La oposición cubana levanta la cabeza tras los últimos golpes

EFE
LA HABANA.- La iniciativa del opositor Oswaldo Payá de presentar en el Parlamento cubano más de 14.000 firmas a favor de un referéndum, es la primera acción de peso de la oposición interna tras la ola de detenciones que llevó a la cárcel a 75 disidentes.
Payá, líder del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), se presentó el viernes en la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) con 14.384 firmas que avalan el Proyecto Varela, que plantea un referéndum sobre una nueva ley electoral, de asociación y apertura empresarial y una amnistía para los presos políticos.
El líder del MCL conoce el trámite ante el Parlamento, porque en mayo del pasado año presentó otras 11.020 firmas en apoyo al Proyecto Varela, más de las 10.000 que legalmente exige la Constitución para realizar reformas legales.
En aquella ocasión, el gobierno no respondió oficialmente, aunque meses después el Parlamento aprobó una ley que declaraba «irrevocable» el régimen comunista en la isla, tras un referéndum en el que votaron cerca de 9 millones de personas, según cifras oficiales.
Esta vez Payá, Premio Sajarov del Parlamento Europeo, no espera respuesta del gobierno sino «del pueblo», de donde, a su juicio, deben venir los cambios democráticos en Cuba.
«Si en medio de la represión hay miles de personas que siguen reclamando el cambio de esta manera, abierta y transparente, es que ha comenzado la vía del cambio», dijo a EFE el líder del MCL.
«El cambio en Cuba ya no se puede parar, para nosotros es una responsabilidad y un desafío», agregó.
La primera respuesta para Castro
La iniciativa de Payá ha sido la primera respuesta contundente que recibe el gobierno cubano de la oposición interna desde marzo pasado, cuando 75 disidentes -decenas de ellos activistas del Proyecto Varela- terminaron en la cárcel, con condenas de hasta 28 años, tras juicios sumarísimos.
La oposición acusó este mazazo, acompañado del «destape» de 12 agentes de la Seguridad infiltrados en sus filas desde hace años, que descalificaron a los disidentes y declararon en los juicios contra sus antiguos compañeros.
A cambio, fueron recibidos como auténticos «héroes» en sus barrios y su trabajo en favor de la revolución fue ampliamente reconocido por el gobierno.
Doble agente
Todo lo contrario de lo que le ocurrió a Elizardo Sánchez, líder de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), acusado de «doble juego», señalado como el agente «Juana» de la Seguridad del Estado y descrito como un «camaján» (vividor) en un libro recientemente publicado en la isla.
Tras esta cadena de golpes contra la oposición, algunos diplomáticos europeos y latinoamericanos ven en la iniciativa de Payá una muestra de que la disidencia todavía tiene capacidad de movilización en el país.
Fragmentados y escarmentados, los grupos de oposición que quedan en la isla tienen opiniones encontradas sobre la iniciativa de Payá.
Para Eloy Gutiérrez Menoyo, ex comandante revolucionario y líder de la organización del exilio moderado Cambio Cubano, el Proyecto Varela no contribuirá a vertebrar a la oposición interna porque, según dijo, «le han puesto la mano arriba los norteamericanos (…), es un proyecto donde hay mucha manipulación extranjera y muchos intereses».
Reacción popular contra el Gobierno
Por el contrario, Vladimiro Roca, de la plataforma Todos Unidos, cree que es «una demostración de valor tremenda, no sólo por parte de Payá, sino por las personas que firmaron esa planilla después de la ola represiva del gobierno».
El volumen de firmas, opinó, demuestra que «la gente ya no tiene temor y está reaccionando en forma valiente ante el gobierno».
Para Blanca Reyes, esposa del escritor Raúl Rivero -condenado a 20 años en marzo-, Payá ha mantenido «una actitud muy digna y muy valiente» y aunque «el gobierno nunca va a reaccionar, el mundo sí».
Payá, postulado para el Nobel de la Paz 2003 por el ex presidente checo Vaclav Havel, acaparó la atención de los invitados a la fiesta nacional de la embajada alemana en La Habana, donde aseguró que el premio no es su objetivo y que seguirá trabajando por la apertura en Cuba.

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