Manuel Robles-Villamarín: «Dar la vida por el otro, vivir entre hermanos, más claro ni el agua: el MCL». Zoepost

Artículo publicado originalmente en ZoePost

¿Quién no recuerda al joven cubano miembro del Movimiento Cristiano Liberación que con su brillante y vibrante intervención impactó en Panamá durante el evento de la Jornada Mundial de la Juventud en el 2019? Su nombre: Manuel Robles-Villamarín. Manolito, como lo llaman sus amigos, no se anda dando vueltas a la hora de responder; es de palabra certera y valiente. En más de una ocasión ha sido claro acerca de la apatía entre la juventud cubana, y de la posición adoptada por una parte de la iglesia frente la tiranía castrista. Llevo un tiempo observándolo y su ejemplaridad me produce curiosidad y una inmensa ternura, es la razón por la que decidí entrevistarlo para que los lectores de ZoePost puedan conocerlo mejor.

Zoé Valdés: -¿De qué parte de Cuba eres?

Manuel Robles-Villamarín: -De La Habana, Cuba.

ZV: -¿A qué edad llegaste al exilio?

MRV: -A los 24 años.

ZV:- ¿Cómo es tu vida de exiliado? Sé que estudias, trabajas, y además eres miembro del MCL.

MRV:- Mi vida de exiliado es muy atareada. Vivo en un “monta que te quedas”. Tengo que decir que disfruto de esta vida ocupada donde cada decisión es determinante para mi futuro. Así vivo el exilio: consciente de que cada segundo es sumamente importante para lograr mis sueños. El exilio también es una gran oportunidad. Me gusta enfocarme en eso. La Cruz también es grande, pero he aprendido a cargarla con gozo.

Trabajo para una compañía escocesa-norteamericana sobre finanzas, el título de mi posición es Asociado de Servicios Financieros. Estudio ingeniería eléctrica en Florida International University (FIU). Soy miembro del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), donde tengo el honor de aprender de la experiencia de mis hermanos de camino y de lucha pacífica por la libertad de Cuba, excelentes mentores, hombres de bien.

ZV: -¿Cuáles son tus proyectos como exiliado y como miembro del MCL?

MRV: -Terminar mi carrera de ingeniería eléctrica, ya que en Cuba fui forzado por el régimen cubano a interrumpir mis estudios a causa de mi activismo dentro del MCL y mi cercanía a Oswaldo Payá y Harold Cepero, quienes fueron asesinados por la dictadura comunista el 22 de julio de 2012. Tras esos días me privaron de mi derecho a estudiar en la universidad.

Me siento llamado a defender la libertad de Cuba, es lo que he hecho y por tal motivo vivo en los Estados Unidos de América, mi nuevo hogar, por eso incluyo en mis prioridades como exiliado mi compromiso con esta gran nación a la que amo tanto como a la isla en la que nací. Toda esta vocación política la he vivido desde las iniciativas del Movimiento Cristiano Liberación, mi exilio es producto a la correcta decisión de ser parte del MCL; por lo tanto, me debo al Movimiento, estoy comprometido con el legado de Oswaldo Payá y Harold Cepero.

Anhelo servir, como lo han hecho mis hermanos del Movimiento, que en eso me vaya la vida.

ZV: -¿Cómo te inspiran Oswaldo Payá, Harold Cepero, y el líder actual del MCL, Eduardo Cardet?

MRV: -Oswaldo Payá fue el amigo que más me ha ayudado a inquietar mi conciencia política. Oswaldo me enseñó cómo un laico católico debe vivir su compromiso cristiano en la sociedad. Oswaldo me demostró que verdaderamente “la política es el arte de lo posible”. Su vida reafirma mi Fé, él es un mártir católico que confió plenamente en Dios. Esa fue la Esperanza que transmitió, “una esperanza que no defrauda” (Romanos 5,5).

Harold me enseñó a escuchar y lo que significa dar la vida por los amigos. En gran medida mi interés por temas filosóficos es producto a conversaciones que tuve la oportunidad de sostener con él, quien es uno de mis filósofos preferidos. Su humildad es una gran escuela.

Cardet, es uno de los seres humanos a los que más respeto y admiro. Es un hombre de familia, con una moral intachable, cercano, generoso, inteligente y sumamente valiente. Su lealtad y su nivel de compromiso con la libertad de Cuba son el espejo en el que me miro. ¡Cuánto me queda por aprender de ellos! Eternamente agradecido al Señor por el inmenso regalo de tener como amigos a estos tres hombres de lucha pacífica, personas donde el ser y el hacer siempre van de la mano.

ZV: -Te descubrimos hace un tiempo con una brillante intervención que hiciste en Panamá, cuéntanos cómo fue tu participación y cuáles otras han dejado huellas en ti…

MRV: -Esa intervención fue en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Panamá 2019. Las Jornadas Mundiales de la Juventud fueron iniciadas por San Juan Pablo II con el objetivo de que jóvenes del mundo entero se reunieran en torno al Papa para reflexionar sobre los tiempos que corren a la luz de la Fé, rezar lo que nos pide el Señor en el momento presente como jóvenes cristianos. Es un evento donde disfrutas mucha alegría. El programa de una JMJ es muy amplio y cada experiencia tiene un olor a Dios tremendo. Es una experiencia que todo joven de Fé debe vivir. Específicamente esta última me ayudó a comprender que la lucha por la libertad de Cuba, la defensa de los Derechos Humanos se hace mucho más fuerte hoy, debido al enfrentamiento a los movimientos progresistas, socialistas, comunistas que quieren seguir destruyendo la humanidad, el porvenir.

