La resistencia pacífica y basada en la verdad sigue siendo una alternativa ética y efectiva frente al odio y la opresión en la sociedad actual
Por John J. Suárez y Regis Iglesias Ramírez
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Hace setenta y siete años, cuando se dirigia a orar, Mohandas Gandhi recibió tres disparos en el pecho y fue asesinado por el nacionalista hindú Nathuram Godse a las 5:17 pm. Godse formaba parte de un equipo de asesinos que había intentado diez días antes colocar y hacer estallar una bomba y matar a Gandhi.
Los asesinos no creían que la India pudiera sobrevivir con Gandhi promoviendo la satyagraha y un estado musulmán al lado. Gopal Godse, co-conspirador y hermano del asesino Nathuram Godse, argumentó en febrero de 2000 en una entrevista para la revista Time que: “En política no se puede seguir la no violencia. No se puede seguir la honestidad. En cada momento hay que decir una mentira. En cada momento hay que tomar una bala en la mano y matar a alguien”.
A pesar de proceder de un bando ideológico diferente, Ernesto «Che» Guevara en un contexto diferente había compartido sentimientos similares. En el Mensaje a la Tricontinental publicado en abril de 1967, el guerrillero comunista argentino escribió: El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal.
Los comunistas ven a los nacionalistas como una amenaza a su proyecto revolucionario, y los nacionalistas a menudo tienen una visión crítica de los marxistas-leninistas, pero ambos coincidieron en su hostilidad hacia Mohandas Gandhi.
Los nacionalistas eran abiertos y transparentes acerca de sus malas intenciones, pero los comunistas tenían más astucia, y sus razones para rechazar a Gandhi eran más complejas, pero igualmente siniestras.
Tras el asesinato de Gandhi el 30 de enero de 1948, en la revista de filosofía soviética Voprosy filosofii (Cuestiones de filosofía), publicó un artículo titulado «La naturaleza de clase de la doctrina Gandhi» y subtitulado «Gandhi como utópico reaccionario«. El argumento marxista-leninista se esbozaba de la siguiente manera.
“Aunque Gandhi consideraba la unión e independencia de los pueblos indios como su meta, su teoría social reaccionaria-utópica y los métodos reformistas de lucha conectados con ella hicieron que su actividad fracasara en facilitar el derrocamiento del yugo colonial […] La esencia social de la doctrina de Gandhi y su papel fundamentalmente reaccionario en la historia del movimiento de liberación nacional de la India apenas ha sido tratada en la literatura marxista. Sin embargo, esta doctrina todavía retrasa el desarrollo de la conciencia de clase entre las masas indias”.
¿Cuál era esta esencia social del pensamiento gandhiano que tanto preocupaba a los marxistas-leninistas en la Unión Soviética? En primer lugar, los «métodos reformistas» de lucha a los que se hace referencia en la cita anterior eran medios de resistencia no violenta y, en segundo lugar, su teoría social rechazaba la lucha de clases como otra manifestación de violencia destructiva. El 11 de septiembre de 1906 surgió una nueva palabra que dio una comprensión más precisa de la teoría social y el método de lucha de Gandhi, que así lo definió.
‘Satyagraha’. La verdad (Satya) implica amor, la firmeza (agraha) engendra y por lo tanto sirve como sinónimo de fuerza. Así comencé a llamar al movimiento indio ‘Satyagraha’, es decir, la Fuerza que nace de la Verdad y el Amor o la no violencia, y abandoné el uso de la frase ‘resistencia pasiva’ en relación con él, tanto que incluso en los escritos en inglés a menudo la evitábamos y usábamos en su lugar la palabra ‘Satyagraha’ o alguna otra frase inglesa equivalente.»
Los marxistas-leninistas abrazan la violencia revolucionaria y un movimiento dirigido por una pequeña vanguardia de revolucionarios profesionales que llevan a cabo los cambios por cualquier medio necesario y rechazan la no violencia como ingenua. Siguen la doctrina de Vladimir Lenin como se presenta en su tratado revolucionario de 1902 «¿Qué hacer?«.
