Confieso que hace muchos días en mi mente merodeaba escribir esta vivencia pensé sería fácil pero no lo es, puesto de que lo que viví y me parecía de ciencia ficción, pero fue real Todo comenzó cuando un viernes conocí a una familia, que estaba pasando uno de los momentos más difíciles de sus vidas y más dolorosos, la familia de Oswaldo Payá y Ofelia Acevedo junto a sus hijos Oswaldito, Rey y Rosa María, enlutados por la muerte de su padre, víctima de un accidente de tránsito, que en mi memoria no está claro y donde perdió la vida el joven Harold, hermanos de lucha y de Fe.
Los conocí amaneciendo, no eran ni las seis de la mañana, cuando llegue al Obispado, yo preparo la capilla para la celebración de la eucaristía, cuando vi a una mujer vestida de negro en la capilla, después me la presentaron por su nombre, y sentí admiración de ver como su firmeza la había llevado ese día a Bayamo, donde se iba a realizar el juicio, donde quedaría supuestamente claro la muerte de Oswaldo y Harold, luego conocí a sus hijos, luego se decidió que los acompañaría y pude ver la gratitud de aquella mujer, que encontró apoyo y una familia gigante que somos nosotros ,sus hermanos.
Dejándonos llevar por la nota de prensa, que decía que el juicio era a las 10am, salimos del Obispado a las 9 y 20am más o menos, y empezó nuestra pesadilla, llevábamos gente detrás, es decir la Seguridad del Estado, nos asechaba por donde quiera que íbamos, estaba la ciudad tomada no se podía andar por ella, gracias a Dios Tere Amador nos acompaño y cuando llegamos a la calle Parada estaba cerrada y nos mandaron por la calle Cacique Guama y ya nos estaban esperando, y nos comunicaron que no podíamos pasar , apareció un señor que supuestamente era el Presidente del Tribunal, eso fue lo que él dijo, además no se quiso identificar por su nombre eso fue lo que le dijo a los muchachos y a nosotros y nos prohibieron el paso, pero Rosa María y sus hermanos dijeron y dijeron y nada, pero Tere mi compañera con una energía y decisión dijo: “ Vamos” y arranco, solo el Espíritu Santo y Dios saben que esa valentía solo la da Dios, que nos estaba protegiendo de tanta presión, nos pasamos el día entero frente a un cordón de policías de seguridad que estaban a tres metros de nosotros y con carros con chapa militar que jamás yo había visto en mi vida, confieso que subestime a Tere, yo la miro y veo a una niña pequeñas se hacen las gigantes, pero me equivoque, de las cosas se hacen las gigantes, y estoy muy orgullosa que sea mi compañera. Pude ver como no dejaron pasar al juicio a los principales perjudicados, los que habían perdido a su padre, pero ellos firmes y decididos.
Vi a Ofelia y a sus hijos y los compare con María y José que no les dieron posada, pero ellos si recibieron posada de sus hermanos, cariño, compañía y apoyo, frase de aliento de Sor Olga, de Jose, de el Padre Manolito, de Mons. Álvaro, y me dije y lo escribo: si antes miraba al Padre Manolito y a Mons. Álvaro con cariño y respeto ahora mi amor mi respeto y cariño hacia ellos es más grande porque solo Dios da la sabiduría para llegar a esos sentimientos.
Pude ver yo misma como fue un juicio sin libertad, sin derecho a opinar, fue hecho para la Policía y la Seguridad del Estado, pude ver el brillo de las lagrimas en los ojos de esa familia victima de tanto atropello, de tanta maldad, de la crueldad del Gobierno que pregona por el mundo que somos libres y no es así, llevamos los grilletes puestos somos esclavos en nuestro propio suelo, es por eso que queremos los cambios, para que los tiburones imperantes bajen la cabeza ante los más necesitados, para que seamos hermanos, podamos votar por quien nosotros creamos que verdaderamente defienda a su pueblo, para que no haya más tristeza, para que familias como la de Payá Sardiñas no sean cuestionadas por defender lo que creen justo. Somos un pueblo que sufrimos, pero juro que defenderé mi integridad y la de mi familia, la de los hermanos Payá Acevedo para que no sufran. Confieso que si me dejo llevar por mi impulso escribiría un libro, quiero despedirme con aquel beso y abrazo que me dieron aquel sábado y con aquella frase: “hermana eso nunca lo voy a olvidar.
En estos momentos me siento vigilada, pero Dios me proveerá para enfrentar lo que venga y desde lo más hondo de mi corazón, le digo a cada cubanos no tengan miedo, luchemos por lo que creamos que es justo. El proyecto Varela y el Heredia son las puestas y el camino a seguir, que si tenemos sabiduría no hay porque temer, pues soy valiente la virgen de Guadalupe me cuida y seremos luz en el mundo porque Dios nos da la valentía para seguir. Pero hay de nuestros opresores cuando se levante toda la tierra sobre sus pies.
Me despido sin rencor por ellos, son dignos de lastima y le doy gracias a Dios porque me permitió ver más allá del horizonte impuesto por el catalejo humano.
Con cariño.
Guadalupe. 2012