Los hijos de Bapu.  Por Regis Iglesias y John Suárez

Publicado originalmente  el 30 de septiembre de 2024  en

DIARIO LAS AMÉRICAS

https://www.diariolasamericas.com/opinion/los-hijos-bapu-n5364477

Entre nosotros los cubanos, que tenemos tantos ímpetus violentos a la hora de resolver nuestras diferencias, también sopla la esperanza y la convicción en que aún podremos superar la falta de libertad

Este 2 de octubre se conmemora en todo el mundo el 155 aniversario del natalicio de Mohandas Karamchand Gandhi, a quien el poeta hindú Rabindranath Tagore dio el nombre honorífico de Mahatma, Alma venerable y su pueblo llamó Bapu, Padre.

Gandhi se formó en derecho en el Inner Temple de Londres y fue admitido, a la edad de 22 años, en el colegio de abogados en junio de 1891. Se trasladó a Sudáfrica en 1893 para representar a un comerciante indio en un juicio y allí vivió, formó familia y empleó por primera vez la resistencia no violenta en una campaña por los derechos civiles par lograr la igualdad entre la población emigrante hindú, y las de raza blanca, llegando a denuNciar en sendos artículos desde su periódico, el Indian Opinion, sobre la discriminación que sufrían los indios a manos del régimen colonial.

La palabra Satyagraha, inventada por Mohandas Gandhi y su movimiento el 11 de septiembre de 1906, fue anunciada al mundo en el Empire Palace of Varieties Theatre de Johannesburgo, Sudáfrica. Gandhi dio cuenta de cómo surgió:

Shri Maganlal Gandhi era uno de los concursantes y sugirió la palabra ‘Sadagraha’, que significa ‘firmeza en una buena causa’. Me gustó la palabra, pero no representaba plenamente la idea que quería transmitir. Por lo tanto, la corregí a ‘Satyagraha’. La verdad (Satya) implica amor, y la firmeza (agraha) engendra y, por lo tanto, sirve como sinónimo de fuerza. Así, comencé a llamar al movimiento indio «Satyagraha», es decir, la Fuerza que nace de la Verdad y el Amor o la no violencia, y abandoné el uso de la frase «resistencia pasiva» en relación con él, tanto que incluso en los escritos en inglés a menudo la evitábamos y usábamos en su lugar la palabra «Satyagraha» o alguna otra frase inglesa equivalente.

En 1915, a los 45 años, regresó a la India y pronto se dedicó a organizar a campesinos, agricultores y trabajadores urbanos para protestar contra la discriminación y los impuestos excesivos sobre la tierra.

Se unió al Congreso Nacional Indio, llegando a ser su líder en 1920 y conoció los problemas, la política y el pueblo. Gandhi adoptó el enfoque liberal de Gopal Krishna Gokhale, basado en las tradiciones whig británicas y lo transformó para que pareciera indio.

En 1920 comenzó a intensificar sus demandas hasta que el 26 de enero de 1930 el Congreso Nacional Indio declaró la independencia de la India. Los británicos no reconocieron la declaración, pero se produjeron negociaciones y el Congreso asumió un papel en el gobierno provincial a fines de la década de 1930.

En su libro Hind Swaraj, Gandhi declaró que el gobierno británico se había establecido en la India con la cooperación de los indios y que había sobrevivido sólo gracias a esa cooperación. Si los indios se negaban a cooperar, el gobierno británico colapsaría y llegaría la independencia.

El 12 de marzo de 1930 Gandhi dio el primer paso en el camino desafiante pero pacifico hacia las costas de Dandi, Gujarat, con la intención declarada de violar las leyes sobre la sal. La marcha tardó 25 días en cubrir 240 millas, y Gandhi habló ante multitudes a menudo enormes a lo largo del camino. Miles de indios se unieron a él en Dandi. Al tomar con sus propias manos un puñado de sal Gandhi no fue consciente del impacto que no solo en sus compatriotas, sino en el resto de la humanidad ese simple y ordinario hecho calaría en las conciencias de las futuras generaciones. No podía ser de otra manera, la esencia había nacido en Gandhi inspirado en el propio Jesús de Nazaret: Ha habido momentos en los que no sabía a dónde dirigirme. Me he dirigido a la Biblia, en particular al Nuevo Testamento, y he recibido fuerza de su mensaje, afirmó.

La semilla ya estaba sembrada. Igual de impactante que aquel puñado de sal recogida por Gandhi es el gesto desafiante y cívico de un obrero alemán en 1936August LandmesserHitler participaba del bautismo de una nueva nave de la Armada alemana en los astilleros de Blohm und Vossde Hamburgo, cientos de fanáticos seguidores del terrible Führer del Tercer Reich le saludaban aborregados. Solo Landmesser con los brazos cruzados quedó inmortalizado en una fotografía que desde entonces sería admirada como una muestra del coraje individual y la objeción de conciencia. Quizás si la mayoría de alemanes entonces solo hubieran cruzado sus brazos la humanidad no hubiera tenido que lamentar el Holocausto y los millones de crímenes que el nacional socialismo cometió en nombre de una absurda superioridad racial.