En una de las catequesis de la JMJ con don Ricardo Blázquez, obispo de Valladolid, España, los cubanos de Miami estábamos pidiendo la palabra para dar nuestra opinión sobre lo que sufrimos los jóvenes católicos exiliados. Notamos que no nos querían dejar hablar, todo parecía indicar que era porque minutos antes habíamos pasado frente a la embajada cubana gritando puro amor: “¡Abajo el comunismo y viva Cristo Rey!” Alguna influencia tenía el régimen cubano con el moderador del evento que nos estaba impidiendo expresarnos. Por eso no nos quedó otra opción que irnos al centro con nuestro speaker e interrumpir diciendo con fuerza: “¡USA quiere hablar!” Se nos sumaron todas las personas presentes: monjas, curas, jóvenes. Finalmente nos dieron la palabra. Me quedé con deseos de escuchar la respuesta del obispo. No pienso que vaya a olvidarse de los jóvenes católicos de Miami, sobre todo por aquello de que “a las cosas hay que ponerle su nombre”.

Después de todo esto al llegar a nuestro hotel nos esperaban un grupo de hombres que se presentaron como supuestos colaboradores con Cuba. Me empujaban suavemente por el hombro y me tomaban fotos. Recuerdo que eran panameños, de esos a los que el régimen cubano manipula y les paga como a esclavos. Desde ese momento nos seguían a todos lados. Por tal motivo tuvimos que denunciar los hechos en la Embajada de los Estados Unidos. Aun así, de regreso a Miami, solamente a mí me hicieron un chequeo de equipaje. Me trataban esos panameños como un criminal, todavía disfruto la cara de aquella oficial de inmigración sacando de mi equipaje un Rosario y una Biblia…

La otra experiencia que dejó una huella indeleble en mi fue la JMJ Madrid 2011. Era mi primer viaje fuera de Cuba, iba en representación de los jóvenes de la arquidiócesis de La Habana. En esa JMJ nació mi compromiso con la libertad de Cuba, mientras adoraba al Santísimo Sacramento en el aeródromo de Cuatro Vientos, donde tuvo lugar una Vigilia multitudinaria que cambió la vida de muchísimos jóvenes del mundo entero. No puedo dejar de mencionar a cada uno de mi familia de amigos de España que me acogieron y con los que actualmente mantengo una relación de familia. Mi corazón se siente hondamente agradecido.

ZV: -¿Cómo es tu vida de joven de Fé? ¿Por qué el MCL y no otro movimiento?

MRV: -Voy a Misa, medito la Sagrada Escritura, leo, corro, comparto con mis amigos y me comunico con mi familia, estudio, trabajo, me molesto con lo que algún pseudoteólogo escribe en materia de fe, bailo, sonrío, lloro, escribo, y me equivoco un millón de veces.

Cuando sentí que el Señor me pedía en la Vigilia de Cuatro Vientos que me comprometiera en serio con la libertad de Cuba, estaba descubriendo en gran medida mi “Principio y Fundamento”, el para qué quiero vivir. Movimiento cívico-pacífico sin afiliación religiosa, inspirado en el humanismo cristiano, que hace política seria, que se enfoca en lo fundamental para el cambio de Cuba: los Derechos; donde pueda amar y servir, dar la vida por el otro y vivir todo eso en comunidad, entre hermanos, pues más claro ni el agua: el MCL.

ZV: -Para vivir ahora mismo: ¿Cuba o Estados Unidos?

MRV: -Estados Unidos.

ZV: -¿Cómo ves la Cuba futura? Y ¿cómo ves los Estados Unidos después de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre?

MRV: -Veo a Cuba libre y empezando el largo proceso de desintoxicación del daño antropológico.

A Estados Unidos lo veo “Great Again”. Confío en que Donald Trump seguirá gobernando otros 4 años y continuando el gran trabajo que ha hecho en este primer término de su mandato. Me gustaría ver que finalmente los Estados Unidos de América se compromete en serio con la libertad de Cuba. Esa es mi esperanza. Veo a esta gran nación confiando en Dios.

ZV: -¿Qué idea tienes de Dios y de Cristo?

MRV: -Dios es mi Padre, el Creador, el Principio y el Fin. Dios es el sentido de mi existir, mi Papá bueno y eternamente misericordioso. Cristo Jesús, es el mismo Dios hecho hombre, mi Amigo Incondicional, Compañero de Viaje, el que me muestra al Padre con Amor, que es Su Santo Espíritu. Juntos participamos de esa alegría que es la comunión con el Padre. La Santísima Trinidad es lo más íntimo de mí, mi esencia, Quien me hace un sueño Suyo hecho realidad. Ese mismo y único Dios, en Tres Personas diferentes, es la explicación a lo que ninguna de las leyes fundamentales de la Física (gravitatoria, electromagnética, nuclear fuerte y nuclear débil) puede explicar. Por ejemplo, como decía el astrofísico jesuita Manuel María Carreira Vérez, “ninguna de estas fuerzas puede explicar una poesía”.

Vídeo intervención de Manuel Robles-Villamarín en la JMJ 2019

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