LA LIBERTAD DE CUBA ES UNA RESPONSABILIDAD DE LOS CUBANOS. Por Efrén Fernández (MCL)

Muchos españoles constantemente me preguntan, cómo es posible que el pueblo cubano haya podido soportar durante tantos años, la opresión de la junta militar cubana.

Los cubanos son víctimas de la dictadura comunista de los hermanos Castro, que los enfermo con el temor intenso a quien los oprime, con un conformismo ante la falta de sus derechos, y con ese silencio que es cómplice de la mentira, la miseria y la pérdida de los valores morales. Unida a estas dolencias esta el síndrome de la dejación de su responsabilidad liberadora, que los hace soñar de manera irracional en que algún factor extranjero los liberara.

Durante décadas, los cubanos absurdamente han delegado sus esperanzas, en cada elección de un nuevo presidente en los Estados Unidos de América, tras una de las resoluciones donde la otrora e inoperante Comisión de Derechos Humanos de la Naciones Unidas exponía las flagrantes violaciones de los derechos humanos en Cuba, o cuando visitaba a la Isla un determinado dignatario foráneo, por citar solo algunos ejemplos.

En los próximos días Su Santidad Benedicto XVI visitara a Cuba, y la gran mayoría de los cubanos vuelven a soñar que así llegara su liberación, ya que no han sabido interiorizar las palabras que les han transmitido en más de medio siglo.

Uno de los primeros en decir a los cubanos cual tenía que ser su papel ante el mal que se avecinaba, fue el Arzobispo de Santiago de Cuba y Primado de la Iglesia (1949-1968), Monseñor Enrique Pérez Serantes. Este hombre de profundas convicciones, con una clarividencia sin par, en su Circular Por Dios y Por Cuba, fechada en mayo de 1960, alerto sobre el perverso comunismo que caía sobre Cuba, y que negaría todos los valores humanos, reduciendo al hombre a un ser totalmente material, que no tendría libertad y navegaría en un mar de odios y rencores. Por eso, Pérez Serantes en su Circular, dijo bien claro a todos los cubanos: “Con el Comunismo, nadaabsolutamente nada, Ante las repetidas condenaciones, procedentes de la autoridad suma del Catolicismo, nos vemos en la imperiosa necesidad de recomendar y aun de conminar a nuestros diocesanos (y si cabe a todos los cubanos) no quieran en manera alguna cooperar con el comunismo, o ir del brazo con el mismo; más aún, deben tratar de alejarse de este implacable y prepotente enemigo…, fin de la cita.

También en el Mensaje El Amor Todo lo Espera, que la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, público el 14 de septiembre de 1993, se deja bien claro que “las dificultades de Cuba debemos resolverlas juntos todos los cubanos”.  En este documento, también nos recuerdan las palabras del Cardenal Etchegaray, que al visitar la Isla el 17 de diciembre de 1992 manifestó: “Cuba no puede esperarlo todo de los demás. Es necesario, desde ahora, buscar verdaderas soluciones nacionales con la participación activa de todo el pueblo. ¡Ayúdate… y toda la tierra te ayudará…”

Tras la publicación de este Mensaje, la dictadura  (que jamás dio a conocer al pueblo, el texto del referido mensaje) a través de la prensa nacional -solo existe y se permite la gubernamental-, ataco con agresividad, calumnias e insultos a la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, a la que acuso de traidora a la Patria. Por eso, el Comité Permanente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, tuvo que responder el 7 de octubre de 1993 a la infamia del régimen, diciendo  que era absurdo que un documento que llama a la reflexión y a la reconciliación en momentos de crisis, sea tildado de una manera tan oprobiosa.  La desproporcionada reacción del régimen confirmo en los obispos la convicción de cuan necesario seguía siendo la posibilidad de dialogar con el gobierno.  En esta declaración  tuvieron que dar a conocer que “La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, desde hace muchos años, ha solicitado este diálogo al gobierno cubano. Pero siempre que hemos indicado que el tema del mismo no sería únicamente la institución eclesiástica en sí misma, sino los problemas del pueblo cubano, ha habido silencio, dilación o rechazo”.

