¿Con cual me quedo?¿Con el que prefirió enviar al padre Miguel Angel Loredo al destierro para complacer al régimen? ¿El que mandó clausurar la Peña del Pensamiento Cristiano Cubano, y la publicación Pueblo de Dios que denunciaban la entrega al Cesar de lo que es de Dios?
¿El que boicoteaba y perseguía a los laicos del Movimiento Cristiano Liberación para que no pudiéramos participar con nuestra opinión en convivencias, cursos, publicaciones, eventos nacionales o internacionales de la Iglesia?
¿El que lanzó desde el parabán institucional la carta pastoral. El Amor todo lo espera porque en aquella desleal competencia solo él podría decir, aunque fuera a boca chiquita, algunas verdades sobre la realidad cubana y la oposición perseguida no podía hacerlo.
¿El que prefería abrir las puertas de la Iglesia a cuanto funcionario del régimen comenzaba a identificarse como opositor y las cerraba a los laicos comprometidos? ¿El que lanzó y promovió cuervos como alternativa a los laicos del MCL y les dio espacios en la Iglesia?
¿El que celebró la peregrinación de Juan Pablo II a nuestra isla para una vez pasadas las celebraciones silenciar el mensaje de esperanza y volver al miedo y al corazón cerrado a la libertad?
¿El que como nuestros captores decía que habíamos violado la ley; infamándonos con esta mentira o el que pactó con ellos a pedido de muchas Damas de Blanco para que nos sacaran de la prisión aunque fuera al infame destierro?
¿El que promovía el cambio fraude o el quiso oficiar en la misa funeral por Oswaldo Paya? El que preguntaba por mi con cariño cada vez que venía a Madrid o el que inmediatamente justificaba mi exilio «porque a continuar la obra del MCL no me dejarían regresar», como si en mi propósito hubiera algo vergonzoso, punible y contradictorio con los valores y principios cristianos en que creo, la doctrina liberadora que bebí del Evangelio porque la Iglesia me dio de beber.
¿Con qué Cardenal Ortega me quedo? ¿Cual recordaré y cómo le recordaré?
Ahora ve a la presencia del Padre, Él sabrá como mirar, como juzgar y como premiar o no tu existencia. Dios es quien conoce el corazón de los hombres.
¡Descansa en paz Jaime, Cardenal Ortega!