SevillaInfo entrevista a Carlos Payá sobre recogida de firmas para pedir a ONU investigación sobre muertes de Oswaldo Payá y Harold Cepero. También comenta sobre circunstancias de ese suceso, sobre el Proyecto Varela, la figura de Oswaldo y la postura de la jerarquía católica cubana
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El próximo 22 de julio se cumplirán nueve años de la muerte del opositor cubano Oswaldo Payá Sardiñas y su compañero Harold Cepero. Ambos viajaban en un vehículo junto al entonces dirigente de Nuevas Generaciones del PP en Madrid, Ángel Carromero y el líder de las juventudes del Partido Cristiano Demócrata sueco, Aron Modig. Carromero fue condenado a cuatro años y cumplió su condena en España, mientras que Modig regresó a su país sin que se presentaran cargos contra él tras guardar silencio y ratificar ante la prensa la versión oficial. Carlos Payá es hermano Oswaldo y recoge firmas a través de la plataforma Change.org para pedirle al Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU que inicie una investigación y se haga justicia. Convencido de que su muerte fue intencionada, asegura que perdona a los que lo hicieron, pero necesita saber la verdad. SevillaInfo ha hablado con él.
– Recoge firmas a través de la plataforma Change.org. para que la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos abra una investigación que esclarezca los muchos interrogantes sobre la muerte de su hermano.
– Desde el primer momento teníamos el convencimiento y sobre todo los elementos y los testimonios de que su muerte no fue un accidente. A lo largo de estos años hemos hecho sucesivos reclamos a Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos (OEA) y al Parlamento Europeo para que hicieran una investigación independiente. En 2018, tuve la oportunidad de hablar con un abogado de la oposición venezolana que me comentó que se iba a reunir con Michelle Bachelet. Redactamos una carta que se le entregó en mano, pero pasado el tiempo no tuvimos acuse de recibo, por eso tomé la decisión de llevar el asunto a la plataforma Change.org. y revitalizar el tema. Actualmente estamos rondando las quince mil firmas, a pesar de que en Cuba esta plataforma está bloqueada. Volvemos a lo de siempre. Cuando internet no estaba desarrollado era el régimen el que impedía recoger firmas a mano y ahora que lo tenemos, impide este tipo de iniciativas. Esperamos que el volumen de firmas sea notorio para que quien se ocupe de esto se dé cuenta de que miles de personas de todas partes del mundo están pidiendo esta investigación.
– ¿Se fía de Michelle Bachelet?
– No escribimos a Bachelet, sino a una institución. Si le soy sincero, Naciones Unidas no es un organismo que se caracterice por ser extremadamente confiable en muchos temas, pero sigue siendo Naciones Unidas y ya no nos queda a quien apelar. Se lo pediré al sursuncorda si hace falta, aunque haya gente que me diga que no vale la pena. Hay que investigar qué ocurrió en el lapso entre el suceso y la llegada al hospital, donde mi hermano ingreso cadáver y Harold Cepero falleció posteriormente en dudosas circunstancias. Eso es lo que le pedimos a la ONU y por eso quiero contar con la solidaridad de la gente. Por eso agradezco en el alma cada nueva firma, porque eso significa que una persona en cualquier parte del mundo se está acordando de Oswaldo y de Harold. Eso me sirve de consuelo y es muy importante para mí. No podemos olvidarlos.
– El pasado lunes se cumplieron 19 años de la presentación del Proyecto Varela ideado por su hermano Oswaldo ante la Asamblea Nacional del Poder Popular en la Habana. Una iniciativa civil que abogaba por reformas políticas en Cuba y que el régimen de los Castro se encargó de tumbar a pesar de estar amparada por la Constitución de 1976. Fueron muchas las firmas recogidas si se tiene en cuenta el nivel de represión que se vive en su país.
– Exacto. El régimen tenía vigente la Constitución del 1976 en cuyo Artículo 88 decía que con diez mil firmas de ciudadanos con condición de elector se podían presentar iniciativas ciudadanas. Nunca pensaron que Oswaldo Payá y los gestores del Proyecto Varela iban a cumplir la ley. El régimen se sacó de la manga un supuesto reglamento de la Asamblea que decía que las firmas tenían que estar visadas ante notario. Evidentemente, un reglamento de la Asamblea Popular no puede estar por encima de la Constitución. Para más inri, y posteriormente a la entrega de esas once mil firmas, el régimen recogió ocho millones de firmas para otro asunto, pero incumplieron lo que ellos dicen que nosotros incumplimos. Es decir, que el régimen incumple a su antojo sus propias leyes.
– En total han sido 35.000 firmas si sumamos dos iniciativas posteriores. Todo un hito teniendo en cuenta el riesgo que supone este acto para un cubano.
