Hace unos años estaba intentando resolver el problema de mi vivienda haciendo gestiones en oficinas de la Reforma Urbana. Me estaban, como se suele decir, “peloteando” y conocí a Rosa María Rodríguez Gil.
Ella me vio desesperado y me explicó cómo tenía que hacer para poder reclamar mis derechos. De ahí hay surgió una linda amistad desinteresada, Yo le pregunté cómo sabía tanto sobre los derechos y deberes y me contó que pertenecía al Movimiento Cristiano Liberación, como Coordinadora en La Habana.
Le dije que yo quería saber cómo trabajaba el MCL y me explicó que “Ante todo somos hermanos y tenemos que a ayudar al prójimo, ser honestos y firmes en nuestros principios’.
Me habló del Proyecto Varela y de “Un cubano un voto” así como del mártir Oswaldo Payá. Yo le dije que quería pertenecer al MCL a lo que ella me contestó: “No estás comprometido en pertenecer al MCL, lo que yo hice por tí lo hago por mis principios y es el deber que tengo por mi pueblo”. Pero le dije que no era por eso sino porque veía que en el MCL se llevaban como una hermandad.
Hoy por hoy llevo ya 3 años en el Movimiento Cristiano Liberación y soy coordinador de varios equipos de afiliados.
¡Libertad y Vida!