Ahora el Referendo, Ahora la Libertad
Documento del Movimiento Cristiano Liberación (MCL) acerca de algunas aclaraciones sobre el Proyecto Varela, dado a conocer desde Cuba por Oswaldo Payá Sardiñas, Coordinador General del MCL
Muchas son las opiniones que se han producido sobre el Proyecto Varela. Ya el proceso está andando y muchos ciudadanos firman esta petición de referendo. No es el proyecto de un partido o agrupación. Es de todos los cubanos y para todos los cubanos, porque respetamos y queremos servir a nuestros compatriotas es que hacemos este escrito. Una cosa es opinar sobre este proyecto que no pretende ser perfecto y otra es tergiversar su contenido. Respetamos a aquéllos que han expresado sus diferencias con una parte o con todo el proyecto, pero también tenemos derecho a expresar nuestra opinión, más cuando en unos pocos casos los procedimientos y la agresividad han ido más allá de la crítica, haciendo la labor que algunos consideran más propia de círculos oficiales. Por una parte tratan de demostrar que la Constitución no contiene los derechos demandados por el Proyecto Varela y por otra acusan al proyecto de reconocer la Constitución. Parece que el asunto es desalentar y sembrar la confusión aunque para esto se contradigan en cada paso.
El primer lugar, para tener un criterio propio, léase el Proyecto Varela y medítelo. No tiene trampas ni cartas escondidas. Cuando los ciudadanos lo firman, hacen uso de su derecho a pedir cambios en las leyes para que éstas garanticen sus derechos fundamentales, derechos que tienen por ser personas, por ser humanos, estén o no en la Constitución, por lo que no se está preguntando si tienen o no esos derechos, sino pidiéndose que se consulte al pueblo en un referendo o plebiscito, sobre cambios en las leyes para que se garanticen esos derechos. La Constitución contiene esos derechos. Es una verdad. Sólo hay que leerla, aunque algunos lo nieguen. Ahí están esos derechos. El Gobierno hasta ahora no lo ha negado, al menos con su propia voz pública, porque es real que los derechos que se reclaman son constitucionales. También afirman que cuando el ciudadano firma la petición, expresa apoyo a la Constitución. Eso es falso, aunque tampoco la rechaza. No es ese el tema.
El tema es la reclamación de que se reconozcan de forma clara en las leyes esos derechos que como ya afirmamos, sí tenemos. Si usted piensa que debe ser cambiada la Constitución, nosotros también, pero para el bien del pueblo: por eso debe hacerlo el propio pueblo. Pero ahora La Constitución sólo otorga esa potestad de cambiarla a la Asamblea Nacional del Poder Popular y la ley electoral actual está redactada para que el pueblo no pueda cambiar la composición de dicha Asamblea. Además, esa ley electoral es inconstitucional. Vea la fundamentación del Proyecto Varela. El Proyecto Varela ofrece una nueva ley electoral para que los cubanos puedan elegir sus auténticos representantes como diputados. Entonces el pueblo podrá cambiar su Constitución según su voluntad soberana. Para eso ha nacido el Proyecto Varela, para devolver la soberanía al pueblo. Ahora existe como un lazo en el cuello del pueblo. El Proyecto Varela no afloja el lazo, sino que destruye la cuerda.
El artículo 88 inciso g de La Constitución expresa claramente que la condición para ejercer ese derecho de iniciativa legal es que lo hagan al menos diez mil electores. Ahora estamos trabajando para cumplir con esa única condición que prescribe la Constitución, recogiendo al menos diez mil firmas. Mientras no sean al menos diez mil, no se puede ejercer el derecho, por lo que no tiene sentido hacer otra gestión. Otro asunto son los procedimientos para presentarla. Sobre este requisito, ni el gobierno, ni ninguno de los numerosos diputados a los que sus electores se han dirigido, han hecho comentarios ni respondido. Esos diputados están obligados a responder según los artículos 63 y 84 de la Constitución, pero otras personas están tratando de sembrar la desconfianza, haciendo, además, una campaña en contra de este proyecto que impulsa la mayoría de este movimiento cívico cubano.
