“Al Movimiento Cristiano Liberación no ingresas para obtener cargos o recibir honores. Recibirás, en cambio, como los primeros cristianos, incomprensión, persecución, cárcel y destierro. Al MCL ingresan “personas que tienen un rostro, un alma, un corazón, una familia”, para ser un hombre o una mujer digno y realmente libre”.
Hace algunos días, el pasado 8 de septiembre, se cumplieron 31 años de la fundación del Movimiento Cristiano Liberación, una organización política que es miembro de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) desde el 16° Congreso de Santiago de Chile, realizado el 8 de octubre del año 2000. El MCL integra la ODCA, que es una organización de partidos políticos, aunque no es un partido político como lo describe la Ciencia Política, tampoco es una institución reconocida en la legalidad del Estado cubano.
Hace 31 años, el 8 de septiembre de 1988, en una humilde casita del barrio de El Cerro, Ramón Antúnez, Fernando Avedo, Santiago Cárdenas, Dagoberto Capote y Oswaldo Payá, fundaron el Movimiento Cristiano Liberación. En esos 31 años, los hombres y mujeres del MCL han sufrido abusos, torturas, cárceles, exilios y muertes.
Hace muy pocos días, al conmemorar un nuevo aniversario del MCL, uno de sus fundadores decía: “Quién nos diría que, años más tarde, asesinarían a nuestro líder Oswaldo Paya y a Harold Cepero y que muchos de nuestros hermanos pasarían largos años en las cárceles castristas y otros seríamos desterrados”.
¿Por qué un grupo humano, sin más armas que sus propias convicciones cristianas y políticas, realiza durante tantos años este camino tan riesgoso y un destino tan incierto? ¿Por qué después de sufrir la cárcel, sus líderes vuelven una y otra vez a la avanzada? ¿Por qué aquellos que fueron expulsados del país, siguen luchando por el derecho a regresar? ¿Por qué sus voces no se silencian, no se callan, y siguen vivas incluso después de la muerte?
En su última entrevista, Osvaldo Paya nos compartía la motivación que los inspira para, pese a las adversidades y los peligros, continuar adelante: “el Movimiento Cristiano Liberación vive con el pueblo de Cuba y vive sus esperanzas y sufrimientos y también vive una persecución, que quizás no la vivan todos los cubanos de la misma manera, por esta opción por la libertad, por los derechos de los ciudadanos”.
En efecto, el MCL junto a otras fuerzas cubanas está luchando por la libertad y los derechos de todos los cubanos.
Es una tarea noble, es una tarea digna, es una misión cristiana. Como decía Don Quijote de la Mancha: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.
Así ha ocurrido en estos 31 años, el MCL ha demostrado una coherencia difícil de comprender, una actitud ética valerosa, una plena identidad entre las ideas y las acciones. Esta consistencia entre el decir y el hacer es quizá la virtud más rara de encontrar, principalmente frente a la amenaza y frente a la violencia. Por otro lado, el principio de “predicar con el ejemplo” es una piedra angular de la vida cristiana y la vida digna.
Es por eso que el MCL es miembro de la ODCA, aunque no es un partido político clásico y aunque tampoco es una institución reconocida por el Estado cubano. Para nosotros, el MCL y otras organizaciones cubanas opositoras son mucho más que meras organizaciones sociales, son un estilo de vida, son –en palabras simples- un testimonio de vida.
Osvaldo Payá, nos decía: “Cuando hablamos de movimiento estamos hablando de personas que tienen un rostro, un alma, un corazón, una familia, que sufren la persecución y, al mismo tiempo, nuestro movimiento es una humilde parte del gran movimiento cívico, del gran movimiento democrático cubano”.
La ODCA siente orgullo de compartir con el MCL su lucha por la libertad, por los derechos y por una vida digna para todos los cubanos.
Al mismo tiempo, admiramos la consecuencia demostrada por el Movimiento Cristiano de Liberación en estos 31 años. Admiramos la consecuencia entre las convicciones y el ejemplo de vida de sus líderes y de cada uno de sus miembros.
Al Movimiento Cristiano Liberación no ingresas para obtener cargos o recibir honores. Recibirás, en cambio, como los primeros cristianos, incomprensión, persecución, cárcel y destierro. Al MCL ingresan “personas que tienen un rostro, un alma, un corazón, una familia”, para ser un hombre o una mujer digno y realmente libre.
Han sido 31 años de lucha, sin ser partido político, sin ser organización social, sin ser instancia legal, pero al final este movimiento se ha convertido en una comunidad de mujeres y hombres libres.
A pesar que las autoridades cubanas pretenden negarles sus derechos, degradar su dignidad, quebrar sus convicciones, los miembros del MCL, al cabo de 31 años, han alcanzado una de sus principales metas: ser personas realmente libres en medio de la cárcel castrista, ser hombres y mujeres íntegros y con una vida digna que es un ejemplo para sus compatriotas y para los ciudadanos del mundo.