Agradezco la invitación que me hicieron y todos los esfuerzos para que yo pudiera estar en Bruselas el 1ro de diciembre. En mi país, no es un derecho reconocido por el Gobierno. Quiero denunciar que yo acepté esta invitación y que si no estoy ahora en Europa es porque el gobierno de Cuba lo impide. No permitió que el Parlamento Europeo les presentara la invitación, para que así yo no pudiera, ni siquiera iniciar los largos y complicados trámites que debe hacer un ciudadano cubano, antes de que el Gobierno decida si le deja viajar o no.
En diciembre del año pasado recibí el Premio Sajarov, como un reconocimiento a los que en Cuba luchan por los derechos fundamentales. Poco tiempo después de mi regreso decenas de compañeros fueron detenidos, juzgados sumariamente en juicios predecididos, enviados a prisiones a cientos de kilómetros para hacer sufrir a sus familias y encerrados en jaulas, a veces tapiadas y llenas de insectos y ratas. Comida de campos de concentración, visitas cada 90 días, la tortura del hambre permanente y diversos maltratos y humillaciones.
Yo los invito a que lean las propias actas fiscales, no nuestros informes, sino las acusaciones, exageradas y deformadas, de la Seguridad del Estado, que preparaba el libreto de los juicios. Aun así, ¿de qué se les acusa?: de escribir artículos, de tener un radio portátil, de recibir treinta o cuarenta dólares de amigos en EUA y Europa para no morir de hambre, de poseer Declaraciones de los Derechos Humanos, de participar en entrevistas periodísticas, de recibir medicinas, de tener un fax, hacer denuncias de las violaciones a los derechos ciudadanos y sobre todo de participar en el Proyecto Varela. Por estos hechos se les condena hasta un máximo de 28 años, por “el Delito de Actos contra la Independencia y la Integridad Territorial del Estado e Infracciones Penales contra la Independencia Nacional y la Economía del Estado”.
Ni una bomba, ni un plan violento, ni una palabra agresiva, ni ningún plan secreto o abierto de subversión, ningún hecho que los vincule con los delitos de los que se les acusa. En realidad, están presos por enfrentar la cultura del miedo, defender los derechos humanos, pedir un referendo sobre el Proyecto Varela y proclamar la esperanza. Esos son “LOS PRISIONEROS DE LA PRIMAVERA DE CUBA”.
Ahora estos presos están dispersos en muchas cárceles, separados físicamente, algo que no es difícil ya que, en Cuba, lo que más abundan son las cárceles.
Porque en mayo del año 2002, presentamos las primeras 11,020 firmas para pedir un Referendo, que es la vía para que el pueblo exprese su voluntad de cambios pacíficos para que las leyes garanticen sus derechos. Pero aún después de la represión de marzo del 2003, continúo la campaña cívica del Proyecto Varela por el Referendo y el 3 de octubre del 2003 presentamos 14,384 firmas de nuevos ciudadanos que piden el Referendo. Esta campaña se desarrolla bajo la represión, las amenazas, las expulsiones de los trabajos, los ataques mafiosos y otras crueldades por los cambios pacíficos, esa es la Buena Nueva: la liberación del odio y del miedo.
El gobierno cubano no ha mostrado ninguna voluntad de cambios en cuanto al respeto de los derechos de los cubanos y la apertura que el pueblo quiere y necesita. La mayoría de los cubanos, quieren estos cambios, pero esta situación de opresión los atrapa a todos.
Los cambios que se han producido son hacia más opresión y esta ola permanente de represión, con el resultado de más pobreza para la mayoría y más privilegios y enriquecimiento para una minoría que desde el poder tiene todas las ventajas, mientras ofertan a Cuba como un paraíso turístico, en el que los propios cubanos están excluidos, en un Apartheid contra el propio pueblo. Esto se extiende también al privilegio extranjero de tener empresas en Cuba, mientras han convertido en delito para los cubanos, los esfuerzos por la supervivencia económica.
Algunos hablan del diálogo constructivo de la Unión Europea con el gobierno cubano. El diálogo cuando es auténtico y con la voluntad mutua de escuchar, es positivo. Este diálogo debe ser con todos los sectores de la sociedad cubana, porque Cuba somos todos los cubanos y no sólo el gobierno.
El diálogo debe tener alguna perspectiva a favor de una relación en la que puedan participar los cubanos con todos sus derechos, o si no se convertirá en una afirmación y aceptación del orden de no derechos. No se puede confundir el diálogo, con los resultados del diálogo. Esto quiere decir que el solo hecho de conversar sobre los derechos humanos, no debe interpretarse como un cambio positivo, o sería un engaño. Sobre todo, si ni siquiera el gobierno cubano reconoce los problemas reales de falta de respeto a los derechos de los cubanos. Si el propio diálogo, es usado por algunos como argumento para anunciar falsos cambios, sin que haya cambios reales, entonces sería un diálogo destructivo para la esperanza de los cubanos y no constructivo.
Cuba quiere y necesita cambios pacíficos. El Proyecto Varela es el primer paso para lograr los derechos. Pero los cubanos se preguntan, ¿cómo sería la vida en la transición y después? Hay muchos temores y desinformación. Por eso estamos dando a conocer un Documento De Trabajo para realizar un Diálogo Nacional. En este Diálogo los cubanos diseñarán su propio proyecto de transición. Este diálogo comenzará muy pronto y será animado por los Comité Ciudadanos del Proyecto Varela, que existen en todo el país. Todos están invitados a participar. Así lograremos un proceso de reconciliación, de superación de odios, de democratización, sin caer en extremos, ni en modelos que dejen aún más desamparadas a las mayorías. Una transición cubana pacífica, dirigida y diseñada por los propios cubanos.
Es en este campo donde necesitamos la cooperación y el apoyo moral de la Unión Europea.
Desde Cuba reciban nuestro abrazo fraternal.
Oswaldo José Payá Sardiñas
Coordinador del Comité Ciudadano Gestor del Proyecto Varela La Habana