http://www.abc.es/espana/20130109/abci-carromero-paya-201301091727.html
Ángel Carromero llamó ayer, martes, por teléfono a Carlos Payápara expresarle sus condolencias por la muerte de su hermanoOswaldo en el accidente de tráfico sufrido en Cuba por el vehículo que conducía el dirigente de Nuevas Generaciones del PP de Madrid, según supo ABC de fuentes solventes.
Este ha sido el primer contacto telefónico de Carromero con la familia de Oswaldo Payá desde el siniestro del pasado 22 de julio, tras el cual el político del PP fue encarcelado y, posteriormente, condenado a cuatros años de cárcel por homicidio en un juicio celebrado en la isla.
Durante los más de cinco meses que Carromero pasó en una prisión cubana, las autoridades castristas no permitieron nunca contacto alguno con la viuda de Oswaldo Payá, Ofelia Acevedo, o con sus hijos, a pesar de las peticiones formuladas por estos. La familia del disidente, que siempre ha exculpado a Carromero por lo sucedido, no pudo tampoco acceder a la sala en que se celebró el juicio, ya que se lo impidieron las autoridades del régimen.
La familia de Payá no pudo acceder a la sala en que se celebró el juicio
Ayer, Carromero pudo realizar una llamada que deseaba hacer desde que llegó a la prisión de Segovia el pasado 29 de diciembre, según había expresado a las personas que le han visitado en la cárcel. Durante menos de cinco minutos, según las fuentes consultadas por este periódico, conversó con Carlos Payá, a quien transmitió su pesar por la muerte de su hermano y pidió que se lo transmitiera a su viuda, Ofelia Acevedo, y sus hijos, junto con el agradecimiento por la actitud mantenida por la familia y por las manifestaciones hechas desde el primer momento.
La familia de Payá, además de proclamar la inocencia de Carromero, ha pedido que se abra una investigación sobre el siniestro, alegando, entre otras cosas, que el acompañante del dirigente de Nuevas Generaciones, el sueco Aron Modig, envío un mensaje en el que se hablaba de que habían sido golpeados por un coche de la marcha Lada, antes de salirse de la calzada. Para instar a que se abra esa investigación, en varias ocasiones, Carlos Payá ha recordado alGobierno de Mariano Rajoy, que su hermano tenía también la nacionalidad española, ya que su abuelo había nacido en nuestro país.
Junta de Tratamiento
Mientras, Ángel Carromero sigue a la espera de que se reúna la Junta de Tratamiento de la prisión de Segovia para decidir sobre su acceso al tercer grado, lo que le permitiría abandonar la cárcel, teniendo que ir a dormir sólo de lunes a jueves o, incluso no hacerlo, si se le aplica un control telemático mediante un brazalete, tal y como explicó ayer su abogado, José Viñals.
La Junta de Tratamiento del centro penitenciario de Segovia suele reunirse los jueves, por lo que se espera que lo haga mañana, y podría tratar diversos asuntos, entre ellos la petición de Carromero, algo que no pudo hacer la semana pasada, porque los tramites en la Audiencia Nacional, que debía fijar la condena que le queda por cumplir, no habían finalizado.
Si la Junta adoptara mañana una decisión favorable a la petición, la resolución pasaría al Centro Directivo de la prisión, que dispone de dos meses de plazo máximo para dar su conformidad o rechazarla. Fuentes próximas a la defensa de Carromero estiman que ese pronunciamiento podría tener lugar en un plazo inferior a una semana y si se produce su ratificación pasaría al Ministerio Fiscal, que dispondrá de cinco días hábiles para presentar un recurso si lo estima conveniente.
Hoy mismo, el Fiscal General del Estado, Eduardo Torres-Dulce, consideró que se podría conceder el tercer grado a Carromero, precisando que el caso está siendo estudiado como cualquier otro. Según Torres-Dulce, el delito por el que ha sido condenado «está incurso en la figura del tercer grado» dentro de la estructura del Código Penal, y la Fiscalía «procederá en términos de igualdad con el cumplimiento de los acuerdos internacionales adoptados».
Aguirre apuesta por que la muerte de Oswaldo Payá sea objeto de una investigación internacional “neutral”
La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, ha asegurado este miércoles que la muerte de Oswaldo Payá en un accidente de tráfico debería ser objeto de una investigación internacional “absolutamente neutral” y ha insistido en que el vicesecretario de Nuevas Generaciones de Madrid, Ángel Carromero, en prisión por este caso, no es un “delincuente”.
Tras la rueda de prensa del primer comité de dirección del PP de Madrid tras el parón navideño, Aguirre se ha referido a Carromero, ya en España cumpliendo su condena, y ha apuntado que no hay que hablar del “caso Carromero” sino del “caso Oswaldo Payá”, pues “ha fallecido en un accidente pero sus hijos no han podido entrar en el juicio”, ha añadido.