El argumento, entre otros, es que el reglamento de la Asamblea Nacional del Poder Popular exige, además de la solicitud de referendo, actas notariales que demuestren la condición de elector para cada solicitante, algo que no existe cuando el elector va a votar en las elecciones. Conocemos esos trámites, que no son secretos, pero algunos lo han explicado públicamente con gran euforia, como para librar de ese trabajo a los diputados, sembrando la confusión. Actúan como si por fin descubrieran el obstáculo insalvable, tratando explícitamente de desalentar a los ciudadanos para que no firmen la petición. Si este reglamento fuese un obstáculo para ejercer ese derecho de petición, entonces el propio reglamento sería inconstitucional. Lo que ocurre, como ya dijimos, es que hacer esa aclaración es deber de los diputados de cada municipio a los que los electores les están presentando el Proyecto Varela. También corresponderá a la Asamblea Nacional facilitar a los ciudadanos el ejercicio de este derecho en el momento en que presentemos diez mil o mas firmas. Ese hecho, que será definitivo para el cambio, es el que algunos quieren evitar, porque si son los diputados los que hacen la aclaración, como tendrán que hacerlo, estarán reconociendo, en primer lugar, que hay muchos cubanos dispuestos a pedir referendos sobre el Proyecto Varela, y en segundo lugar, que existe una vía legal o procedimiento que vamos a cumplir. Repetimos, de ninguna manera este reglamento puede estar contra el derecho que otorga la misma Constitución, ni ser tan complicado que haga inviable el ejercicio de un derecho constitucional, ya que sería una trampa a la soberanía popular que los ciudadanos no tolerarán.
Ahora estamos en el primer paso, el imprescindible, lograr las diez mil firmas. Algunos realizan un trabajo sistemático para evitar, a toda costa, que los cubanos se expresen masivamente, sin miedo y legalmente. Las motivaciones pueden ser diversas, pero de hecho toman la posición de los que no quieren cambios, de los que se oponen al pueblo que reclama sus derechos. Después de ese paso fundamental y constitucional, daremos los que sean necesarios para hacer valer nuestros derechos. El paso primero e irreversible de los cambios hacia la libertad es firmar la petición de referendo del Proyecto Varela.
La Constitución actual tiene contradicciones internas y omite muchos derechos. Pero el pueblo no tiene contradicciones consigo, ni con los derechos que reclama. Los que quieren paralizar esta petición de Consulta Popular, repiten que el Artículo 62 de La Constitución impide que se realicen estos cambios. Les recordamos que la soberanía pertenece al pueblo. Así lo reconoce la propia Constitución en el articulo 3: En la República de Cuba la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado.
Si se aprueba el Referendo sobre el Proyecto Varela, los cambios no se harían en contra de la voluntad del pueblo, sino por la voluntad del pueblo, expresada legal, legítima y soberanamente en una Consulta Popular. No es válida ninguna interpretación que afirme que la propia Constitución niegue, nada menos que los derechos que en diversos capítulos enuncia. Sería inaceptable ese pretexto para negar el derecho que tiene el pueblo a hacer esta petición y expresarse en un Referendo. Hasta ahora el Gobierno no lo ha hecho y los ciudadanos tenemos que apoyarnos en nuestros derechos y no en sospechas o especulaciones. Otros tratan de asustar al pueblo nada menos que con los temores de que se perderá el Referendo, como si el pueblo pudiera votar contra sí mismo o dejarse arrebatar el triunfo que le dará la libertad. Si hay algo a lo que no teme una auténtica oposición al totalitarismo, es a la decisión libre y soberana de los cubanos. Este escrito se realiza para profundizar en el alcance del Proyecto. No nos desgastaremos por las provocaciones, porque los objetivos de los cubanos son los cambios legales que comenzarán con este Referendo y es ahí donde debemos poner toda la energía. Los cambios más importantes ya comenzaron en las mentes y los corazones de los cubanos.
El Proyecto Varela no excluye a nadie, tampoco resuelve en un paso, todos los problemas de la Nación Cubana. Es un primer paso, pero si no se da el primer paso, no se da ninguno, un primer paso que deja al pueblo en condiciones para trazar su camino y transitarlo. Como ha dicho Monseñor Agustín Román, obispo auxiliar de Miami, el ProyectoVarela debe ser apoyado por todos los cubanos de buena voluntad, es su carácter inclusivo, que abarca tanto a los cubanos de la Isla como a los del exilio, ya que solamente por los caminos de la unión, haciendo buena la frase que afirma que somos un mismo pueblo, es que puede haber para Cuba un futuro de libertad, justicia y progreso.