El 2 de octubre de 1920, el primer líder de la Unión Soviética, Vladimir Lenin, ya instalado en el poder, declaró en un discurso a la juventud comunista rusa:
«La lucha de clases continúa y nuestra tarea es subordinar todos los intereses a esa lucha. Nuestra moral comunista también está subordinada a esa tarea. Decimos: la moral es lo que sirve para destruir la vieja sociedad explotadora y para unir a todos los trabajadores en torno al proletariado, que está construyendo una nueva sociedad comunista».
Según Lenin, «decir la verdad es un hábito pequeño burgués. Mentir, por el contrario, a menudo se justifica por el objetivo de la mentira».
Esta doctrina abarca tanto la mentira como el odio al enemigo de clase como necesidades para lograr la revolución. La Satyagraha gandhiana es su antítesis filosófica.
Ha pasado más de un siglo desde que ambos conjuntos de ideas se establecieron y aplicaron en todo el mundo.
Maria J. Stephen y Erica Chenoweth analizaron sistemáticamente la efectividad estratégica de las campañas violentas y no violentas utilizando datos de 323 campañas llevadas a cabo entre 1900 y 2006. Sus hallazgos demuestran que las principales campañas no violentas tuvieron éxito el 53% de las veces, frente a sólo el 26% de las principales campañas violentas, y las campañas terroristas solo el 7%.
Hoy, la India, con todos sus defectos, es la democracia más grande del mundo con una economía en crecimiento que presenta nuevos desafíos competitivos para el mundo desarrollado y el comunismo ha acumulado un recuento de cadáveres de 100 millones de muertos y contando.
Parece que las críticas de Gandhi a los comunistas fueron proféticas.
«Los socialistas y comunistas dicen que no pueden hacer nada para lograr la igualdad económica hoy en día. Se limitarán a hacer propaganda a su favor y, para ello, creen en generar y acentuar el odio. Dicen que, cuando tengan el control del Estado, harán cumplir la igualdad. Según mi plan, el Estado estará allí para llevar a cabo la voluntad del pueblo, no para dictarle ni obligarle a hacer su voluntad», aseguró el Mahatma para enfatizar también, «Tengo la firme convicción de que si el Estado suprimiera el capitalismo mediante la violencia, éste quedaría atrapado en las redes de la propia violencia y no lograría desarrollar la no violencia en ningún momento. El Estado representa la violencia en una forma concentrada y organizada. El individuo tiene alma, pero como el Estado es una máquina sin alma, nunca podrá desprenderse de la violencia a la que debe su propia existencia».
El Satyagraha de Gandhi es relevante como alternativa aún hoy, es un llamado a la no violencia basada en principios, pero incluso los pragmáticos y realistas que miran el registro histórico no pueden dejar de ser influenciados por el hecho de que la resistencia cívica no violenta funciona y ofrece una mejor oportunidad de una vida mejor para más personas.
Otros han abrazado la no violencia basada en la adhesión a la verdad. Han logrado mucho, pero en demasiados casos pagaron con sus vidas. Como Gandhi, también rechazaron la ideología comunista.
Uno fue un ministro bautista del sur que transformó los Estados Unidos, pero no vivió para ver su 40 cumpleaños. Fue asesinado por un racista blanco en 1968. El reverendo Martin Luther King Jr. sostuvo una crítica radical de la sociedad estadounidense. Impulsó constantemente reformas para terminar con la segregación y garantizar el derecho al voto de los afroamericanos a través de normas democráticas y acciones no violentas, e instó a los Estados Unidos a estar a la altura de sus propios ideales aspiracionales.
La mejor manera de caracterizar la filosofía política del reverendo King es como perteneciente a lo que se conoce como democracia cristiana. Esta escuela política se centra en una comprensión cristiana de la humanidad, donde «cada individuo es considerado único y debe ser tratado con dignidad». Incluye partidos de centroizquierda y centroderecha.
