A mi hermano Regis Iglesias Ramírez
Olvidaremos las heridas
de quienes nos arrebataron los sueños
y nos hicieron extrañar nuestros deseos
de poder regresar algún día.
Nadie nos dijo que fuera fácil
y menos que llegará pronto.
Conjugamos la espera
con la paciencia sosegada
que la nada nos regaló.
Dejamos nuestro hogar
para comenzar el exilio.
Los hermanos nos abrieron sus casas
y sus esperanzas junto a las nuestras
apaciguaron nuestra desesperación.
Sabemos que aún quedan
años devastadores por vivir
y para regresar a nuestro hogar.
Sé que Eduardo Cardet aún sufre
la incomprensión que el mundo calla.
Sé que la sombra que empaña
nuestra esperanza es aún larga,
mientras el tirano sigue viviendo
su oprobiosa y sanguinaria herencia.
Nada nos queda salvo
nuestro silenciado grito
que la opulenta Europa acalla.
Esperanzados en la nueva era
que vivirá nuestra tierra hermana,
esperamos que no nos olviden.
Atrás quedaron los años de la traición.
Renace un nuevo tiempo que forzará
a los adorados dictadores a abdicar
y dar paso a la esperada primavera
en nuestra siempre añorada tierra.
Allí nos reencontraremos mi hermano.