LE FIGARO: Cuba : Oswaldo Payá, l’infatigable dissident chrétien
Por Jean-Marie Guénois (*)
Después de cuarenta años, él se mantiene de pie contra el régimen castrista, rechazando el exilio como tantos otros opositores, multiplicando las iniciativas. Defensor de los derechos del hombre, Oswaldo Payá saca su fuerza de su fe católica.
“Yo estoy simplemente en las manos de Dios”, dice Oswaldo Payá, cristiano y disidente cubano. La vida de este Lech Walesa tropical tiene en efecto algo de milagro. A 58 años, él ha pasado la mayor parte de su existencia en la resistencia interna, en nombre de su fe católica, al régimen castrista.
Algo que le ha valido, por parte del Estado, vivir bajo vigilancia policial constante, sin olvidar, de 1968 a 1971, tres años de trabajos forzados. Acosado hasta en la intimidad de su dormitorio, Payá ha descubierto, todavía recientemente, un micro espía… Y de sufrir, de lado de la Iglesia, una cierta desconfianza, ya que su combate es juzgado demasiado político por parte de la jerarquía, que pretende establecer un clima de confianza con el régimen con el objetivo de favorecer el desarrollo de la Iglesia.
Su protección, este padre de tres niños, cofundador en 1988 del Movimiento Cristiano de Liberación (MCL), la recibe “desde arriba”, como le dice este creyente, pero también de su notoriedad internacional. Ésta fue coronado por dos premios distinguido: el premio Sakharov por la libertad de pensamiento en 2002, concedido por el Parlamento europeo, y el Averell Harriman Democracy Award, atribuido en 2003 por el Instituto americano de los asuntos internacionales.
Sin este reconocimiento, Oswaldo Payá habría sido seguramente encarcelado durante la Primavera Negra del 2003. Vivió el arresto de 75 amigos suyos, intelectuales y artistas, los cuales muchos son miembros de su movimiento. El régimen los acusó de haber atentado contra los intereses de Cuba y les condenó a penes de prisión firmes, que van de los seis a los 28 años de encarcelamiento.
Pide la liberación de los presos políticos
Los condenados, de hecho, estaban asociados al Proyecto Varela, precisamente lanzado por Oswaldo Payá al día siguiente de la visita de Juan Pablo II a la Isla, en 1998.
La idea consistía en explotar una posibilidad ofrecida por la Constitución: si un proyecto es sostenido por al menos 10.000 electores, se puede recibir como proyecto de ley en la Asamblea Nacional.
En 2002, Oswaldo Payá presentó también públicamente una demanda para organizar un referéndum para lograr una revisión de la Constitución para ampliar la libertad individual, personal, política y económica. Y sobre todo, la liberación de los presos políticos
El proyecto fue acogido, en un primer momento, conforme a la ley, pero un discurso del presidente George W. Bush, el 20 de mayo del 2002, que exigía el fin del régimen socialista en Cuba, sirvió de pretexto para una contraofensiva castrista. La iniciativa de Payá fue entonces enterrada, notablemente por una petición nacional que recogía más de 8 millones de firmas, es decir el 99,37% de los cubanos en edad de votar, afirmando el carácter “intocable” de la Constitución socialista y, un año más tarde, por el arresto y la condena contra 75 personalidades de la oposición.
En 2010, la Iglesia católica, con el apoyo de Roma y por la intermediación del cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, ha actuado para obtener la promesa de liberación de 52 de estos opositores. Hasta la fecha, 40 de ellos han sido liberados, pero bajo la condición de dejar la Isla. Y quedan 11 en prisión, porque rechazan el exilio forzado.
Otro hecho, ocurrido la semana pasada en Estrasburgo, da razón al combate de Oswaldo Payá. En 2002, cuando el había recibido el premio Sakharov, fue autorizado en el último momento a dejar Cuba para ir a recoger su distinción en Europa. Este año, Guillermo Fariñas, otro opositor cubano, no ha sido autorizado a dejar la isla y, en la tribuna del Parlamento europeo, el premio fue situado en una silla vacía…
El mes de octubre pasado, el infatigable disidente cristiano lanzó una nueva petición para pedir una revisión de la Constitución. Este “proyecto Heredia” pide la libertad de circulación, de residencia, de ir al extranjero y de regresar, la libertad de expresión, de asociación y de acceso a Internet. Oswaldo Payá, que reivindica su “esperanza” por Cuba, no cede.
