Los cambios tenemos que hacerlos nosotros O.Payá marzo 1998

Entrevista a Oswaldo Payá:

InfoBuro

Esta entrevista fue ofrecida desde La Habana por la vía telefónica por el líder del movimiento Cristiano Liberación Oswaldo Paya a Ariel Hidalgo, director del Buró de información del Movimiento Cubano de Derechos Humanos.

Palestra: Como tu viste todo este proceso de la visita del Papa a Cuba?

Oswaldo Payá: Creo que ha influido positivamente en la gente. Creo que su persona impacto de manera muy positiva mas alla de euforias y de histerias, que la gente esta ahora expectante por una esperanza. Creo que si el Gobierno defrauda a la gente va a ser algo muy negativo. Pienso que ya el Papa venia influyendo antes de llegar a Cuba, que hubo gran expectación, pero también, al verlo pasar por allí por la Calzada de Rancho Boyero y Cerro donde estaba con mi familia, yo tuve la sensación de que algo había cambiado en Cuba y empezaba cambiar, y esa multitud que nos encontramos en todas las plazas, -porque yo me encontré con la multitud y también con unos agentes de Seguridad del Estado que no se despegaron de mí todo el tiempo en que estuve en la plaza con mi hijo más pequeño Reinaldito, pero era un ambiente como si la gente se descubriera que la vida puede ser de otra manera, se descubrieran nuevas dimensiones. Pienso que la Iglesia Cubana, repito, hizo un gran esfuerzo y hubo una gran participación y preparación. Creo que hubo una omisión desde mi punto de vista grave al menos aquí en La Habana y en general, de ni si quiera mencionar la existencia de la disidencia aquí en Cuba y la oposición que son un sector de la sociedad. Ya no es que se politice la visita del Papa, es que no se excluye a ese sector de la sociedad tan importante que es la avanzada de la sociedad porque es la que defiende los derechos de todos, de manera pública, sin tener micrófono, ni muchos recursos, ni quizás tanto apoyo, pero a base de mucho sacrificio. Y si la Iglesia quiere promover precisamente un cambio ordenado, creo que no debió omitir a esta dimensión que es la que está promoviendo el cambio. No se trata de que la Iglesia asuma para ella el protagonismo político, sino que defienda los derechos de los ciudadanos a tener una libre participación. Creo que eso es algo que fue una omisión desde mi punto de vista seria y grave y que también desenfoca el asunto, porque si no todo el mundo se pone a mirar al Papa. El Papa ya se fue. Vino, nos habló, nos iluminó. La Iglesia tiene su campo, pero que entonces no se aterriza, no se promueve el derecho, el reconocimiento de aquellos que precisamente están buscando los derechos de todos, y el cambio para todos. Creo que entonces se sigue estando como espectador. Precisamente el movimiento Cristiano Liberación había emitido un mensaje antes de la llegada del Papa, llamando a que no se omitiera ninguna dimensión de la sociedad, a ningún sector, llamando a que nuestro pueblo tiene que ser el protagonista y no el espectador de su historia. Después el Papa lo dijo también. Claro, nosotros lo habíamos aprendido de él. No es que él nos repitiera. Y nos sentimos tan identificados en sus palabras y vimos en su palabra una palabra liberadora. Ahora, falta la actitud del pueblo que es el protagonista, la actitud del Gobierno para que no defraude al pueblo y la actitud también de la Iglesia para que desde su plano… El Papa la llama a tomar una actitud más profética, más activa, que no significa protagonismo político, ni promover políticos dentro de su esfera. Ese no es el campo que nosotros aspiramos. Pero el Papa nos ha hablado a todos, dentro y fuera de Cuba. Eso es lo bueno del Papa, que le habla a cada persona.

P: No crees que la ausencia de una mención hacia todos ustedes se debe precisamente a que existe un mensaje muy abigarrado por parte de la disidencia y en particular posiciones muy poco realistas en relación con la situación cubana, en particular, por ejemplo, la cuestión del embargo?

O: No estoy de acuerdo con eso. El mensaje de la disidencia dentro de Cuba no es ni remotamente abigarrado. Son gente pacífica y fundamentalmente su mensaje es en reclamo del derecho de la gente. No es ni siquiera político y la persecución es grande. Otra cosa quizás sean otros tonos y otras presiones que se escuchan fuera de Cuba, pero dentro de Cuba las mayores voces de los disidentes es quejándose de las persecuciones y las fechorías que les hacen, y cuando no, levantando la voz para pedir cambios, para pedir el respeto a los derechos. Y además que es un sector amplio, o por lo menos muy importante de la sociedad. No se les puede excluir, no se les puede excluir inclusive como laicos dentro de las ceremonias, porque ninguno fue invitado a nada, no ya como disidentes, ni como personas. Claro, esto no creo que deba ensombrecer la visita, pero si señalarlo, porque el Papa llamo la atención de todos. Y creo que esto -repito- no debe ser el tema ahora de la polémica porque en definitiva nosotros toda la oposición, del Movimiento Cristiano Liberación y yo con mi familia, siento por el éxito de la visita, no con triunfalismo. Estuve presente con mi familia, -con la Seguridad del Estado atrás pero no importa- con mi familia en todos los actos como uno más dentro del pueblo que es donde me corresponde, a trescientos metros de la tribuna, con gran satisfacción, con mucha humildad, y nosotros nos hemos alimentado, nos hemos entusiasmado y nos hemos reanimado con la palabra evangelizadora y liberadora del Papa y sabemos que nuestro trabajo está en la calle con el pueblo, como cristianos para servir a nuestro prójimo aquí y ahora.

