Mucho ruido y pocas nueces. por Minervo Chil , Miembro del Secretariado Ejecutivo MCL

Mucho se ha estado hablando y escribiendo en los últimos días sobre las medidas anunciadas por el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba sobre “cambios” en la política migratoria. Creo que ha habido un exceso de euforia y optimismo de parte de algunos, sin ningún basamento sólido. No pocos han confundido la realidad con sus deseos de bienestar y prosperidad para los cubanos.

Ya las propias instituciones, medios y voceros oficiales y oficiosos del régimen han comenzado a “aclarar” algunas falsas expectativas.

Después de anunciar que todos los cubanos que salieron ilegalmente del país, podrían viajar a Cuba, excepto los que salieron por la Base Naval de Guantánamo, ahora se aclara que tampoco podrán hacerlo los que abandonaron misiones o delegaciones médicas, diplomáticas, deportivas o de otro tipo, a quienes les mantienen la prohibición de regresar al país durante 8 años.

También se ha aclarado que la autorización a los cubanos residentes en el exterior para entrar y salir en embarcaciones de recreo es únicamente para cubanos que residen exclusiva y permanentemente en el exterior, por lo que excluye a quienes se han repatriado y a quienes aprovechando los “cambios” implementados en 2013, se domiciliaron en el exterior pero mantuvieron su residencia en Cuba, cumpliendo el requisito de regresar antes de los 2 años, ya que éstos son considerados residentes en Cuba. Una vez más el régimen discrimina a los cubanos que residen dentro de Cuba, a quienes no les “autoriza” a que disfruten de los “beneficios” que conceden a los “emigrados”, demostrando que su único interés es el beneficio económico que esperan obtener de dichas medidas.

También se ha magnificado mucho el alcance real de la eliminación de la “habilitación” de los pasaportes. Esto no significa que todos los cubanos que viven fuera de Cuba podrán regresar a su Patria. Como ha ocurrido desde que eliminaron la tristemente célebre “Carta Blanca”, las autoridades cubanas seguirán decidiendo arbitraria e ilegítimamente a qué cubanos les permite entrar y salir del país.

Estas medidas están a tono con el cambio-fraude que se ha venido implementando en los últimos años y que no pocos incautos y oportunistas tan entusiastamente promueven. La dictadura cubana sigue tratando a los ciudadanos cubanos como simples súbditos sin derechos, que solo pueden acceder a las migajas que desde el poder decida darles la mafia político-militar-económica que rige Cuba, cuando ésta estime sea lo más oportuno y conveniente para sus intereses oligárquicos y totalitarios.

Tal y como ocurrió en el 2013 cuando se anunciaron “cambios” en la política migratoria del país, ahora tampoco se reconoce el DERECHO de TODOS los cubanos a salir libremente de su país y regresar, sin necesidad de permisos o autorizaciones. Los cubanos también somos seres humanos, y como tales también tenemos Derechos. Derechos que no dependen de la buena voluntad de ningún gobierno o autoridad, sino que emanan de nuestra propia dignidad, por el simple hecho de existir.

Si las autoridades cubanas quisieran realmente “normalizar” las relaciones con los cubanos que residen fuera de Cuba, deberían comenzar por reconocerles su condición plena de cubanos. Pero más que “normalizar” las relaciones con la diáspora, deberían “normalizar” sus relaciones con los cubanos todos y no distinguir más entre quienes viven en Cuba o fuera de ella, entre quienes apoyan sus políticas y quienes se oponen a ellas. Y para ello, solo es necesario una sola cosa, reconocer a todos y cada uno de los cubanos, todos nuestros DERECHOS inalienables, incluidos los de salir y regresar libremente a nuestra Patria, participar plenamente de la vida económica del país sin discriminaciones, así como elegir y ser elegidos a todos los cargos públicos electivos en comicios verdaderamente libres y democráticos, sin denigrar ni criminalizar a quienes tengan opiniones y propuestas de soluciones a los problemas del país diferentes a los implementados o impulsados desde el gobierno.

Cuba y los cubanos no necesitamos ni de más “experimentos”, ni de más “autorizaciones”. Cuba y los cubanos merecemos y exigimos DERECHOS.

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