(*) Publicado en el periódico francésLe Figaro, el 23 de diciembre del 2010. Traducción: Joan A. Guerrero
LE FIGARO: Cuba : Oswaldo Payá, l’infatigable dissident chrétien
CUBA – Depuis quarante ans, il se bat pied à pied contre le régime castriste, refusant de s’exiler comme tant d’autres opposants, multipliant les initiatives. Défenseur des droits de l’homme, Oswaldo Payá puise sa force dans sa foi catholique.
«Je suis simplement dans les mains de Dieu», confie Oswaldo Payá, chrétien et dissident cubain. La vie de ce Lech Walesa tropical tient en effet du miracle. A 58 ans, il a passé la majeure partie de son existence à résister de l’intérieur, au nom de sa foi catholique, au régime castriste.
Ce qui lui vaut, du côté de l’État, de vivre sous surveillance policière constante, sans oublier, de 1968 à 1971, trois années de travaux forcés. Traqué jusque dans l’intimité de sa chambre à coucher, Payá y a découvert, encore récemment, un micro espion… Et de subir, du côté de l’Église, une certaine défiance, car son combat est jugé trop politique par la hiérarchie, qui tente d’établir un climat de confiance avec le régime afin de favoriser le développement de l’Église.
Sa protection, ce père de trois enfants, cofondateur en 1988 du Mouvement chrétien de libération (MCL), la reçoit «d’en haut», comme le dit ce croyant, mais aussi de sa notoriété internationale. Celle-ci a été couronnée par deux prix de renom: le prix Sakharov pour la liberté de penser en 2002, décerné par le Parlement européen, et l’Averell Harriman Democracy Award, attribué en 2003 par l’Institut américain des affaires internationales.
Sans cette reconnaissance, Oswaldo Payá aurait certainement été incarcéré lors du «printemps noir» de mars 2003, qui vit l’arrestation de 75 de ses amis, intellectuels et artistes, dont beaucoup sont membres de son mouvement. Le régime les accusait d’avoir attenté aux intérêts de Cuba et les a condamnés à des peines de prison ferme – allant de la bagatelle de six à vingt-huit ans d’emprisonnement !
Il demande la libération des prisonniers politiques
Les condamnés, de fait, s’étaient associés au «projet Varela», précisément lancé par Oswaldo Payá au lendemain de la visite de Jean-Paul II sur l’île, en 1998.
L’idée consistait à exploiter une possibilité offerte par la Constitution: si un projet est soutenu par au moins 10 000 électeurs, il est recevable, comme projet de loi, par l’Assemblée nationale. En 2002, Oswaldo Payá a ainsi publiquement remis une demande visant à organiser un référendum pour une révision de la Constitution accordant plus de libertés personnelles, politiques et économiques. Et surtout, la libération des prisonniers politiques.
Le projet fut accueilli, dans un premier temps, conformément à la loi, mais un discours du président George W. Bush, le 20 mai 2002, qui exigeait la fin du régime socialiste à Cuba, servit de prétexte à une contre-offensive castriste. L’initiative de Payá fut alors enterrée, notamment par une pétition nationale qui recueillit plus de 8 millions de signatures, soit 99,37% des Cubains en âge de voter, affirmant le caractère «intouchable» de la Constitution socialiste et, un an plus tard, par l’arrestation et la condamnation de 75 personnalités d’opposition.
En 2010, l’Église catholique, avec l’appui de Rome et par l’intermédiaire du cardinal Jaime Ortega, archevêque de La Havane, a fini par obtenir la promesse de la libération de 52 de ces opposants. A ce jour, 40 d’entre eux ont été libérés, mais sous condition de quitter l’île. Et 11 restent en prison, parce qu’ils refusent cet exil forcé.
Un autre fait, intervenu la semaine dernière à Strasbourg, donne raison au combat d’Oswaldo Payá. En 2002, quand il avait reçu le prix Sakharov, il avait été autorisé au dernier moment à quitter Cuba pour aller recevoir sa distinction en Europe. Cette année, Guillermo Fariñas, un autre opposant cubain, n’a pas été autorisé à quitter l’île et, sur la tribune du Parlement européen, le prix a été remis à une chaise vide…
En octobre dernier, l’infatigable dissident chrétien a lancé une nouvelle pétition pour demander une révision de la Constitution. Ce «projet Heredia» demande la liberté de circulation, de résidence, d’aller à l’étranger et d’en revenir, la liberté d’expression, d’association et d’accès à internet. Oswaldo Payá, qui revendique son «espérance» pour Cuba, ne désarme pas.