El Cuaderno de Chinchetru: “Miguelito de Quivicán” Por Antonio Chinchetru

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http://elcuadernodechinchetru.com/miguelito-de-quivican-y-su-victoria-sobre-fidel-castro/
Hace seis años tuve la suerte de conocer a un conjunto de seres humanos extraordinarios. En 2010, el Gobierno cubano excarceló y envió al destierro en España a buena parte de los presos políticos que poblaban las cárceles de la isla caribeña desde la tristemente célebre Primavera Negra de 2003. Tras cerca de siete años y medio de prisión, una parte importante del Grupo de los 75, así como sus familias, aterrizaban en Madrid en virtud de un acuerdo entre la dictadura castrista y el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero.

Uno de ellos era José Miguel Martínez, al que sus compañeros del Movimiento Cristiano Liberación (MCL) de Oswaldo Payá llamaban cariñosamente “Miguelito de Quivicán” (por su lugar de origen). “Miguelito”, de una gran altura física que no impedía que enseguida usaras el diminutivo con él debido a su inmensa humanidad y ternura, tiene una giganta fuerza moral. De formas pausadas y extremadamente educado, no parece tener lugar en su corazón y su mente para el rencor.

Años después de que dejara España para continuar en el exilio en Estados Unidos me lo vuelvo a encontrar gracias a un vídeo de Martí Noticias. Sigue siendo el mismo. En la entrevista cuenta cómo pasó a engrosar las filas de la oposición a la dictadura, siempre con el apoyo de su familia (un grupo de personas también digno de todos los elogios) y cómo aceptó marchar al exilio como forma de poner fin al presidio político que sufría. No se para a narrar cómo son las cárceles cubanas, escenarios de una pesadilla diaria, ni tampoco el especialmente duro trato que reciben en ellas quienes han sido condenados por oponerse al régimen de los hermanos Castro.

Esa inhumana experiencia no logró doblegar su carácter afable y la ternura que siempre transmite. Esa ya es de por sí una gran victoria sobre un régimen criminal y totalitario que busca deshumanizar en todos los sentidos a cuantos se le oponen. Pero en su testimonio muestra, aunque él no lo indique como tal, una victoria aún mayor.

José Miguel Martínez comenzó a luchar de forma pacífica contra el castrismo con el respaldo de su familia. Con su apoyo salió al destierro. Y siguen juntos años después, con el firme propósito de mantenerse unidos. El castrismo, como parte de su estrategia totalitaria, trata de destruir precisamente el que ha sido uno de los grandes soportes de “Miguelito de Quivicán”: los vínculos familiares.

En las escuelas cubanas se adoctrina a los niños, como se hacía en la URSS o en la Alemania nazi, a delatar a sus padres si no son fieles al Gobierno. En todos los ámbitos se alimenta la desconfianza entre padres y vástagos, entre hermanos y entre marido y mujer. El objetivo es dejar al ser humano huérfano de los vínculos de solidaridad más profundos que puedan tener. La pretensión última es que cada hombre y cada mujer se encuentren solos frente al poder absoluto del Estado.

En el caso de Miguelito de Quivicán no lo han conseguido. A la espera del final de la dictadura, fortaleza de su unión con su mujer y sus hijos es su gran victoria ante Fidel y Raúl Castro. Esperemos que llegue pronto el día en que todos ellos puedan pasear libremente por su añorado Quivicán.

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