras prisiones cubanas, una pequeña parte de los hombres que fueron encerrados por delitos de conciencia -aún se encarcela en el mundo por opinar distinto que el dictador- fueron liberados después de la mediación de la timorata Iglesia cubana y puestos en la frontera aérea del aeropuerto José Martí sin siquiera poder pasar por su domicilio. A cambio de la libertad, el sistema les imponía la expulsión de su país, de su tierra, de su ciudad, de su familia, de su memoria, de sus cosas, de sus paisajes, de sus olores y de su miseria. España cedía su territorio como acogida de unos hombres llamados a ingresar en un perfecto limbo jurídico: expulsados de su lugar de nacimiento, sin su pasaporte siquiera, eran recibidos en otro país cuya administración los dejaba en la nada documental. Sin trabajo, sin quehacer y fuera de la circulación, su situación -infinitamente mejor, en cualquier caso, que en una cárcel habanera- merecía la atención de aquellos que han hecho de la libertad de los individuos una bandera personal. Y allí estaba Óscar: ¿hacemos un disco en beneficio de esta gente? Lo hacemos: Un disco muy especial. Y en ese disco tan especial se encuentran artistas cubanos que han desarrollado su trabajo fuera de la isla, alguno que queda dentro y tres españoles que han tenido el valor de dar un paso al frente y ceder una de sus creaciones para la causa de la libertad en Cuba. Celia Cruz -que jamás pudo volver a su casa-, Olga Guillot -que murió exiliada en Miami-, Jon Secada, Lucrecia, Gloria Estefan o Paquito D´Rivera -el genial saxofonista de jazz latino- han brindado sus canciones. Eskuadrón Patriota, desde el interior, ha cedido un impresionante testimonio llamado Decadencia que invito a escuchar como paso previo al asombro. Y tres autores, como Alejandro Sanz, Nacho Cano y Luis Cobos, han abandonado la habitual flojera artística española con el régimen castrista para significarse por los hombres libres, en apoyo de las reivindicaciones de un proyecto, el Varela, que pide consultas populares en Cuba para que los ciudadanos puedan manifestarse sobre cuestiones tan básicas como el libre tránsito de personas, el sufragio universal o la libertad de iniciativa comercial. El creador del proyecto es Oswaldo Payá, habanero nieto de españoles que propone acercar posturas, familias de uno y otro lado y visiones distintas del mundo. Todo ello sin excitar venganzas ni ajustes de cuentas. Ha recibido el premio Sajarov, varios doctorados honoris causa y ha sido candidato al Príncipe de Asturias de la Concordia, entre otras muchas distinciones. También ha sido encarcelado y repudiado, claro.

Cuando uno adquiere este disco en los comercios o mediante elInternet –http://www.cubaenarmonia.org/– no se hace solo con una joya de la mejor música cubana con perlas hispanas, sino que ayuda a quienes no pueden tener otra cosa que el campo para correr. Ayuda a los que luchan desde dentro de la isla por alcanzar la libertad pendiente y a los desterrados a España por un sistema que los encarceló por atreverse a discutir los principios inamovibles de una dictadura longeva y atroz. Es un disco a favor de unos cubanos, no en contra de un país, sí en contra de quienes cercenan la libertad y la dignidad de unos hombres y mujeres llenos de hartazgo y también de esperanza.

Resulta reconfortante que artistas españoles hayan sidovalientes y se hayan retratado a favor de las libertades individuales. Todo mi respeto para ellos y todo mi repudio para los cobardes o colaboracionistas que llevan años siendo cómplices del sistema, beneficiándose de él o colaborando como papanatas con la represión de una nomenclatura tiránica. No hablo de quienes van a cantar a La Habana, ya que los ciudadanos merecen escuchar, al menos, a sus artistas favoritos. Hablo de los que han babeado miserablemente ante la poltrona revolucionaria comunista. Los otros, los que están en este disco, sean de donde sean, merecen el favor de la historia. Llegará el día en que muchos lamentarán no haberse dado cuenta a tiempo del lado del que había que estar.

El disco es una joya, no se lo pierdan.

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