En 1969, Oswaldo fue enviado a campos de trabajo forzado por su activismo como joven laico católico y por una protesta que organizó en su centro de estudios junto a otros jóvenes contra la invasión de la URSS y las fuerzas militares del Pacto de Varsovia al territorio checoslovaco.
Estos “campos” eran una continuidad de la UMAP y seguían siendo una especie de servicio militar especial para los que que el régimen consideraba ‘lacra social’. Oswaldo y varios “reclutas” se negaron a bajar de los camiones que les habían transportado hasta las lomas de la región central de la isla y estaban insubordinados pacíficamente a sus vigilantes. El infierno se desató y las ráfagas de las ametralladoras del ejército de Fidel Castro comenzaron a hacer estragos entre los bisoños rebeldes. Un oficial del ejército cuando Oswaldo había sido reducido y yacía en el suelo le puso una pistola pegada a la cabeza y disparó un tiro a sedar.
En 1970, Oswaldo fue trasladado a Isla de Pinos. Allí se rebeló contra las malas condiciones en las que vivían los reclutas y se subió a una montaña desarmado. El jefe de la unidad llamó a mi padre y le dijo: ’Si usted no convence a su hijo de que baje, lo vamos a matar…’
Hace 2 años aflojaron las tuercas de la rueda de la furgoneta VW de Oswaldo, por suerte un vecino le avisó.
Hace dos meses, en Calzada del Cerro y Rancho Boyeros, un automóvil de los conocidos como “almendrón” (viejos autos americanos) le dió un fuerte golpe en el lateral derecho trasero y le volcó su humilde cacharro (una furgoneta VW de los años 50) Junto con él iba Ofelia. Oswaldo salió magullado, ella ilesa, pero el golpe pudo tener consecuencias mortales. Oswaldo no quiso que se divlugara, me dijo “sé que estoy amenazado de muerte, pero no voy a entrar en la dinámica de estar denunciando cada día todo lo que me pasa, pues me pasan y me hacen muchas cosas”.
Pero más adelante me escribió: “ahora tengo mis dudas de que fuera un accidente. El conductor del carro resultó ser un expolicia que incluso me amenazó en la propia cama del hospital donde me habían ingresado”.
Desde hace mucho tiempo tenía la sensación de que cada conversación, cada mensaje podía ser el último. Y desgraciadamante, el último llego.
El domingo 22, después de conocer la horrible noticia de la muerte de Oswaldo y Harold, encontré algo en internet y pensé: “lo estaban siguiendo desde que salió”.
Este “tuit” es de un tal yohandry, publicado en la madrugada del mismo dia 22 de julio (la tragedia sucedió sobre la 1 pm)
4:15 am – 22 jul 12 vía