Pero de 1940 a 1945 el insólito caso de Dinamarca demostró que cuando un pueblo y sus representantes cierran filas entorno a la no cooperación con un régimen de ocupación como el nazi es posible no solo resistirlo sino arrancarle cívicas victorias y finalmente agotarlo. Los daneses lograron mantener casi todos esos años un gobierno que defendió los intereses del país pero también logro salvar 8000 de los 8450 judíos censados en el país. La no cooperación y la resistencia cívica no violenta les funciono.

El impacto y el éxito global de la metodología de lucha iniciada por Gandhi a finales de siglo 19 es reconocible también en las luchas de Martin Luther King Jr. y su movimiento por los derechos civiles en aquellos Estados que mantuvieron leyes raciales pasada ya la primera mitad del siglo 20 en la gran República norteamericana.

En la Europa tras la cortina de acero soviética durante sucesos como la Primavera de Praga y movimientos como Carta 77, el sindicato Solidaridad, el Foro Democrático Húngaro, la Umweltbibliothek, Biblioteca Medioambiental de la Iglesia luterana Zionskirche, que en la Alemania comunista fue oasis de conocimiento y libertad en el que se reunieron religiosos, jóvenes punks, intelectuales y obreros que buscaban un cambio en el protectorado ruso del este de Alemania.

También en la Concertación de Partidos por la Democraciaque en Chile pudo desmontar cívicamente, obligando a celebrar un plebiscito, al gobierno dictatorial de Augusto Pinochet.

El espíritu de la lucha de Mohandas Gandhi regresó a finales de los años ochenta del pasado siglo a las calles de la Sudáfrica del apartheid convulsionada por un conflicto armado que había llegado a un callejón sin salida en el que ni una ni otra parte podría anunciar su triunfo o prevalecer absolutamente. Fue el boicot, no solo internacional, también el popular de los sudafricanos de raza negra liderados por Mkhuseli «Khusta» Jack, del FrenteDemocrático Unido, el que finalmente doblegó al segregacionista gobierno de Pretoria obligando al diálogo y el compromiso de eliminar el infame sistema racista.

Activistas chinos como Liu XiaoboWei Jingsheng, Fang Lizhi o Ai Weiwei, las protestas estudiantiles de la Plaza de Tiananmen en 1989 pero incluso la más reciente creación del movimiento contestatario Tuidang llevan la impronta no violenta gandhiana. La lucha política de Maria Corina Machado en Venezuela, sus esfuerzos y coherente accionar cívico no violento en medio de una muy difícil realidad donde un cartel gansteril criminal ha sometido a toda la sociedad y pisoteado la soberanía popular debe mucho a la metodología de lucha de Gandhi.

Entre nosotros los cubanos, que tenemos tantos ímpetus violentos a la hora de resolver nuestras diferencias, también sopla la esperanza y la convicción en que aún podremos superar la falta de libertad y derecho que una tiranía, la más antigua y feroz del hemisferio occidental nos ha robado.

Desde la resistencia de miles de prisioneros que desde inicio de los años sesenta plantaron cara y se negaron a colaborar con la opresión en condiciones muy difíciles a un alto precio, siendo luz desde las profundas mazmorras, pasando por las luchas del Comité Cubano Pro Derechos Humanos de Ricardo Bofill, Gustavo y Sebastián Arcos, las iniciativas para poner el protagonismo en manos del pueblo lideradas por el Movimiento Cristiano Liberación y su líder Oswaldo Paya, a quien me gustaba llamar Bapu, las protestas de muchos grupos como las Damas de Blanco o los jóvenes artistas que se han sumado en los últimos años a los esfuerzos no violentos para alcanzar el cambio, ha sido y es un recorrido muy largo y plagado de heroísmo y martirologio pero va dando frutos sanos.

Un camino efectivo para poner contra las cuerdas al régimen comunista que se niega a entender que no hay salida ni futuro para el totalitarismo y el crimen impune entre nosotros y es hora ya del cambio. Gandhi, su espíritu, la fuerza moral de su lucha poderosa está en manos de sus hijos espirituales no solo entre nosotros, sino también en todo el mundo.

Gandhi proporcionó un poderoso epígrafe para que los activistas lo aplicaran en la formulación de sus estrategias, y se ha utilizado en otros lugares. Fue adoptado por Vaclav Havel, con su idea de vivir en la verdad que condujo a la Revolución de Terciopelo en Checoslovaquia en 1989.

«Utilicen la verdad como su yunque, la no violencia como su martillo, y cualquier cosa que no resista la prueba cuando se la lleva al yunque de la verdad y se la golpea con la no violencia, rechácenla».

Únase a nosotros en línea en el Día Internacional de la No Violencia el 2 de octubre a las 7:00 pm (EST) para una reflexión sobre la resistencia no violenta de los cubanos contra la dictadura de Castro y el legado de la no violencia gandhiana en Cuba.

Regis Iglesias Ramírez se desempeña como portavoz del Movimiento Cristiano Liberación.

John J. Suárez es director ejecutivo del Centro por una Cuba Libre. Suarez fue oficial de programas del Departamento Latinoamericano en Freedom House.

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