Convocan en Chile Encuentro Internacional Oswaldo Payá “Reflexiones sobre la vigencia del Pensamiento Humanista Cristiano”

http://encuentrointernacional.fka.cl/Convocatoria_Encuentro_Internacional_Oswaldo_Paya.pdf

Convocan en Chile  Encuentro Internacional Oswaldo Payá “Reflexiones sobre la vigencia del Pensamiento Humanista Cristiano” Enero 2013

1. Un mundo en cambio, una respuesta humanista integral y fraternaOswaldo Payá sabía que no se respondía al odio con más odio, ni a la injusticia con más injusticia. Empeñó su vida en esa creencia. Su vida entera tenía ese único propósito. Sabemos que tenemos problemas, eso es cierto. En América Latina, y en todo el mundo. Pero, como decía el presidente Kennedy, “son problemas humanos, y por lo tanto los seres humanos debemos ser capaces de resolverlos”. En un tiempo como nunca abierto a la energía creadora del hombre, no cabe lamentación o escepticismo, por el contrario, debemos ser creativos y generosos con las oportunidades y desafíos del presente y del futuro.

La utopía es ahora. Para quienes creemos en la gratuidad y en la gratitud, en servir y no en servirnos, en no maldecir las tinieblas en tiempos de oscuridad sino, como decía Goethe, “encender una luz”, ahora es cuando debemos enfrentarnos a la certeza de que podemos resolver los problemas que  detectamos y denunciamos. Que, junto a la libertad y la equidad, para el humanismo integral existe la persona cuando existe en comunidad, es decir, que no hay existencia plena sin fraternidad.

La clave explicativa de la vocación de servicio público reside en la primacía de la persona humana, su vida y su dignidad.

También, creemos que el proyecto de civilización del amor, del perdón y de la reconciliación es un universo abierto a la presencia, participación y aporte de cuantas personas quieran sumarse a la construcción de una sociedad más libre, más justa, y más comprometida con los más vulnerables, más débiles y más frágiles. La persona y la comunidad, las instituciones públicas y las relaciones económicas, la democracia y los derechos fundamentales, requieren de un discurso para este tiempo. Un discurso que no retroceda a los tiempos de la sociedad industrial y que

sea capaz de responder a los tiempos de la sociedad de la información. Un discurso para  el servicio público y para  la acción

transformadora. Un discurso que exige una hoja de ruta de la paz, la libertad, la equidad, las oportunidades, el pluralismo y la fraternidad

Para el humanista cristiano existen respuestas superadoras de la mera tentación de ofrecer un análisis convencional, probablemente no exento de lucidez, de la realidad que nos circunda. Es verdad que el proyecto democrático, con ese gigantesco logro histórico aún no terminado denominado Estado Social y Democrático de Derecho sufre de interpelaciones recientes.

Pero su validez como instrumento para la preservación de los derechos y libertades fundamentales, la aplicación de la regla de las mayorías, desde el respeto a las minorías, la división de poderes y la primacía del imperio de la ley, es también indiscutible.

Y, sobre todo, el Estado Social y Democrático de  Derecho permite la mayoría de edad política de quien sabe que ser demócrata es no echarle la culpa a los demás. Salir, como quería Kant, de su voluntaria minoría de edad para emerger a la madurez. Atreverse a saber, tener el valor de servirse de su propia inteligencia. Frente al fanatismo, el dogmatismo o el populismo, la civilización democrática ofrece la serenidad, el respeto y la racionalidad.

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