No por razones políticas, sino por amor a su pueblo, los líderes religiosos de la Diáspora cubana, protestantes y católicos, tanto obispos como pastores, sacerdotes y religiosos, en número que ya es mayor a un centenar, publicaron una declaración de respaldo a esta solicitud de Referendo. Ellos y todos sabemos que actualmente los cubanos no pueden entrar y salir libremente a su país, que cientos de miles viven en el destierro bajo el castigo oficial de Salida Definitiva y que les niegan su derecho al voto. Un destierro tan largo no los ha separado de su pueblo, ni cultural, ni espiritualmente, aunque viven en escenarios diferentes al nuestro, dispersos por todo el mundo. Todos sabemos que mientras en Cuba no se produzcan cambios democráticos seguiremos sufriendo tanto esa separación como las humillaciones y extorsiones que el Gobierno de Cuba le impone a los cubanos del exilio, explotando sus sentimientos, especialmente cuando quieren visitar su tierra o ayudar a sus familiares que aquí viven en la necesidad.
La larga marginación impuesta al exilio cubano es la que impide que el Proyecto Varela pueda incluir la participación de los exiliados como candidatos en esas primeras elecciones. Estaríamos condicionando el inicio del cambio, a la solución de muchos y complejos problemas del retorno de los exiliados. Además, existen diversos puntos de vista. Por ejemplo, muchos dicen que mientras en Cuba no se produzcan ciertos cambios radicales o que mientras esté Fidel Castro gobernando, no regresarán. La mayoría dentro y fuera de Cuba reconoce y apoya que la solución debe nacer y comenzar dentro de Cuba. Otros, sin que por eso apoyen al gobierno actual, tienen el prejuicio de que algunos cubanos del exilio vendrían con más recursos y tendrían ventajas sobre los cubanos de acá. Piensen cuál sería el debate ahora dentro y fuera de Cuba. Esto hubiera traído sobre el Proyecto muchas más críticas, interrogantes e impedimentos legales que lo hubieran paralizado. Y no se daría nunca ese primer paso, que no se acaba de dar en 42 años. Mientras tanto, el exilio seguirá allá y nosotros aquí, y todos los cubanos sufriendo esa separación y esa situación. No se puede poner como condición para comenzar los cambios, lo que debe ser y será un resultado directo del triunfo del referendo: que los cubanos en la Isla recuperen el ejercicio de la soberanía popular formando un verdadero parlamento elegido por el pueblo y después derogar todo lo que impide el anhelado reencuentro con nuestros hermanos de la Diáspora y su participación en la vida de su patria. La Diáspora está participando ahora en esta etapa, apoyando con su firma solidaria la solicitud que haremos, al menos diez mil cubanos, dentro de Cuba. Además, sus opiniones tienen un gran valor para sus hermanos de la Isla. Todos los de aquí y los de allá vamos haciendo ese camino como parte de un mismo pueblo, aportando cada cual lo que le corresponde según el lugar donde se encuentre. Otra cosa, hermanos, sería poner la carreta delante de los bueyes. Esto lo comprende muy bien la mayoría de los cubanos del exilio por encima de las intrigas divisionistas que han querido sembrar algunos para paralizar este proyecto liberador. Que todos seamos uno para que Cuba crea.
El punto 2 del Proyecto Varela dice literalmente: Que se decrete una amnistía para todos los detenidos, sancionados y encarcelados por motivos políticos y que no hayan participado en hechos qu atentaron directamente contra la vida de otras personas. Esta es la expresión literal del punto 2 del proyecto. Cada cual debe leerla bien antes de permitir que versiones deformadas le confundan. Los cubanos hemos sufrido la violencia y, entre otras formas, por la represión del Gobierno y por actos de terrorismo, desde la explosión de una bomba y derribo de un avión lleno de cubanos adultos y niños hasta el hundimiento de un remolcador también con adultos y niños, por ambos hechos, decenas de muertos. ¿Las víctimas? Todo nuestro pueblo, porque éstos y otros crímenes, así como maltratos, torturas y abusos, hieren profundamente a todos los cubanos. La justicia, el perdón, la reconciliación y la superación del odio que quieren y necesitan los cubanos no se darán por decreto. Se lograrán en un ambiente de respeto, diálogo y reflexión responsable entre todos. Quedarán con la apertura del corazón a Dios y al prójimo.
