Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.(Artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos)
En Cuba desde hace más de cinco décadas, la Dictadura de los hermanos Castro priva al pueblo cubano del derecho a expresarse libremente, así como el ejercicio de otros derechos fundamentales.
El día 26 de marzo en la plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba, momentos antes de comenzar la misa del Papa Benedicto XVI, un señor grito “Abajo el Comunismo”, por lo que fue detenido y golpeado brutalmente por esbirros de la dictadura de los hermanos Castro. La incertidumbre generada por no saberse la identidad de este valiente cubano, duro algo más de tres días, hasta conocer que su nombre es Andrés Carrión Álvarez, y que lo tienen detenido en el aborrecido centro de interrogatorios de Versalles, en la misma provincia.
En un vídeo, donde entrevistan posteriormente a la abuela y a un primo de Andrés Carrión Álvarez, se percibe el pánico que ambos tienen a las represalias de la Seguridad del Estado, que sin lugar a dudas ya los había intimidado.
Días después de este suceso, la Cadena Al-Jazeera dio a conocer un vídeo realizado durante la misa que efectuó el Papa Benedicto XVI en la Plaza de la Revolución, de la capital del país, donde se contempla como agentes (vestidos de civil) de los cuerpos represivos del régimen detenían a otro valeroso cubano que manifestó su desacuerdo con la dictadura. En estas imágenes se observa como un miembro de la policía política, trata de tapar con su mano el lente de la cámara de Al-Jazeera, para que el mundo no conociera la crueldad de la opresión. Hasta el día de hoy, no se ha podido identificar a este hombre, ya que en las imágenes no se ve su rostro.
La integridad física de estos dos cubanos corre un grave peligro, fundamentalmente el segundo caso donde no se ha podido reconocer su identidad.
Casos similares al de estos heroicos señores sucedieron años atrás en Cuba, pero el hermetismo y el terror existente en ese periodo, no posibilito identificar a esos héroes anónimos.
Hace alrededor de cuatro años, cuando me tenían encarcelado injustamente en la prisión de Guanajay, en la otrora Provincia Habana, un preso común nombrado Félix Valdivia Álvarez, que padece trastornos psíquicos y había estado más de treinta años en cautiverio por haber cometido en distintas fechas dos asesinatos, me relato que hacía muchos años cuando lo tenían internado en la terrorífica e inhumana sala Carbó Seviá, del hospital Psiquiátrico de La Habana, conoció allí a un hombre que había gritado “Abajo Fidel”, en el Coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana, durante un evento de boxeo.
Según Valdivia cuando la Seguridad del Estado ingreso en esa sala al anónimo Héroe del Coliseo, este tenía muchos hematomas en su cuerpo, causados por las golpizas que había recibido en el detestado centro de interrogatorios conocido por Villa Marista. También me contó que el Héroe del Coliseo era un hombre normal, pero que en unos días dejo de serlo, por las continuas sesiones de electroshock (electro-choque) que le dieron. Valdivia se lamentaba de que habían convertido al Héroe del Coliseo en un zombie, que se babeaba y repetía a media voz: ¡Eh, Eh, Eh…!, y que en pocos días había adelgazado tanto que su estado era cadavérico.
Félix Valdivia me refirió que después lo trasladaron a él para una prisión y más nunca supo del Héroe del Coliseo.
Teniendo en cuenta los antecedentes diabólicos y criminales del régimen de los hermanos Castro, URGE conocer la identidad del cubano que grito en la Plaza de la Revolución de La Habana, URGE alzar nuestras voces para exigir la libertad inmediata de todos los que están detenidos o encarcelados por pensar, opinar o expresarse de una manera diferente a los dictámenes de la Junta Militar que dictatorialmente desgobierna en Cuba; URGE continuar reclamando la realización del referendo del Proyecto Varela, donde más de 25 000 ciudadanos cubanos en una de las cinco peticiones propuestas, solicitan el derecho a la libre expresión, para que las personas, individualmente o en grupos, puedan manifestarse y expresar sus ideas, creencias y opiniones.
El derecho a la libertad de expresión y todos los derechos humanos existen antes de que nadie los formulara, y deben ser garantizados y respetados para que prime la dignidad humana, se reconozca la diversidad de opiniones presentes en la sociedad, se ejerzan las libertades democráticas, y exista verdaderamente la soberanía popular y se fragüen las bases de la Independencia Nacional.