Eduardo Cardet, coordinador nacional del Movimiento Cristiano Liberación, ahora cumple su sentencia de tres años de prisión en su casa.
Es solo un cambio de «rigor» en el castigo. Él no ha sido puesto en libertad, simplemente a hora su «libertad» está condicionada mientras los pocos meses que faltarían para que cumpla los tres años y el total de su draconiana e injusta sentencia se extinga.
Es cierto, es un alivio que ya esté junto a su esposa y sus hijos pero aun no podemos decir que Eduardo es libre aunque lo sea en cierta manera, nunca lo ha dejado de ser, ni el tiempo que estuvo entre rejas y delincuentes al servicio de la policía política que intentaron asesinarlo con absoluta impunidad.
Él no puede salir de los límites territoriales de su pueblo, no puede reunirse con sus compañeros del MCL, no puede hacer declaraciones. Debe presentarse en la unidad policial cada semana y debe conseguir un empleo estatal, gestión que hasta ahora ha sido infructuosa, Amnistía Internacional sigue considerándolo un prisionero de conciencia como debe ser pues Eduardo no extinguirá su injusta sanción hasta el 30 de septiembre de este año.
Hace unos días pude hablar con Eduardo. Nada me ha producido más alegría en los últimos años que volver a verle gracias a whatsapp, pese a la mala conexión cubana, risueño, optimista, feliz y firme en sus principios.
Lo primero que me preguntó, casi sin darme tiempo a preguntarle yo por su estado de salud y de ánimo, fue, como buen médico que es, por mi propia salud, comprometida desde marzo pasado luego de un infarto cerebral del que me recupero bien gracias a Dios. El líder del MCL hizo a un lado su rol político para darme una batería de ordenes médicas para continuar recuperándome, aun cuando no fuera ataviado con su distintiva bata de médico.
Hablamos de amigos en común, me contó de su familia, su valiente e incondicional esposa Yaimaris, sus dos hijos que encontró crecidos después de estos casi tres años alejado físicamente de ellos.
El pasado 31 de mayo concluyó en San José el congreso de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) donde Michel Céspedes, representante del MCL en Costa Rica participó. Cardet fue nombrado Presidente de Honor por el cónclave democristiano americano y vía telefónica pudo dirigirse a los presentes para agradecer la solidaridad con el Movimiento Cristiano Liberación y con su libertad estos años de injusta condena.
Precisamente ODCA aprobó una resolución esta vez en apoyo a la demanda «Un cubano, Un voto» promovida por el MCL y fue en su día lo que provocó el arresto de Cardet al denunciar el «cambio fraude» que el régimen promueve. La declaración de ODCA también demanda libertad total para Cardet y todos los presos políticos cubanos y que se reconozca mi derecho y el de todos los desterrados a regresar a nuestro propio país. Además se pide a la Alta Comisionada de Naciones Unidas, la ex presidente Bachelet, que inicie una investigación independiente sobre las muertes de Oswaldo Paya y Harold Cepero en julio de 2012.
Pero el régimen cubano lejos de comprometerse con un proceso transitorio que verdaderamente inicie la democratización de la isla y promueva el progreso con una verdadera apertura, también económica, sigue más interesado en su inmovilismo represivo y el intervencionismo en Venezuela y Nicaragua.
Es la esencia intrínsecamente perversa del régimen que no cambia pese al maquillaje