No se puede poner como condición, para dar el primer paso de cambios en Cuba, la solución de problemas tan dramáticos, polémicos y complejos, donde hay muchas opiniones, experiencias y sentimientos encontrados. Sería una injusticia con nuestros hijos, con la nueva generación, que no tienen ninguna culpa y que tienen derecho al cambio ahora, para tener una vida mas libre y feliz. El Proyecto Varela no juzga ni llama al olvido, tampoco condena a nadie por la violencia sufrida. Sólo pide un primer paso de justicia: la liberación de centenares de cubanos que no atentaron contra la vida de nadie y que están prisioneros por motivos políticos, aunque en algunos casos hayan sido juzgados por otras causas en juicios manejados. La oposición política dentro de Cuba es pacífica por principio y no por táctica. Por lealtad a esos hombres y mujeres prisioneros por luchar por los derechos de todos los cubanos, pacíficamente; no podemos dejar lugar para las manipulaciones y las tergiversaciones.
Con la aprobación de este plebiscito, los cubanos lograrán leyes que garanticen su derecho a tener sus propias empresas. Todos saben que hoy los extranjeros son privilegiados frente a los cubanos y que éstos pueden ser propietarios de una empresa y los cubanos no. Quien diga que el Proyecto Varela niega el derecho a la empresa privada, o no ha leído el proyecto o quiere confundir. Lea usted el punto 3 y verificará su claridad. Por supuesto, pide también el derecho de los trabajadores a contratarse libremente, para que no los alquilen más como fuerza de trabajo. Pide que se le garanticen sus derechos (también el de formar sindicatos) para que no se produzca la explotación. Este proyecto no se orienta al capitalismo ni al socialismo, sino a la defensa y promoción integral de las personas, de las familias cubanas, de la comunidad, en defensa de los derechos de todos, también de los pobres para que no sigan siendo pobres. Cada cual puede hacer las calificaciones ideológicas que quiera. El asunto es que en una auténtica lucha por la justicia social, que es uno de los objetivos fundamentales del proyecto, no dejaremos de denunciar y tratar de eliminar la explotación existente en esta sociedad bajo este sistema. No queremos, ni éste ni ningún sistema económico basado en la explotación de las personas, ni bajo el signo del socialismo, ni bajo el del capitalismo. Si por eso se nos acusa de marxistas, no nos importa.
Es posible que los que así nos atacan, hayan aprendido la versión marxista de la vida y olvidan o desconocen las verdaderas fuentes de la libertad y la justicia. Hemos escogido el camino legal, no para consagrar leyes injustas, sino para que a partir de algunos derechos que reconoce la Constitución en Cuba, el pueblo pueda iniciar las transformaciones necesarias en el país y también cambiar las leyes para que éstas correspondan con sus derechos y aspiraciones. Aunque los cambios son una necesidad vital y urgente, es necesario que sean pacíficos, para evitar sufrimientos ahora y porque así sembramos un futuro de paz, libertad y justicia para todos los cubanos donde nunca más impere la fuerza. La inmensa mayoría quiere cambios y no quiere enfrentamientos ni violencias, pero el miedo no debe paralizar por más tiempo a nadie. En medio de las arrogancias de algunos y de tantas represiones y desconfianzas, sólo con la fe y la determinación y por la solidaridad entre todos los cubanos, lograremos, por los caminos de la paz, esos cambios que significan democracia y libertad. Quien defiende una ideología, su posición política o un poder por encima de todo, pierde su libertad, no lucha por la justicia. Quien defiende en primer lugar a las personas, es libre y lucha contra la injusticia de donde quiera que ésta provenga. Eso es liberación.
Movimiento Cristiano Liberación
Oswaldo Payá Sardinas
Regis Iglesia Ramírez
José Daniel Ferrer García
Antonio Díaz Sánchez
Miguel Saludes García
Adrián Leyva Pérez
La Habana, Cuba, 21 de mayo del año 2001.