Después de destacar que el abogado de Carromero tampoco ha tenido acceso a ninguna prueba ni testigo, ha considerado que la muerte de Payá “merece una investigación internacional que sea absolutamente neutral” puesto que, a su juicio, “la justicia castrista no es propia de un estado de derecho sino de una dictadura”.
Además, ha destacado que Oswaldo Paya es un ciudadano español “como consecuencia de la ‘ley de los abuelos’ aprobada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero”, que es premio Sajarov, que lo otorga el Parlamento Europeo a la defensa de los derechos humanos y que ha sido hasta en cinco ocasiones candidato al Premio Nobel de la Paz.
“CARROMERO NO ES UN DELINCUENTE”
Sobre Carromero, la presidenta del PP madrileño ha dicho que “no es un delincuente” y que será algo que va a defender “donde haga falta”. Además, ha deseado que se le otorgue el tercer grado porque, según ha dicho, cumple con “todos los requisitos”, y que cuando salga de la cárcel será él el que decida si quiere hablar.
Ella “simplemente” ha recordado que fue a un “hospital de una provincia”, donde al principio “las enfermeras se ponían al teléfono”, y que, “de repente, el hospital se militarizó”. “A Ángel le pusieron un suero y ya no recuerda de esos días nada. No sé nada, si estuvo sedado o qué le meterían algo, pero él no recuerda nada”, ha dicho, para añadir que el joven está “muy tocado”.
En la misma línea, ha criticado que el diputado Gaspar Llamazares, “que cursó estudios en Cuba” haya dicho que Carromero se tenía que quedar en la cárcel y en Cuba. “Allá el señor Llamazares pero no creo que él dijera eso en otros casos”, ha señalado, al tiempo que ha añadido que “le pareció muy bien” que al etarra Josu Uribetxeberria Bolinaga “se le concediera la libertad condicional sin haber pasado por el tercer grado”.
Aguirre ha aprovechado la rueda de prensa para felicitar al Gobierno central porque ha “conseguido” que Carromero haya venido a España porque esto, “procediendo de la dictadura castrista no es nada fácil”. “Lo han conseguido y, por ello, mis palabras de gratitud y de felicitación”, ha concluido.
Carromero, un caso político. por Rafa Rubio
El Gobierno español quiso zanjar el caso Carromero yendo por el camino más corto para traer a España al político.
http://sesiondecontrol.com/actualidad/un-caso-politico/
En una dictadura todo es política. Da igual que sea o no totalitaria, los dictadores, que tienen como fin último mantenerse en el poder, tienden, con acierto, a ver como amenaza cualquier actividad que pueda incorporar un componente de crítica, da igual que sea académica, económica o social. De ahí que un caso como el de Ángel Carromero, relacionado con la muerte de dos disidentes cubanos, entre los que se encontraba Oswaldo Payá, el más conocido y el que contaba con mayor respaldo social, no pueda analizarse como un caso puramente jurídico, sin implicación política alguna.
Por lo que hemos sabido, Carromero se encontraba en Cuba realizando un viaje político. No era más que uno de los cientos de personas que acuden con regularidad a Cuba desde distintos países de todo el mundo, amparados por distintos programas de promoción de la democracia financiadas públicamente por instituciones como el Congreso norteamericano, USAID, o algunos gobiernos de todo el mundo como el sueco o el de la República Checa, para acompañar a la disidencia cubana y llevarles un poco de ayuda.
Ni misión imposible, ni 007, su objetivo no era ‘gran’ cosa: una conversación en la que se trasmite una visión diferente de lo que pasa en el mundo. Por ejemplo, llevar algo de dinero para familias que tienen al cabeza de familia en la cárcel o han visto como, por su posición política, todos sus miembros han sido expulsados del trabajo y carecen de ningún tipo de ingresos. O proporcionar unos libros clásicos y fáciles de encontrar en cualquier biblioteca familiar o material informático como un ordenador portátil o una impresora, que están prohibidos en Cuba, hasta el punto de que su posesión fue utilizada como prueba de cargo contra los disidentes condenados en 2003. O facilitar el movimiento por la isla de algunos de los líderes de estos movimientos democráticos, desplazamientos indispensables para mantener unidos grupos de oposición democrática en un país donde las telecomunicaciones están intervenidas…
El énfasis con que el régimen castrista persigue este tipo de visitas, condenándolas en su Código Penal, denunciándolas públicamente como actos de subversión, amenazando a los visitantes e incluso expulsándolos cuando lo consideran necesario, es lo que daba un componente de incertidumbre a una visita a unos colegas políticos, que, realizada en cualquier otro país del mundo, no merecería ningún tipo de atención de las autoridades ni de los medios de comunicación.Motivos suficientes
Se puede cuestionar la eficacia de este tipo de ayudas, y es probable que ningún libro las recoja cuando se escriba la historia de la transición a la democracia en Cuba. Es posible que los más beneficiados sean los visitantes, que tienen la oportunidad de conocer de primera mano la crueldad de un régimen anacrónico y a personas que llevan años luchando por la democracia. Quizás por ello y por la defensa que de este tipo peculiar de ‘turismo solidario’ hacen tanto los que reciben las visitas, como aquellos que lo hicieron años atrás en la URSS, Checoslovaquia o Polonia hay motivos más que suficientes para realizarlas.
