La democracia digital cubana. Por: Minervo Chil (MCL)

Hay quienes no acaban de entender lo sucedido el pasado 10 de octubre en Cuba. Trataré de explicarlo apoyándome en las ideas de dos de mis amigos.

El sistema político vigente en Cuba, consagrado en la Constitución y definido por la ley votacional, más justa y moderna que una sobrevalorada ley electoral, es una democracia digital.

Y explico:

El Primer Secretario del Partido Único, que no es un cargo electivo sino hereditario, elige personalmente al Presidente y al Vicepresidente de la República, así como a la directiva de la Asamblea Nacional, de una manera muy democrática, de entre los candidatos únicos que él mismo, con su gran visión, experiencia y sabiduría, nominó para cada cargo. De esta manera se evitan futuras disputas por el poder y denuncias de posible fraude en el conteo de votos.

Y esto se hace de manera segura, apoyado en la misma tecnología de punta empleada para elegir a la totalidad de los diputados a la Asamblea Nacional, los Gobernadores Provinciales y las directivas de las Asambleas Municipales: la tecnología digital. O sea, para decirlo en buen cubano, que son designados a dedo. Así se evitan costosas campañas electorales y la demagogia de las promesas asociadas a éstas.

Como pueden ver, ante un sistema tan justo, democrático y seguro, no había realmente necesidad de crear falsas expectativas anunciando previamente candidatos. Tampoco de permitir que la prensa extranjera cubriera este magno evento y lo tergiversara por su incapacidad de comprender el modelo único y superior que la máxima dirigencia del país soberanamente se ha dado. Ni mucho menos de transmitir en vivo y en directo, con los riesgos que esto supone, el magnífico espectáculo montado para entretener al público cubano y de paso tratar de legitimar ante la comunidad internacional, las modificaciones sabiamente diseñadas para aparentar cambios y mantenerlo todo igual.

De esta manera se asegura poder tenerlo todo encadenado y bien encadenado, ya que la historia demuestra que no basta con tenerlo bien atado. Sólo así se puede mantener y dar continuidad al legado de exclusión del padre fundador de este modelo único.

Al menos, ésa es la idea.

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