Casi cuatro años y medio después de este mensaje, llegaba a Cuba el Sumo Pontífice Juan Pablo II y en el discurso que pronunció en el aeropuerto José Martí, de La Habana, el 21 de enero de 1998, también les dijo a los cubanos: “Ustedes son y deben ser los protagonistas de su propia historia personal y nacional”

Los años pasan y aún los cubanos no acaban de tomar conciencia de cual debe ser su rol, para rescatar sus derechos y la libertad,  y así por medio de la reconciliación y el amor, resolver la inmensa crisis que ha depauperado a nuestra nación.

El 23 de febrero del 2012, Oswaldo Paya Sardiñas respondiendo a las preguntas del periodista José Luis Restán, del programa El Espejo, de la Cadena  COPE, puntualizó que algunos dentro y fuera, tratan de exigir que la visita de Benedicto XVI a Cuba resuelva “algo que es una misión de nosotros la disidencia, y algo que es una misión de todo el pueblo de Cuba”

En esta entrevista, Paya Sardiñas oportunamente hizo alusión a que   “… algunos dentro de la iglesia en Cuba, especialmente en nuestra diócesis de La Habana, que han estado haciendo escritos durante mucho tiempo en revistas eclesiales, pidiendo apoyo al gobierno, exaltando cambios que no son verdaderos, casi como un alineamiento a los supuestos cambios de Raúl Castro, y eso a confundido a muchos, pero tengo que decir que esas son opiniones, que aunque muy apoyadas dentro de la iglesia, ni representan a la mayoría ni pueden confundir, – pero tengo que repetirlo- la mayoría del pueblo de Dios en Cuba no esta confundido en esto y no apoya que desde la iglesia se pretenda apoyar al gobierno, como mismo nosotros decimos desde la iglesia puede haber una actitud profética, libre, liberadora, pero no se puede pretender que la iglesia tome un papel eminentemente político ni en un sentido ni en otro”. En este sentido y teniendo en cuenta la visita  de Benedicto XVI, Oswaldo recalco que “…la iglesia esto debe vivirlo con la libertad de Jesucristo, con la libertad de los hijos de Dios, y eso implica no inhibirse para ejercer el profetismo, para defender los derechos de los cubanos, para defender la paz, para defender el dialogo sin exclusiones y creo que tiene muchas presiones y que hay quien cede a esas presiones, y al mismo tiempo la iglesia es de todos, y es la madre de todos los cubanos sean creyentes o no creyentes, y esta abierta a todos y tampoco debe dejarse presionar para tomar actitudes que como digo, algunos pueden considerarlas muy justas, pero a la vez que la iglesia toma una posición política definida ya no es de todos”.

Es indiscutible y muy veraz que la piedra angular para resolver nuestra problemática nacional es una responsabilidad de los cubanos, pero también resulta inaudito y certísimo que en los últimos tiempos, jerarcas de la iglesia católica cubana, su vocero, y otras personas cercanas a estos –fundamentalmente de la diócesis de La Habana-, han llegado a utilizar los medios de la iglesia para fines políticos, plegándose a la Junta Militar y excluyendo a los que disienten y a sus proyectos, que son del pueblo y reclaman los derechos, la libertad y el bienestar de todos los cubanos. Estas personas de alto rango eclesiástico, forman parte de la iglesia, pero no son la iglesia, porque la iglesia es todos y para todos.  No es justo señalar a la iglesia, por la incoherencia de unos pocos, como tampoco es justo decir que el pueblo es la “revolución”, el partido comunita, o la voz del tirano.

Apelamos a la Divina Misericordia, para que la sapiencia y la caridad de estos hombres, los haga actuar en congruencia con el Amor que Todo lo Espera, donde es imprescindible la participación de todos los cubanos, para que el amor destrone al odio, recuperemos los derechos y la libertad que Dios nos dio, y todos los cubanos, mediante el perdón y la reconciliación podamos construir en la felicidad, la Patria Nueva con la que soñaron Varela y Martí.

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