El reverendo King Jr. buscó terminar con la segregación racial en los Estados Unidos. Pero también rechazó el comunismo como medio para lograrlo.
«Puesto que para el comunista no hay gobierno divino, ni orden moral absoluto, no hay principios fijos e inmutables; en consecuencia, casi cualquier cosa (fuerza, violencia, asesinato, mentira) es un medio justificable para el fin «milenial». Este tipo de relativismo me resultaba aborrecible», aseveró el Reverendo King Jr. en sus memorias de 1958 sobre el boicot de autobuses en Montgomery en 1956. «Los fines constructivos nunca pueden dar una justificación moral absoluta a los medios destructivos, porque en el análisis final el fin es preexistente en el medio», concluyó.
Un ingeniero y laico católico que fundó el Movimiento Cristiano Liberación y asumió el cambió en Cuba de manera no violenta, pero no llegó a cumplir 61 años porque fue asesinado por agentes del régimen cubano, junto con el líder juvenil de su movimiento, Harold Cepero, en 2012, fue Oswaldo Payá Sardiñas. El expreso una crítica radical de la dictadura comunista y buscó medios no violentos dentro del sistema existente para lograr una transición a la democracia en Cuba basada en el estado de derecho.
En los dos años anteriores a su prematura muerte, Oswaldo trabajó en el libro «La noche no es eterna«, en el que hizo una evaluación del cambio fraudulento de la dictadura cubana que, si bien reconocía las diferencias de clase, rechazaba el odio de clase.
«Recordemos que aquí la Revolución se hizo a nombre de los pobres, pero después de utilizarlos para suprimir a los ricos y dejar sin nada a todo el que tenía algo, se les quitó el derecho de expresión a todos y a los mismos pobres, que hace mucho quedaron sin voz y ni tan siquiera pueden decir que son pobres. En esta situación de desigualdad actual sostenida por la opresión, si concretan en estos cambios solo se profundizará en la desigualdad. Siempre hemos dicho esto sin odio de clase ni odio de ninguna clase, pero todo indica que esta reconversión del privilegio se concreta no en una transición sino en una herencia en que la oligarquía deja a sus sucesores con otros estilos y otro contenido de desigualdad.»
En 2002, cuando Oswaldo recibió el Premio Sajarov de la Unión Europea, y se dirigió al parlamento europeo en Bruselas, habló de los peligros de la globalización, en términos que tanto Gandhi como King habrían apreciado y compartido.
«Si hoy se habla de globalización, anunciamos y denunciamos que si no se globaliza la solidaridad no sólo peligran los derechos humanos, sino el derecho a seguir siendo humanos. Sin solidaridad humana tampoco conservaremos un mundo limpio donde siga siendo posible la vida para los seres humanos.»
La crítica que hacen Payá, King y Gandhi es contra una sociedad «orientada a las cosas» o un gobierno como una «máquina sin alma» que ve a la persona o al individuo como un «autómata económico», o «las masas» que constituyen una clase económica porque cualquiera de los dos es un sistema distópico. Argumentan que el foco debería estar en la persona humana y en políticas que reconozcan y respeten la singularidad de cada ser humano y su dignidad fundamental.
Iniciemos una temporada de no violencia y examinemos a estos y otros pensadores y ejemplos de no violencia el 30 de enero, siguiendo el 4 de abril y el 22 de julio para coincidir con los aniversarios de la muerte de estos tres íconos de la no violencia.
Vivimos en tiempos en que su ejemplos son más necesarios que nunca para inspirar verdad y firmeza frente a las prácticas malvadas.
John J. Suárez es director ejecutivo del Centro por una Cuba Libre. Suarez fue oficial de programas del Departamento Latinoamericano en Freedom House.
Regis Iglesias Ramírez se desempeña como portavoz del Movimiento Cristiano Liberación.