Enviamos saludos solidarios desde Cuba a este Foro de la Universidad de Humboldt al que he sido invitado, pero una vez más no puedo asistir porque en mi país viajar no es un derecho reconocido por el gobierno.
Mis primeras palabras son para los Prisioneros de la Primavera de Cuba, más de 80 luchadores encerrados en jaulas, o más bien en cajones, porque hasta en las jaulas puede entrar la luz y el aire. Están confinados a un espacio de poco más de metro y medio de ancho por 3 metros de largo. No pueden estirar los dos brazos porque tocan las paredes. Las puertas en la mayoría de los casos están tapiadas o con un enrejado tan tupido que apenas se puede ver a través de las rejas. Calor, mosquitos, ratas, comidas siempre malas y muchas veces descompuestas, acompañan su vida diaria. La mayoría no puede llamar por teléfono y su correspondencia es bloqueada. Los han distribuido en cárceles lo más lejanas posible de sus casas para hacer sufrir a sus familias, pues en Cuba trasladarse es una misión penosa y difícil. Esta descripción de este sistema de terror, de crueldad dosificada, pudiera ser ilustrada con muchísimos ejemplos de sufrimiento, pero lo más importante ha sido el testimonio de estos prisioneros que en su mayoría no se doblegan, siguen defendiendo sus convicciones y alientan a los que seguimos luchando fuera de las prisiones. Es un combate definitivo entre el poder de la mentira y el terror por una parte y el espíritu de la liberación por la otra.
Ahora debemos preguntarnos ¿Por qué están presos?
Los alemanes que tengan buena memoria recordarán en que consiste la cultura el miedo, que se desplomó hace 14 años en Europa, pero que, en Cuba, aunque agonizando, aún está presente. El régimen de Fidel Castro fundamenta su poder en ese miedo de los ciudadanos, a los cuales había educado para la simulación y el sometimiento. El movimiento de oposición pacífica comenzó siendo un testimonio personal de liberación de ese miedo hasta convertirse en una corriente cívica de diversas expresiones en medio de una gran diversidad de ideas, movimientos, pequeños partidos y periodistas, que emergían desde la profundidad del pueblo expresando el disgusto y los anhelos de la mayoría de los ciudadanos. El Proyecto Varela, consiste en una petición de referendo que realizan los ciudadanos para decidir si la ley cambia, de manera que garantice la libertad de expresión y la libertad de asociación, una amnistía para los prisioneros políticos pacíficos, que los cubanos puedan tener sus propias empresas y sindicatos, y que los trabajadores puedan contratarse libremente.
Además, una nueva ley electoral que garantice que los diputados puedan ser nominados y elegidos democráticamente, cada uno entre varios candidatos, ya que la ley electoral actual establece solo un candidato por cada puesto a diputado y finalmente, elecciones libres y democráticas. Como todos sabemos, el gobierno cubano alardea de un supuesto apoyo popular mayoritario, por eso el Proyecto Varela propone un referendo, para que el pueblo decida soberanamente. El referendo no preguntaría si los cubanos tenemos o no esos derechos. Esto último es la versión falsa que ofrecen algunos pocos que con identidad de opositores dentro y fuera de Cuba se dedican a boicotear ese Proyecto y a sembrar la desconfianza en él, como si este fuese una cooperación solapada con el régimen. Este referendo se refiere al cambio necesario en la ley. Como el régimen afirma que el pueblo escogió ese sistema legal que no garantiza los derechos, el referendo clarificaría la verdadera voluntad popular. En 1996, redacté el Proyecto Varela, y ya en 1997 comenzamos a recoger las primeras firmas. En 1998, cuando la visita del Papa, lanzamos la primera gran recogida de firmas para pedir el referéndum de este Proyecto.
En noviembre de 1999 redacté el manifiesto TODOS UNIDOS, que presenté en una reunión de líderes disidentes realizada bajo fuerte represión de la Seguridad. Este documento fue aprobado como documento de unidad y se constituyó en la base de la Oposición Pacífica. Esta unidad no consistía, ni consiste, en un bloque, si no en unidad para los proyectos que se acordaran en conjunto. TODOS UNIDOS no fue organizado como una estructura, o ha elegido ningún ejecutivo ni ningún líder como dirigente, ya que no fue ese el manifiesto inicial. El único proyecto acordado por la inmensa mayoría de los firmantes del documento TODOS UNIDOS, ha sigo el Proyecto Varela.
El 6 de marzo del 2001 los firmantes de TODOS UNIDOS convocaron a todos los cubanos a firmar el Proyecto Varela. Ya el Proyecto no sería de un movimiento o de un grupo si no un movimiento ciudadano. Comenzó una fuerte ola represiva dentro de Cuba, y maniobras de todo tipo, que hoy se comprende que eran realizadas por personas con cobertura de opositores pero que respondían a la Seguridad del Estado. Este método de ataque a nuestro Proyecto sigue siendo empleado, más de nada les vale, porque el Proyecto Varela es un proceso liberador y abierto, contra el que no pueden los recursos de mentira y terror de la Seguridad del Estado, como no pudieron os recursos de la Stassi contra el movimiento cívico a finales de la década de los 80 en la Alemania sometida por el comunismo.
