en ACIPRENSA
En julio de 1991, en Guadalajara, México, se celebró la Primera Cumbre Iberoamericana de Jefes de estado y de Gobierno con la presencia de Fidel Castro representando al Gobierno del partido Comunista de Cuba, único partido permitido en la isla desde hace más de medio siglo. Mientras los mandatarios se reunían con el exdictador cubano, en La Habana, exactamente en Santa Teresa nº 63, residencia de Oswaldo Payá Sardiñas; el Movimiento Cristiano Liberación recolectaba firmas de apoyo ciudadano para someter a referéndum una propuesta de programa de transición democrática en Cuba.
Ante la afluencia de los cubanos al lugar para apoyar este referéndum, el partido comunista cubano y la policía política del régimen, ambas representadas en la Cumbre de Guadalajara, asaltaron violentamente la casa, destruyeron las firmas recogidas, arrestaron a los presentes y generaron el terror entre la población. Desde los salones de la Cumbre en México no llegó ninguna muestra de solidaridad, solo las imágenes de presidentes democráticamente electos estrechando la mano de un dictador.
Tan antiguos como las Cumbres Iberoamericanas son los esfuerzos del MCL y de miles de cubanos para lograr que el pueblo sea consultado en un ambiente de libertad y derechos para decidir sobre la vida en Cuba. Siempre lo hemos hecho de manera pacífica, sin odio, apoyándonos en las propias leyes nacionales, pero la respuesta ha sido siempre negativa por parte del gobierno cubano, primero con la cárcel y el destierro para los líderes de este Movimiento, y luego con la muerte, y el montaje realizado para encubrirla, del Coordinador del MCL y fundador Oswaldo Payá Sardiñas y de uno de los principales líderes del movimiento, Harold Cepero Escalante.
La próxima semana tendrá lugar en México la XXIV Cumbre Iberoamericana y una vez más se confundirá a presidentes demócratas con dictadores, se sentarán en la misma mesa representantes legítimos e ilegítimos, y las imágenes llegarán a la Isla para confundir a los que no tendrán representantes en Veracruz.
Los que somos vigilados, los que tenemos prohibido decidir en libertad, es decir, los ciudadanos cubanos, nos quedaremos fuera de la cumbre, porque nuestros derechos, como el de soberanía nacional, no aparecen en el programa de la cumbre. Parece que no estamos en Iberoamérica o que no somos personas que tengan el derecho a la democracia que otros disfrutan, parece que no importamos.
El Movimiento Cristiano Liberación no apoya ninguna exclusión que rompa el diálogo y la comunicación, y tampoco acepta como normal unas relaciones regionales donde prima la falta de solidaridad con el único pueblo de la región sin libertades democráticas y derechos.
Este silencio ante la arbitrariedad política, el crimen y la represión significa la peor de las señales para el pueblo cubano, la de la complicidad.
Señores Presidentes democráticos de Iberoamérica: todavía están a tiempo.
A nombre del Movimiento Cristiano Liberación,
Eduardo Cardet Concepción. Coordinador Nacional.
Tony Díaz Sánchez. Secretario General.
Regis Iglesias Ramírez. Portavoz.