La Nación. Costa rica: Payá denuncia «injusticia y opresión» y pide transición pacífica
Este nuevo año será para los cubanos, lo que los cubanos seamos capaces de lograr. Por eso no debe haber mejor propósito que este: “Ser protagonistas de nuestra propia historia”. Aquella frase popular de que “la vida está al alcance de todos los bolsillos”, quedó sin sentido hace mucho tiempo. La mayoría pobre, aun cuando se tenga un salario en el bolsillo, no tiene nada que valga. Se van generando dos países dentro de Cuba. El abismo entre una minoría privilegiada y una mayoría pobre se hace mayor en nuestra sociedad. Mayoría que no tiene nada que esperar, cuando esos privilegiados desde su país gritan al país de los pobres que: “este sistema social, político y económico, es irrevocable”.
Dentro de un orden sin derechos se ha generado la injusticia social y la corrupción institucionalizada. Es inaceptable que un trabajador no pueda cubrir sus necesidades elementales, que la jubilación represente el paso de la pobreza a la indigencia, que buscar el pan de cada día sea una angustia y hasta el riesgo de la cárcel para muchos y que, por otra parte, los que imponen este régimen irrevocable y sin derechos sean ya los nuevos empresarios, los nuevos capitalistas. Estos no son teorías. Todo el pueblo sabe, aunque no todo, de estos privilegios y sufre estas diferencias.
No es objetivo de este mensaje hacer una descripción de la realidad de nuestro país. Queremos llamar a la reflexión y al diálogo a todos cualquiera sea posición. Recordamos lo que ya hemos proclamado: “Es mejor que todos tengan derechos y no unos pocos todo el poder y todos los privilegios”
Es esta realidad de injusticia y opresión la que hace surgir la oposición pacífica o disidencia en defensa del pueblo.
El movimiento de la disidencia cubana logró un mayor alcance social y es, indiscutiblemente, la expresión más auténtica de los anhelos y preocupaciones de la mayoría de los cubanos, que aún no se han expresado, pero que desean cambios pacíficos para Cuba.
Es esa la causa de los encarcelamientos arbitrarios y crueles que sufren nuestros hermanos. Los Prisioneros de la Primavera de Cuba y todos los prisioneros políticos cubanos, sufren este confinamiento, por defender los derechos de los cubanos, por tratar de abrir nuevos horizontes de libertad y una vida más digna para todos. Altísimo es el precio que pagan ellos y sus familias. Corresponde entonces a los padres y madres de familias, a los jóvenes, a todos los ciudadanos responder con la solidaridad hacia los prisioneros políticos dando pasos liberadores y uniéndose al movimiento cívico que reclama los derechos de los cubanos y los cambios pacíficos en nuestro país. Quedarse en el lamento, el miedo, la simulación y actuar solamente según intereses personales, o limitarse a ser observadores, lejos de abrir nuevas esperanzas lo que ha hecho es sepultar aún más a los cubanos en la desventaja, la humillación, la pobreza y la opresión. Las iglesias, comunidades cristianas y miembros de fraternidades también son llamados por su pueblo para que contribuyan al diálogo y defiendan los derechos de las personas. Nunca hemos hablado con demagogias, ya que los cambios pacíficos no son un asunto o un interés particular de los disidentes, sino una necesidad vital y urgente para todos los cubanos.
La solidaridad mostrada desde Europa y otras partes del mundo con el pueblo cubano en su derecho a los derechos, es el verdadero respeto a nuestra autodeterminación y la contribución para que los propios cubanos encontremos solución a nuestros problemas. Lo que no vamos a pedir, ni admitir nunca, es la complacencia o la complicidad con la falta de respeto a los derechos de los cubanos.
El Proyecto Varela demostró y sigue demostrando que muchos cubanos son capaces de dar este paso liberador y que ese es un camino que quiere la mayoría, vivan dentro o fuera de Cuba. Por eso la campaña de recogidas de firmas pidiendo un Referendo sobre el Proyecto Varela continúa extendiéndose por todo el país. Continúa a pesar de la represión del gobierno y a pesar de la alianza con esa represión que constituyen los ataques llenos de tergiversaciones. Ofensas y mensajes divisionistas, que algunos realizan desde Miami y otros lugares. Los que hacen esto no representan a la mayoría del exilio y ni siquiera a una minoría, pero tienen poder y recursos para hacer la propaganda que confunde, divide y siembra el paralizante temor al cambio.
Ahora, además de reclamar los derechos es necesario diseñar el proceso de transición pacífica. Partiendo de esta situación tan compleja en la que el pueblo está en total desventaja y marginado, es necesario entonces que sea el propio pueblo quien diseñe la transición. El Diálogo Nacional es el proceso en el que el cubano va al encuentro del cubano, para reflexionar juntos en un ambiente de respeto a la diversidad y de reconciliación para trabajar juntos y encontrar lo mejor para Cuba.
Por eso sí se celebrará este Diálogo Nacional entre cubanos, entre todos sin exclusiones. No solamente se realizarán los cambios en Cuba, sino que lo realizarán los propios cubanos, por el camino que decidamos entre todos en este Diálogo Nacional.
No aceptamos fatalismos, ni sentencias: Cuba renacerá libre y en Paz.
Ante el Señor de la Historia depositamos los anhelos y esperanzas del pueblo cubano.
La Habana, 31 de diciembre del 2003.
Oswaldo José Payá Sardiñas