75 solo es una cifra, un numero caprichoso sin mayor importancia. Lo fundamental es la causa, la causa que 75, 75,000, 750,000 o 13 millones de cubanos están llamados a defender coherentemente con dignidad, la causa de la libertad. Unos así lo han hecho así lo hacen y harán, otros no tanto, desde el inicio de la lucha por la libertad de nuestra patria.
Si a mi me preguntan hubiera preferido ser mas útil a mi país trabajando por devolverle la soberanía al pueblo cubano, aun en medio de la precariedad en la que nos toco por muchos años luchar, que significar esos siete años y medio una carga una desviación de la atención a lo fundamental que era y continua siendo el trabajo por esos cambios que Cuba necesita.
Esto se lo decía a mis compañeros de causa desde los primeros días en prision cuando muchos pensaban que nuestro secuestro seria el ultimo clavo en el ataúd del comunismo en Cuba, cosa que me parecía ridícula.
Parece que el régimen pensaba igual cuando nos arresto, parece que ellos si vieron un peligro no solo en la demanda en si que por primera vez mas de 10,000 cubanos hacían por sus derechos si no en la capacidad de aquel movimiento por el referendo que ya se esparcía por toda la isla e intentaba consolidar una mínima base social capaz de desafiar al régimen.
Por eso nos secuestraron, por eso nos desterraron, por eso no nos reconocen el derecho a regresar y por eso asesinaron a Oswaldo y Harold.
Por eso es importante la causa de la mayoría de aquellos “75″ prisioneros de conciencia cubanos, No vino producto del valor testimonial y heroico de las personas involucradas como tal, vino del valor heroico de miles de cubanos que por primera vez serenamente le decían a la tiranía que los cubanos queremos nuestros derechos, Vino de ese paso liberador que trascendía lo individual para convertirse en plural cuando los ciudadanos solidarios se unieron para defender sus derechos.
Lo importante no es el numero o el nombre con el que popularmente se conozca una causa sino la dignidad y el compromiso coherente de sus involucrados, Ser del Ejercito Libertador, haber participado de las luchas contra las dictaduras en la Cuba republicana o durante mas de medio siglo contra la tiranía ganteril que ha sometido nuestro pueblo no te convierte en un santo. Da igual que hayas estado en Fernando Po, El Morro, La Cabaña, Isla de Pinos, Atares, Kilo 8, Boniato, Aguica, el Combinado o simplemente tus huesos nunca hayn descansado en un calabozo, nada de esto te hace mejor persona si en esos muros terribles o bajo el cielo abierto no cumpliste tu deber de proteger al pobre, al indefenso, consolar y compartir tu pan.
Lo que si es Sagrada es la causa, la causa por la libertad de Cuba.