– Fue un esfuerzo titánico porque el régimen se encargó de boicotear todo lo que pudo: la recogida de firmas, amenazas a los firmantes, emplear a falsos opositores para que tergiversaran las firmas… Porque no solo se firmaba, sino que después había que verificar. Los gestores del Proyecto Varela firmaban y después otro gestor verificaba, no fuera a ser que por el camino hubiese algún descontrol o algún tipo de fallo. Fue un trabajo muy concienzudo que se hizo como a pedales, en hojas fotocopiadas, casa por casa, en medio de una represión feroz. Imagínese lo que es dar ese paso e identificarte ante el régimen. Es algo muy valeroso.
– Un acto de valentía, sin duda.
– El Proyecto Varela no es cosa de mi hermano ni tan siquiera del Movimiento Cristiano Liberación (MCL). Es de treintaicinco mil valientes que sufrieron expulsiones de la Universidad, como le ocurrió a Harold Cepero o a mí. En 2002, te expulsaban de tu puesto de trabajo, te discriminaban o te metían preso. Un año después aconteció la llamada Primavera Negra de Cuba, en la que encarcelaron a setentaicinco disidentes de los cuales cuarentaidós eran gestores del Proyecto Varela.
– Sobre el Proyecto Varela se dijo en su momento que fue una obra maestra de su hermano y un triunfo del Movimiento Cristiano Liberación, del cual también fue fundador. Una iniciativa pionera para la transición pacífica y democrática en Cuba. Había que tenerlos muy bien puestos para hacer lo que él hizo sin caer en las constantes provocaciones del régimen.
– Más que valor fue su vis política. Por eso la labor de Oswaldo transciende. Él tenía mucha amistad con Vaclav Havel, expresidente de la República Checa y con Lech Walesa, expresidente de Polonia. Ambos le decían que había logrado algo dentro de una tiranía comunista que ellos no habían conseguido: utilizar un resquicio en la propia ley del régimen para poner a la tiranía en entredicho. Lo verdaderamente importante es que Oswaldo inició ese camino, aunque no fue el único que emprendió. Posteriormente llevó a cabo otros que fueron un desarrollo del Proyecto Varela, que sigue vivo porque en Cuba no hay libertad. El régimen no se esperaba que mi hermano encontrara ese resquicio legal, por eso reaccionó de manera tan brutal.
– Entre otras reivindicaciones del proyecto, se recogía el derecho a la libre expresión y asociación, amnistía para todos los presos políticos, derecho a la propiedad individual y una nueva ley electoral. Desgraciadamente, la respuesta fue persecución, secuestros, cárcel, sentencias de muerte, destierros y el asesinato de opositores y disidentes. Su hermano no estaba en la lista de encarcelados en aquella Primavera Negra de 2003.
– Cierto. Fueron encarcelados cuarentaidós miembros del Movimiento Cristiano Liberación. Dejaron libre a Oswaldo para confundir a la oposición. Mucha gente pensó que se trataba del Capitán Araña, porque no le ocurrió nada. Sufríamos mucho porque ciertas personas desde el exilio decían que a él no le ocurría nunca nada. Y mira si le pasó que tomaron la decisión que más les convino implicando a otro ciudadano español como Ángel Carromero, a parte de mi hermano, que también tenía nacionalidad española. Lo tenían todo calculado. Es para lo único que es eficiente este régimen, para la represión.
– Según usted, existen suficientes indicios para asegurar que su hermano y su compañero Harold Cepero no fallecieron por un accidente, sino debido a un acto criminal orquestado por el castrismo.
– El primer indicio que tuvimos fue un wasap enviado por el sueco Aron Modig al Partido Cristiano Demócrata sueco desde el hospital, que decía: «un vehículo nos ha sacado de la carretera». Esa fue la primera noticia que tuvimos y a partir de ahí comenzamos a averiguar. Posteriormente fue gente al hospital y luego ya se supo que Oswaldo llegó muerto y que Harold Cepero falleció más tarde en circunstancias muy dudosa. De hecho, el que es hoy presidente del Partido Popular, Pablo Casado, me confirmó después de hablar con Ángel Carromero a través del teléfono del cónsul español, que no había sido un accidente.
– Llama la atención el silencio del sueco Aron Modig.
– Se acuerda de todo salvo ese lapso entre el accidente y el trayecto al hospital. Harold Cepero le entregó unas tarjetas sim por el camino porque sabía que les seguían y le dijo al sueco literalmente: «nos está siguiendo la comunista». No iba durmiendo y tampoco se acordaba de eso.
– Sin embargo, Modig le confirmó en el hospital a Ángel Carromero que les seguían.
