“Cuba cambiará cuando los cubanos puedan decidir libremente sobre su presente y su futuro”
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Ya han pasado tres años de aquel fatídico 22 de julio de 2012, en el que nos avisaron de que algo les había pasado, mientras se dirigían en automóvil a la ciudad de Granma, a los jóvenes Angel Carromero, líder de Nuevas Generaciones del Partido Popular español en Madrid, y Aron Modig, del Partido Demócrata Cristiano Sueco, quienes viajaron a Cuba para dar su solidaridad al Movimiento Cristiano Liberación. Por un SMS, ellos avisaban a sus amigos, aquella tarde, que “un vehículo les había sacado de la carretera”.
Sin saber que Oswaldo y Harold les acompañaban, llamamos a la isla y allí confirmaron la noticia, Oswaldo y Harold habían acompañado a nuestros amigos extranjeros y ahora ellos estaban muertos. Carromero y Modig permanecían en el hospital vigilados por un fuerte operativo policial.
El propio mensaje inicial enviado desde el teléfono de Modig a Suecia y de allí a Madrid expresaba la causa del suceso: “les venían persiguiendo y un automóvil los golpeó y sacó de la carretera”. Posteriormente fuimos conociendo más detalles. El régimen de inmediato comenzó a mover todos sus resortes y medios para confundir y desinformar, intentando hacer creer a la opinión pública que se había tratado de un “accidente”. Semanas más tarde y mientras mantenían secuestrados a los jóvenes Carromero y Modig, el régimen presentó grabaciones de ellos confirmando la versión oficial. Modig fue devuelto a su país natal y nunca más ha querido hablar del tema, no recuerda nada, afirma. Carromero permanecería aún varios meses sometido a torturas y amenazas para que mantuviera su declaración televisada o no regresaría vivo a España. Una vez en Madrid, confirmó lo que el primer día, en aquellos trágicos momentos, informo a sus amigos: habían sido víctimas de un atentado.
Desde entonces estamos reclamando una investigación independiente que aclare lo sucedido, pero no hay respuesta. Más de un centenar de personalidades internacionales entre quienes se encuentran el Arzobispo Desmond Tutu, Lech Walesa, Mario Vargas Llosa y José María Aznar han demandado que se esclarezcan los hechos pues la versión del régimen cubano, tan plagada de contradicciones y preguntas sin responder, es insostenible.
“Cuba cambiará cuando los cubanos puedan decidir libremente sobre su presente y su futuro”
Nada ha cambiado en la isla desde que en 2012 se perpetró el crimen. Para mal se han ido consumando con la anuencia de Estados Unidos y Europa los cambios fraudes, como calificaba Oswaldo al continuismo de la oligarquía militar que controla el país desde 1959, metamorfoseada hoy en el nuevo empresariado capitalista con quienes tratarán los inversionistas foráneos que van poco a poco inyectando divisas al régimen, sustituyendo la parasitaria dependencia exterior que primero sufragaron rusos, chinos, europeos, venezolanos y ahora nuevamente, luego de medio siglo de ausencia, los norteamericanos.
El legado de Oswaldo continua vivo. Cuba cambiará cuando los cubanos puedan decidir libremente sobre su presente y su futuro, cuando los cubanos puedan ejercer libremente la soberanía popular, que es lo que continúa ausente y es en lo que centra su trabajo el Movimiento Cristiano Liberación.