Herald Razones para el Proyecto Varela

Publicado el domingo, 10 de junio de 2001 en El Nuevo Herald

El ingeniero Oswaldo Payá Sardiñas, coordinador general del Movimiento Cristiano Liberación, compareció desde La Habana vía telefónica el pasado 31 de mayo en el espacio radial Transición de Unión Radio, en Miami, programa patrocinado por el Comité Cubano por la Democracia. Después de una exposición detallada sobre el Proyecto Varela propuesto por él y que hoy apoyan más de cien grupos de la disidencia interna, respondió a algunas preguntas del director del Buró de Información de Derechos Humanos, Ariel Hidalgo.

Pregunta: El Movimiento Cristiano Liberación en el pasado también intentó recoger firmas para un cambio de leyes constitucionales y sin embargo esas firmas fueron ocupadas por la fuerza por parte de agentes de la Seguridad del Estado. ¿Qué garantiza que eso no vuelva a ocurrir?

Respuesta: Es verdad que la Seguridad del Estado estrenó los actos de repudio asaltando mi casa, saqueándola, confiscando las firmas y dejando grandes letreros que estuvieron en mi puerta durante siete años –después ya mis hijos crecieron, siguen viviendo en Cuba y tenían que ver esa fachada así y nos decidimos mi esposa Ofelia y yo a pintarlos –y que decían: Payá, agente de la CIA, Payá, gusano. ¿Qué ocurre? Ahora es la inmensa mayoría de los grupos disidentes dentro de Cuba planteándolo. Son diez años más donde el pueblo cubano sabe que no puede esperar nada si no es de él mismo.

No podemos tomar como referencia lo que vayan a conceder o no. No podemos tomar como referencia el miedo, porque el régimen, su propaganda y el régimen represivo están hechos precisamente para paralizar al ciudadano y que no se disponga a hacer nada. Eso mismo lo va a llevar a un hundimiento mucho más catastrófico si no se producen estas transformaciones graduales y pacíficas que estamos proponiendo. Lo estamos haciendo por el bien del pueblo y porque el pueblo lo quiere. Preferimos hablar de determinación. En Cuba no va a haber cambios si los cubanos no nos determinamos a dar pasos donde expresemos claramente que queremos ese cambio, y es esa expresión de la voluntad de los cubanos de cambiar la que está en crisis.

Decimos en crisis porque hay miedo, porque hay intrigas, porque hay desinformación, porque hay este escepticismo que dice: «El gobierno no lo va a aceptar». El asunto –lo decimos así, claramente– es que es nuestro derecho, no es que el gobierno lo acepte. Es que nosotros nos determinemos a pedirlo, y no hay demagogia ninguna en eso, no hay engaño. La garantía no, la determinación de exigir nuestro derecho. Esa es la fuerza de este proceso. Ahora, ¿que es legal? Es legal. ¿Que es constitucional? Es constitucional. ¿Que creemos que puede haber muchos hombres de buena voluntad y que amen a su pueblo y que respeten este derecho a expresar su voluntad en un referendo? Lo creemos. ¿Que estamos determinados a exigir esto? Lo estamos. Depende de que muchos cubanos dentro y fuera de Cuba jueguen el papel que les corresponde en este momento, nosotros pidiéndolo mediante nuestras firmas aquí, ustedes nuestros hermanos, apoyándolo y divulgándolo en todo el mundo. Ya en Cuba estamos en un camino de paz, pero un camino de cambio que depende sólo de nosotros.

P.: Gebbels decía que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad. Ustedes pueden tener toda la razón del mundo, pero el gobierno cubano tiene el control de todos los medios masivos de comunicación. ¿Qué posibilidad en esas condiciones tienen ustedes de ganar un plebiscito?

R.: Por aquello que decía Lincoln, muy anterior y muy superior: «Se puede engañar a una parte del pueblo todo el tiempo; se puede engañar a todo el mundo una parte del tiempo; pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo». Y estamos en la hora en que ese todo el mundo, que esa mayoría dentro de Cuba ya no cree en el sistema, porque sabe que estamos en un país de ricos y pobres, donde están descendiendo sus intereses mientras no hay proyecto de vida, no hay futuro, ni hay porvenir. Y además, nos están confiscando ese porvenir.

A lo único que no podemos tenerle miedo, y no le tememos, es al referendo. Y si no, mire a Europa oriental. Nosotros no vamos a hacerlo a ese estilo. Lo vamos a hacer al estilo de los cubanos, como nosotros queramos, con participación de todos. Pero lo estamos proponiendo y lo lanzamos hasta con un desafío. Es hora de preguntarle al pueblo cubano qué es lo que quiere. Y ése es nuestro desafío también. ¿Que no tenemos medios de comunicación, que no tenemos muchas formas de llegar a todos los ciudadanos? Iremos lentamente. Estamos llegando.

Todavía hay algunos escépticos que tienen miedo. Todavía hay algunos que tienen influencia, que tienen posibilidades y responden con el silencio, casi con el desprecio. Nosotros estamos diciendo humildemente: «Después no digas que no tocamos a tu puerta». Porque no estamos pidiendo el apoyo para un grupo disidente, ni para un proyecto político. Estamos pidiendo el apoyo para el derecho de los cubanos a hacer esta petición y a que se le consulte. Y sobre eso todos los cubanos creemos que deberían pronunciarse porque estamos en un momento de maduración.

No vamos a perder el referendo de ninguna manera. Si al pueblo de Cuba se le da la oportunidad desgraciadamente de lanzarse al mar y se lanza al mar arriesgando a sus hijos, ¿cómo, si se le da la oportunidad de transformar esta realidad dolorosa de su patria mediante su voto, no la va a cambiar positivamente? Yo tengo esa fe en Dios y en el pueblo de Cuba de que vamos a optar por la libertad. Pero primero, para optar por la libertad, hay que dar el paso de liberación que es firmar la solicitud de referendo.

P.: Hay una objeción que se hace tanto dentro de Cuba como en el exterior, y es que con este proyecto se le está dando legitimidad a una constitución que comprende la violación de los derechos civiles y políticos.

R.: El régimen cubano está ahí, legitimado o no legitimado, pero está ahí, con constitución o sin constitución. Estuvo sin constitución 16 años y con una constitución que hicieron pensando que iba a servir a su medida para todo el tiempo, porque nunca pensaron que iban a venir cubanos que iban a decir: «Yo quiero ejercer este derecho». Ahí está el sistema, el que dicen que estamos legitimando con esta acción radical de pedirle la opinión al pueblo. No puede haber nada más radical que algo que lleve estas dos condiciones: 1. Decide el pueblo de Cuba. 2. Decide para que se le garanticen sus derechos. ¿Entonces en lo que nos vamos a fijar es en los defectos que tiene la constitución?

Miren, en esos defectos nos fijamos nosotros primero. Lo que hemos dicho es que para que el pueblo pueda cambiar tiene que tener su propio parlamento. Eso de que estamos legitimando la constitución también me lo dijeron en el año 91 y ya no voy a hablar otra vez del asalto. ¿Saben lo que pasó del año 91 para acá? Y digo con respeto a aquéllos que me criticaron, aquéllos que pusieron en tela de juicio nuestra autenticidad. Les voy a decir lo que pasó. Pasaron diez años más y no ha pasado nada. Quizás si hubieran sido más solidarios, si fueran más solidarios ahora en este camino que estamos tratando de recorrer para cambiar, no pasen diez años más.

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