Estas circunstancias estuvieron muy presentes durante el proceso. Con ese componente político fue presentado el caso en los medios de la isla y así se ha encargado de recordarlo el Gobierno cubano, que no dejó de amenazar con los cargos de violación del status migratorio tipificados en el Código Penal cubano. De ahí que no sea necesario un conocimiento profundo del derecho para intuir que el juicio, al que ni siquiera dejaron pasar a los hijos de una de las víctimas, no cumplió con los principios procedimentales básicos para poder hablar de un juicio justo.
Carromero fue privado durante los primeros días de asistencia letrada y consular (más allá de un breve encuentro con el cónsul durante las primeras 72 horas), fue retenido en prisión durante casi tres meses en espera de juicio, algo impensable en Europa por el tipo de delito que se le imputaba, y fue condenado sin permitir a su defensa el derecho de acceso a las supuestas pruebas que condujeron a la condena, y en base a su autoinculpación realizada en unas condiciones cuestionadas.
Argumentos como la retirada de todos los puntos de su carnet, suministrados a la Justicia cubana por los medios de comunicación españoles, carecen de peso legal desde el momento en que está demostrado que Carromero tenía todavía el carnet en regla, al no ser todavía la retirada de puntos efectiva, por lo que podía conducir legalmente tanto en España como en el extranjero. Por contra se ha preferido dar credibilidad a la versión oficial confirmada letra por letra en un proceso judicial realizado por un régimen al que no suelen dar credibilidad.Investigación objetiva
Leyendo lo publicado durante estos días quizás sea necesario recordar lo obvio: Cuba no es un estado democrático en el que exista una separación entre el Poder Ejecutivo y el Judicial. De ahí la necesidad de analizar con algo de sentido crítico una sentencia, de un caso que afectaría a la reputación del Gobierno cubano, dictada por una Justicia que ha perpetrado alguno de los disparates jurídicos más esperpénticos del pasado reciente, como el juicio al General Ochoa y Tony de La Guardía, que Jorge Masseti relata de primera mano en ‘El Fulgor y el delirio’, un testimonio tan apasionante como brutal, o las condenas a los 75 detenidosdurante la Primavera de Cuba de 2003.
No hay duda de que el Gobierno español decidió optar por el camino más corto para traer a España al político, y su celeridad en actuar, y las reiteradas conversaciones con sus homólogos cubanos, no hacen más que justificar el carácter político del caso. De ahí la aceptación de la sentencia, a pesar de la falta de garantías del proceso, y el empeño en respetar escrupulosamente todos los requisitos legales establecidos para poder acceder a los beneficios penitenciarios establecidos por nuestro ordenamiento.
Ha llegado la hora de cerrar definitivamente el caso Carromero y reabrir el caso Payá-Cepero, eso sí, con todas las garantías. No hay duda que en las circunstancias descritas es difícil saber lo que pasó, pero resulta difícil admitir la versión oficial de un Gobierno que había amenazado reiteradamente a las víctimas. O que desde su salida de La Habana, a las 6 de la mañana puso de manifiesto que Oswaldo Payá salía de viaje lo estuvieran vigilando. O que ha negado a la familia conocer los resultados de la autopsia e incluso asistir al juicio oral, y que se basa sólo en la autoinculpación dictada de Carromero que incluso en su redacción resulta sospechosa.
Resulta tan difícil como extraño el empeño en negar a la familia el derecho a conocer lo sucedido, sea lo que sea, realizando una investigación objetiva, algo que, por las circunstancias expuestas no ha sido garantizado por el proceso judicial celebrado y que correspondería al Gobierno español promover, dada la condición de español de una de las víctimas.
El Economista.es: Angel comienza a recordar.
“Los ‘flashbacks’ de Carromero, sin embargo, le están ayudando a recordar poco a poco lo que sucedió antes del accidente, lo que ayudaría a entender lo que ocurrió. El líder de Nuevas Generaciones ha recordado un coche que se les acercó por detrás.”