Los guías espirituales del exilio cubano, obispos, sacerdotes, pastores católicos y protestantes, llamaron a todos los cubanos a apoyar el Proyecto Varela. Por primera vez la mayoría de los exiliados cubanos apoyaron un proyecto de cambio pacífico nacido dentro de Cuba. No obstante, una minoría de agrupaciones y personajes con cuantiosos recursos económicos e influencias en los medios de comunicación, han seguido atacando el Proyecto Varela desde Miami. El ataque de estos extremistas se une al de los agentes de la seguridad con identidad de opositores y al de todos los medios de difusión del gobierno cubano enfocados en atacar al Proyecto.
El 10 de mayo del año 2002, junto con Antonio Díaz y Regis Iglesias, estos dos últimos hoy en prisión, entregamos en la Asamblea Nacional del Poder popular 11,020 firmas que apoyaban el Proyecto Varela. El resultado ha sido que por primera vez los cubanos dentro y fuera de Cuba tienen una esperanza y un camino de cambio pacífico. El gobierno ha reaccionado con una gran ola represiva, movilizaciones y cambios en la Constitución. Pero estos cambios en la Constitución no eliminan los artículos en que se apoya el Proyecto Varela, el Proyecto sigue teniendo base constitucional y aun cuando la Constitución esté llena de contradicciones, el pueblo no tiene contradicción con sus derechos. Desde los primeros meses del año 2002 ya decenas de líderes opositores y otros compatriotas habían creado el Comité Ciudadano Gestor del Proyecto Varela. Al margen de las intrigas de la seguridad del estado, el susodicho Comité supo crear en todo el país cerca de 200 equipos de ciudadanos que trabajan arduamente y con éxito en multiplicar el apoyo al Proyecto.
¿Por qué relatamos esta secuencia?
Porque en ella se descubre que aún en medio de la represión miles de ciudadanos seguían y siguen firmando el Proyecto Varela. Contra esta voluntad de nada sirven los recursos de mentira y terror empleados por el régimen. Ya desde diciembre de este año 2002 una decena de miembros del Movimiento Cristiano Liberación y dirigentes el Proyecto Varela fueron detenidos. En el mes de marzo, cuando el régimen descubre que este movimiento tiene amplia base entre los ciudadanos, decide asaltarlo y encarcela a otros 78 disidentes. En total son unos 85 encarcelados este año, de ellos más de 50 son líderes del Proyecto Varela.
Ahora pueden comprender ustedes porque el régimen lanzó esta ola de represión desesperada. Nunca se había producido un movimiento ciudadano, como el del Proyecto Varela. Pero hay algo nuevo, aún después de esta ola represiva los ciudadanos continúan firmando el Proyecto y el Comité ciudadano se ha reorganizado en todo el país. Eso es lo nuevo, lo liberador, ya el terror no paraliza.
El Proyecto Varela no crea las contradicciones y los problemas que existen dentro de Cuba, si no que propone la solución pacífica y ordenada que la mayoría de los cubanos desea. No es de derecha ni de izquierda, no es un programa político, es el proyecto de los derechos humanos y la reconciliación, que no excluye a nadie. Por eso el gobierno teme que los cubanos lo conozcan.
¿Por qué?, porque el régimen no tiene ningún proyecto de futuro y los cubanos ya no esperan nada dentro de este régimen, que sólo tiene como contenidos, mantener el poder absoluto de Fidel Castro hasta su muerte y preservar los privilegios y las riquezas de la nueva oligarquía. Este no es otro tema, sino la raíz del primero, Cuba es un país de ricos y pobres, donde la minoría que tiene el poder político y militar se ha convertido en la clase rica y privilegiada, que esperan ser, como lo han sido en la Europa excomunista, los futuros potentados capitalistas. Mientras tanto dicen al pueblo «Socialismo o muerte» y someten la mayoría a la pobreza y persiguen hasta los intentos más elementales de supervivencia económica de las familias.
Nunca hemos apoyado el aislamiento, pero a estas alturas es un insulto a nuestra dignidad y a nuestra inteligencia que nos digan que el turismo y la inversión extranjera son un factor de cambio hacia la apertura en Cuba. Estos dos factores e inclusive los intercambios culturales entran en Cuba bajo las reglas del juego de un orden que excluye a los propios cubanos, los
explota y los humilla en un verdadero apartheid. Por lo que esos factores, aunque no fuera la intención de sus protagonistas, se han convertido en un factor de sostenimiento de este orden sin derechos. Es un mito inaceptable y de carácter racista la afirmación de que los cubanos, por tener la educación y la salud gratuitas, tenemos que renunciar a los derechos civiles. Es como si por ser cubanos o latinos, los otros derechos no los mereciéramos. Hay que decir que la educación se convirtió en un mecanismo de dominación de la persona, y que los logros en esos campos se deterioran cada vez más.
También hay que decir que, por haber perdido la posibilidad de ejercer los derechos civiles, el pueblo ha sido condenado a la pobreza. Los cubanos tenemos todas las capacidades y potencialidades para construir, desde el ejercicio de todos los derechos, nuestro propio proyecto de justicia social y realizarlo. Quien quiera ser solidario con el pueblo cubano y respetar su autodeterminación: Que exija la liberación de los Prisioneros de la Primavera de Cuba y que apoyen el movimiento ciudadano por los cambios pacíficos que ha abierto el Proyecto Varela.
Muchas gracias.
La Habana, 30 de septiembre del 2003.