Nada habíamos esperado de Bergoglio. El Papa iba de visita a Cuba y pedimos a Francisco que abrazara a nuestros presos, a nuestros perseguidos por causa de la justicia. Le pedimos que se acercara a quienes luchan por todos los derechos para todos los cubanos, a quienes son un evangelio viviente, quienes trabajan por la liberación, la paz y la reconciliación de los cubanos.
Pero esta vez Bergoglio prefirió pasar a saludar a quienes han hecho las leyes amargas, robado al pueblo hasta dejarlo pobre y sometido, a los criminales que han dado muerte al inocente. Bergoglio prefirió visitar a Herodes. Por esta vez no hubo una palabra para los exiliados, esos desplazados por el odio de quienes oprimen a nuestra isla, esos de los que han muerto miles en el mar, por el efecto voraz de las olas o por la monstruosa decisión de los anfitriones de Bergoglio.
La visita del Papa era pastoral; aunque el mensaje liberador del Evangelio se omitió, sí hubo tiempo para recordar a quienes trabajan y reciben paga de esclavos, y que en Europa el capitalismo trae el efecto no deseado del desempleo.
En fin, que Bergoglio estuvo en Cuba, pero no nos visitó. No recordó a los mártires, pero sí tomó un cafecito en familia con los criminales.
Eduardo Cardet, Yordan Mariño, Armando Peña, Rosa María Rodríguez, Ibars González, Luis Manuel Rodríguez, Berta Soler, Ángel Moya y muchos, muchos más fueron represaliados.
El pobre argumento de quienes aseguran que el embargo norteamericano es el culpable de la falta de derechos de los cubanos se deshace por sí mismo ante la abrumadora cifra de arrestos, presiones y maltratos a la oposición interna durante las escasas horas que pasó Su Santidad en Cuba. Si el embargo es el responsable de que un régimen sea dictatorial, autoritario y criminal, entonces tendríamos que coincidir en que no deberían realizarse más visitas pastorales de obispos romanos a la isla, el saldo de la represión de estos días mejor evitárnoslos en el futuro, más si no va a haber una sola voz que desde la Iglesia se solidarice con las víctimas.
La vida de los cubanos también importa, los cubanos también tenemos derecho a los derechos. No puede haber reconciliación sin arrepentimiento, sin constricción, sin justicia, sin liberación. Eso no es la reconciliación, eso es abyección. Es nuestro propósito y anhelo la reconciliación, nuestra disposición sincera es al diálogo con todos, un diálogo de y entre todo el pueblo cubano para que los ciudadanos rescaten la soberanía popular expresada libremente con su voto. No estamos dispuestos a entregar al César nuestra conciencia y nuestra libertad como hijos de Dios, como Pueblo de Dios y que nos fue dada por Dios.
Regis Iglesias es portavoz del Movimiento Cristiano Liberación