Por Guillermo Cabrera Leiva DIARIO DE LAS AMERICAS
EL dirigente del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), Oswaldo Payá, quien es una de las figuras más importantes de la disidencia en Cuba, acaba de declarar que la comunidad internacional debe actuar para impedir que el régimen de los Castro siga reprimiendo y hostigando a los ciudadanos que en forma pacífica manifiestan su descontento con el régimen.
El hecho de que el señor Payá se exprese en esta forma, y pida sin rodeos a los organismos extranjeros que den una mano para frenar en Cuba la represión del gobierno castrista “contra personas indefensas y pacíficas”, es ya un síntoma de que la dictadura arrecia la aplicación de medidas de fuerza para acallar toda manifestación de queja o de protesta, como corresponde a cualquier colectividad humana, aún en los países más democráticos del orbe.
Las garantías de las libertades individuales es algo que no tiene vigencia en Cuba. Allí prima la voluntad omnímoda del tirano, quien paga a grupos de sicarios y gente sin escrúpulos para que acosen y ejerzan presión sobre aquellos que piden justicia o se manifiestan contra los abusos y medidas arbitrarias del régimen.
La voz de Payá no parece que tendrá mucho éxito, a juzgar por la indiferencia que durante muchos años ha mostrado la comunidad internacional respecto a Cuba. Es más, yo diría que lejos de inquietarse por la mala conducta del régimen de La Habana, ha dado muestras de aprobación y hasta de elogio a los hermanos Castro, a quienes visitan muchos jefes de estado y se hacen retratar con ellos, en actitud fraterna y complaciente.
Pese a ello, sólo la comunidad internacional puede hacer algo positivo respecto de la tiranía castrista. Sólo ella cuenta con los recursos para forzar un cambio en Cuba. Sólo ella dispone de elementos para hacerse sentir y prevalecer sobre los obstinados en mantener la tiranía.
Oswaldo Payá hace muy bien en clamar por la presión internacional, porque ha visto con sobra de evidencia que los cubanos solos no pueden sacudir el pesado yugo que los tiene sometidos y amordazados, sin esperanza de liberación.
Ya hemos expuesto en artículos anteriores que si la comunidad internacional tuvo éxito en su empeño por destruir el “apartheid” en Africa del Sur, puede también tenerlo cuando se disponga a imponer sanciones contra Cuba, ya que sobran las razones para aplicar medidas drásticas contra el opresivo régimen cubano.