P: Oswaldo, cual tú crees que sea el mensaje principal para ti del Papa Juan Pablo II hacia el pueblo de Cuba en cuanto a resultados futuros?

O: Yo creo que el principal mensaje fue para el pueblo, también para el Gobierno diciéndole que se abra, también para el mundo diciéndole que se abra, pero para el pueblo cubano. El principal mensaje es el de liberación y reconciliación. Tenemos que identificarnos como hermanos. Tenemos que reconciliarnos. Tenemos que dar un paso superior, no para aplastar a nadie, pero también que descubriéramos la dignidad que tenemos como hijos de Dios y la responsabilidad que tenemos de construir esa vida más digna, la civilización del amor que el le llama, por nosotros mismos. Por eso digo: sentarse a esperar como espectador que ahora vengan las cosas desde las instancias del poder, sea de cualquier poder que sea, sería un error y no escuchar la palabra de Juan Pablo II.

P: Y ahora que se fue, ¡que reacciones tu has podido ver en la población?.

O: Ahora no hay reacciones. Ahora hay un impass. Es como si se estuviera metabolizando. En nosotros, nuestra reacción, ya desde antes, es plantear el Proyecto Varela. El Proyecto Varela es un proyecto que pide al ciudadano su participación concreta para buscar la solución del problema cubano. Que participación? Exigir, pedir legalmente, apoyados en el Artículo 88 de la Constitución, un referéndum sobre cambios en las leyes. Nosotros estamos proponiendo cambios concretos que garantice la libertad de expresión y asociación, la libertad de los presos políticos, la posibilidad de que los cubanos tengan sus propias empresas, porque eso es un privilegio ahora de los extranjeros, una nueva ley electoral porque la actual Ley Electoral viola la constitución y es antisoberana y nuevas elecciones. Esto no es un proyecto político en cuanto a un nuevo modelo socio-económico. Esto es un primer paso para que los cubanos tengan la capacidad de participar en la vida política y económica de su país, de elegir sus gobernantes, de ser elegidos. Es decir, es un primer paso que va en la participación libre y responsable de los ciudadanos, para que después de un consenso, podamos escoger un camino a más largo plazo. Pero ese primer paso tiene que darse. Es urgente. Y si nos quedamos en la contemplación van a pasar momentos muy duros para Cuba que está sufriendo ahora una tendencia de un proceso de descomposición, de corrupción, de la creación de grupos de poder, de una nueva oligarquía que se está fomentando y de intereses que se van acomodando con uno u otro argumento, unos muy burdos, otros muy bien elaborados, pero con la teoría de que hay que esperar a que pasen las cosas, hay que esperar el tiempo, quizás a que Fidel no esté. Y esa es la teoría del oportunista. Y la del Movimiento Cristiano Liberación es que hay que servir al pueblo desde ahora porque los cambios tenemos que hacerlos nosotros, pacíficamente, pero nosotros. Esa es nuestra posición. Te doy las gracias por darme la oportunidad de exponerla y ojala que sea escuchada.

P: Oswaldo, ¿Y qué te hace pensar a ti que un proyecto como este pueda tener más exito que los anteriores proyectos?

O: En primer lugar, el proyecto es presentado como ciudadanos, no a nombre del Movimiento. El Movimiento lo redacto, pero fue presentado como ciudadano. Ahora, creo que el proyecto es más sencillo porque va a lo básico. No es un programa, es un proyecto más sencillo, pero que le da a cada uno lo que nadie puede negar, rechazar: libertad y derecho para participar. Ahora, estamos en un momento de nueva maduración. En aquel momento se daba la crisis por la caída del comunismo en el mundo y la crisis económica en Cuba. Hoy ya los cubanos han visto que el Gobierno, en vez de hacer cambios con el ciudadano, ha hecho cambios con una mentalidad muy reaccionaria, porque ha situado en el mundo del microcapitalismo que se ha creado dentro de Cuba, se ha situado a los oficiales, a los funcionarios, a los dirigentes y hoy son ricos frente a un pueblo pobre. Nos dicen: «socialismo o muerte» y se preparan ellos para el capitalismo futuro. Pulula la prostitución, la corrupción. Es un doble lenguaje del que todo el mundo es consciente, pero que se mantiene a base de una coacción y una intolerancia. Es decir, que esto es como mantenernos con las manos atadas mientras se hunde el barco. Y los cubanos tenemos que zafarnos las manos o romper la soga. Por qué? Porque es una urgencia. Este es un momento en que Cuba tiene la demanda vital de cambios. No es un invento del Papa ni de nadie. Es una necesidad, pero también una responsabilidad.

Distribuido en Miami a los cinco días del mes de marzo de 1998.

Ariel Hidalgo

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver Política de cookies
Privacidad