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La lucha no violenta ha sido efectiva, sin lugar a dudas, a lo largo de la historia de la humanidad. Esto es un hecho. Desde el cristianismo durante el imperio romano, la célebre marcha de la sal de Gandhi, sobre el imperio británico, la “Revolución de terciopelo” en Checoslovaquia, las huelgas del sindicato Solidaridad, que resquebrajaron los cimientos del imperio soviético y otros movimientos netamente cívicos han logrado derrocar, sin esgrimir la violencia, como método de lucha a dictaduras parecían inamovibles.
Pero en el mundo moderno y globalizado en que vivimos, la acción cívica no violenta de los pueblos oprimidos por la tiranía no puede ser dejada a su suerte frente a un enemigo tan poderoso. El mundo libre debe ser solidario y debe ser concreto en su apoyo a la lucha por los derechos de los pueblos sometidos, actuando para cercar y asfixiar a los soberbios.
Los movimientos de base cubanos en la isla han luchado por su libertad en varias ocasiones, movilizando a un gran número de cubanos para defender los derechos humanos y la libertad. Las protestas a nivel nacional del 11 de julio de 2021 marcaron un momento histórico, pero no surgieron de la nada.
El Movimiento San Isidro (MSI), un grupo de objetores al Decreto 349, fue protagonista de una huelga en noviembre de 2020 para demandar la liberación de uno de sus miembros. Esto generó una protesta frente al Ministerio de Cultura, por parte de artistas e intelectuales, algunos de ellos, integrados institucionalmente al régimen que llevó a la formación de un nuevo movimiento, el 27N. La canción «Patria y Vida» que identificó a este movimiento, ha logrado convertirse en un himno social en la isla. El rapero Maykel Castillo Pérez “Osorbo”, uno de los miembros de MSI y participante en “Patria y Vida” en la actualidad está en prisión y en un estado crítico de salud.
No es la primera vez que huelgas y protestas han sido escenificadas en Cuba. La resistencia no violenta cubana a la dictadura de Castro durante los últimos 45 años, comenzando cuando el régimen estaba en su posición más fuerte en la década de 1970, le propinó varias derrotas tácticas. Incluso mucho antes, desde el inicio de la dictadura, los presos políticos mantuvieron en medio de la soledad y el aislamiento, una acción no violenta permanente contra sus carceleros y de resistencia al régimen.
El Comité Cubano de Derechos Humanos, fundado por Ricardo Bofill en 1976, documentó sistemáticamente las violaciones de derechos humanos sacadas clandestinamente de Cuba y entregadas a organizaciones internacionales de derechos humanos que llevaron a la condena del régimen durante un período de quince años a partir de 1991 y a la instalación de un relator especial centrado en la situación de los derechos humanos en Cuba. El historial de La Habana se examinó cuidadosamente y se responsabilizó anualmente hasta 2006.
El Movimiento Cristiano de Liberación (MCL), fundado el 8 de septiembre de 1988 para trabajar por la democratización de Cuba, se ha mantenido activo todos estos años, dentro y fuera de la isla. Es conocido por el Proyecto Varela, una petición de referendo firmada por 11.020 cubanos en mayo de 2002 que pide al régimen se garantice en la ley derechos inalienables del hombre y, a pesar de su fundamento totalitario, recogidos en la propia Constitución socialista de Cuba. La comunidad internacional reconoció la existencia de un movimiento de oposición popular y el deseo de los cubanos de ser libres.
En marzo de 2003, no tanto por la cantidad de firmas presentadas al parlamento del régimen sino por los más de 120 Comité Ciudadanos que en el proceso se habían creado a lo largo y ancho del país, fueron encarcelados a la mayoría de los líderes de la oposición. A pesar de esta represión, los Comité Ciudadanos entregaron 14.384 firmas adicionales demandando el referendo en octubre de 2003.
Castro esperaba que la represión de marzo de 2003, llamada “Primavera Negra de Cuba”, marcaría el fin de la oposición que para inicios de siglo XXI era una vigorosa sociedad civil integrada por grupos independientes de intelectuales, artistas, periodistas, pedagogos, bibliotecarios, mujeres, campesinos, médicos, abogados, sindicalistas, defensores de derechos humanos y movimientos opositores. En cambio, provocó el surgimiento de un nuevo movimiento, las Damas de Blanco, liderado por las esposas, madres, hermanas e hijas de los encarcelados. Durante ocho años, estas mujeres presionaron, protestaron y marcharon por la libertad de sus seres queridos. Tuvieron éxito y los últimos salieron de la cárcel en 2011, una victoria no violenta sobre la dictadura, y las Damas de Blanco continúan hasta el día de hoy exigiendo que se respeten los derechos humanos en Cuba.
El precio del desafío no violento ha sido alto. Largas penas de prisión, exilio, deportaciones, ejecuciones extrajudiciales. Algunas voces han surgido ahora, empujadas por la represión desatada contra los cubanos que luchan a través de la acción no violenta, para llamar a la violencia creyendo que aceleraría una transición democrática.
Los estudios estratégicos han demostrado que cuanto más brutal es el régimen, menos efectivos y exitosos son los movimientos violentos. Contrariamente a la intuición, los movimientos no violentos han tenido más éxito en derrocar a dictadores brutales y lograr la transición a democracias duraderas.
La dictadura de Castro, con décadas de experiencia en terrorismo, tortura y genocidio en todo el mundo, es experta en guerra, como se demostró en la década de 1960 cuando aplastó de manera eficiente y despiadada a una oposición violenta con la ayuda de asesores soviéticos para consolidar el poder.
La resistencia no violenta es más capaz de movilizar a los ciudadanos para exigir cambios y también para obtener la solidaridad global, la sanción, el aislamiento político, diplomático y económico del régimen y las personas y entidades que violan los derechos de los cubanos, como se logró con el boicot al régimen de apartheid en la Sudáfrica segregacionista.
Regis Iglesias Ramírez
Portavoz. Movimiento Cristiano Liberación
John Suarez
Director Ejecutivo. Centro por una Cuba Libre