– Cuando a Ángel le sacan del coche, les dice a las personas que le extraen del vehículo: «quién cojones sois y por qué me habéis hecho esto». Como es lógico, nadie ofende a unas personas que te van a ayudar tras sufrir un accidente. A ángel le dan con la culata de un arma en la cabeza. Él me enseño la herida. Lo introducen en una furgoneta de las que utiliza la seguridad del Estado. Cuando llega al hospital lo sitúan al lado de Aron Modig y él le pregunta: «¿Nos estaban siguiendo? ¿Crees que nos van a matar?» El sueco le dijo que sí. Cuando Ángel despierta, un oficial que tenemos identificado le pregunta a Carromero: «¿Qué es lo que pasó?» Y Ángel le dice: «un coche nos dio por detrás». Y el oficial le abofetea y le dice: «Aquí nadie le dio por detrás». Pero da la casualidad de que gente de nuestro movimiento estaban por el hospital y vieron la escena. Como también presenciaron el doloroso momento en el que Harold Cepero, que llegó ileso al hospital, comenzó a dar gritos de agonía y un médico le dijo a una enfermera: «a qué tanto aspaviento, esto es un lumpen que viene a poner bombas». Creemos que Harold fue ejecutado en el hospital.
– Al margen de una larga lista de pesquisas e indicios, dos wasaps son claves en la investigación.
– La clave está en un wasap que Aron Modig envía diciendo que «Un vehículo nos ha sacado de la carretera», y otro enviado por Ángel Carromero en el momento del suceso en el que escribe: «Socorro estamos rodeados de militares». Cómo es posible que en una carretera por donde no pasan ni los lagartos sea un teniente coronel de la seguridad del Estado el que llama a una ambulancia. Qué casualidad. A todo esto debemos unirle que meses antes a Oswaldo le había aflojado las tuercas de las ruedas de su vehículo, le volcaron su furgoneta y vivía en un permanente estado de amenazas y persecución que nos hace dudar.
– Por no hablar de la investigación oficial.
– No nos dejaron ver la autopsia y las pruebas presentadas eran muy difusas. Incluso la abogada de Ángel realizó una investigación sobre las circunstancias del suceso que determinaron que aquello no fue un accidente de tráfico. Quiero dejar claro que nosotros trabajamos por la reconciliación de todos los cubanos, pero si no hay justicia no puede haber reconciliación.
– En su juventud, Oswaldo es condenado a trabajos forzados por negarse a transportar a unos presos políticos mientras cumplía el servicio militar.
-Sí. Lo enviaron a unas unidades de ayuda a la producción, que es un trabajo muy duro y hubo un momento que él se revela porque no quiere disparar a unos presos. De hecho, a él le disparan sobre la cabeza un tiro a ras, que consiste en ponerte una pistola pegada a tu cabeza y disparar indirectamente sobre ella.
– ¿Ese fue el detonante para que adquiriera su compromiso político?
– No. En nuestra familia nos enseñaron siempre a no colaborar jamás con el régimen. En el ambiente que había en mi casa y en la parroquia donde se fundó el Movimiento Cristiano Liberación (MCL) no existía ninguna afinidad política porque hemos tenido muchos antepasados y familiares presos. A mí me pusieron Carlos en honor a un primo que estaba preso y no sabíamos cuándo le iban a fusilar… Oswaldo estuvo siempre muy reprimido por el régimen y aun así pudo sacar su carrera, no como a mí, que me expulsaron de la Universidad y tuve que terminar Arquitectura en España.
-En el funeral de su hermano, el obispo Juan de Dios Hernández dijo que Oswaldo tenía tres amores en su vida: Cuba, la Iglesia y Jesucristo. Al parecer, uno de esos amores le hizo sufrir más de lo deseable.
– Partimos de la base de que la Iglesia somos todos, desde el Papa hasta el último feligrés, pero las relaciones entre la iglesia cubana y el MCL fueron muy difíciles, sobre todo con la jerarquía y, especialmente, entre Oswaldo y el cardenal Ortega. Mi hermano sufría mucho con eso. La iglesia cubana lo único que hacía era distorsionar y se echó en falta más apoyo.
– Qué le pareció la visita de Francisco a Cuba.
– Uno es católico y acepta la disciplina o las reglas de la Iglesia, pero recuerdo al Papa hablándole a los cubanos del paro en Europa. Me imagino lo que pensarían los jóvenes al escucharle, sabiendo que aquí los ingenieros ganan treinta dólares al mes y una botella de aceite vale más que en España. Pero no solo pasa con la Iglesia, parece que con Cuba todo el mundo quiere pasar la mano. No entiendo por qué a la tiranía cubana se le perdona todo. Como digo yo, tan tirano es Pinochet como Castro. Mi hermano Oswaldo decía que las dictaduras no son de izquierdas o de derechas, solo son dictaduras. Con cuba hay una especie de halo guevarista. Guevara era un homófobo, un asesino y un impresentable, que por cierto murió cobardemente porque dijo: «valgo más muerto que vivo». Es decir, que no murió como un héroe.