Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano de Liberación, tiene razón al decir quer si los héroes cubanos del Grupo de los 75 son finalmente liberados, pero no pueden decidir acerca de su vida, nada habrá cambiado en Cuba. El lamento de Payá no esconde la satisfacción por el anuncio, ni silencia el profundo agradecimiento que el pueblo cubano debiera rendir a estos hombres que fueron injustamente encarcelados por defender los derechos humanos, así como a sus familias que han soportado la humillación, y de modo muy especial a las Damas de Blanco que se han mantenido en la lucha. Por eso, junto a la satisfacción por la noticia, Payá y otros tantos cubanos que llevan décadas resistiendo a la tiranía de los Castro tienen todo el derecho a exigir que el Gobierno libere, sin condiciones, a todos los presos políticos. Ellos son los héroes, y no el Gobierno que los excarcela.
No se trata, por lo tanto, de agradecer al Gobierno de Castro este gesto, sino de hacer justicia con todos aquellos que se han mantenido firmes en la lucha contra la dictadura. En este sentido, Payá no olvida a los gobiernos del mundo libre, no olvida a la Iglesia católica en Cuba por sus gestiones y su compromiso con los presos políticos y no olvida al propio Gobierno de Cuba al que exige cambios reales que permitan la reconciliación del pueblo cubano. Porque ese es el único objetivo: devolver al pueblo cubano los derechos y las libertades que le pertenecen para que él, y sólo él, sea el dueño de su historia.