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¿Y por qué razones están presos esos ciudadanos cubanos? Básicamente, por apoyar de manera pública la iniciativa del Proyecto Varela,
que es una propuesta de ley que plantea reformas políticas democráticas en el marco de la Constitución cubana de 1976, auspiciada con la recolección de firmas entre los electores debidamente registrados.
La ironía es máxima, pues un régimen que tanto ha usado y abusado del expediente del heroísmo revolucionario, ahora es confrontado, más intensamente que nunca, por héroes verdaderos que ofrendan su vida por la libertad de Cuba.
Y lo hacen sin causar violencia a terceros o bienes, y sólo ejerciendo el legítimo derecho a la protesta hasta las últimas consecuencias personales.
Porque Orlando Zapata Tamayo, víctima de la satrapía de los Castro Ruz, y ahora Guillermo Fariñas, seguido de tantos otros presos políticos, son símbolos de la resistencia y la esperanza de los cubanos por ese cambio democrático al que tienen más derecho que nadie, luego de medio siglo largo de opresión y despotismo.
Y también lo son las Damas de Blanco -así en mayúsculas- que recorren las calles de La Habana en protesta y solidaridad con los prisioneros por razones políticas, y que soportan las agresiones y atropellos con valentía y dignidad.
Y ni los Lulas Da Silva ni mucho menos los acólitos oficiales al castrismo lograrán debilitar la fuerza de esos testimonios.
¿Y cuál es el nefasto delito de quienes protestan con huelga de hambre? Apenas el solicitar que las autoridades liberen a 26 prisioneros de conciencia que se encuentran en un estado de salud deplorable, cortesía del dolo de sus carceleros, para los que la vida de esos disidentes no tiene un valor que merezca ser defendido.
A Zapata no lo mató la inanición física sino la inhumanidad de unos déspotas aterrados de perder el poder absoluto.
¿Y por qué razones están presos esos ciudadanos cubanos? Básicamente, por apoyar de manera pública la iniciativa del Proyecto Varela, que es una propuesta de ley que plantea reformas políticas democráticas en el marco de la Constitución cubana de 1976, auspiciada con la recolección de firmas entre los electores debidamente registrados.
Es decir, por asociarse a una iniciativa de transformación que se sustenta en la plataforma constitucional, y que propone un proceso de apertura y democratización de carácter pacífico y con el respaldo de la voluntad popular a través de la consulta comicial.
No están encarcelados por poner bombas, o por abogar por el derrocamiento violento del gobierno, o por “espiar” a favor de una potencia extranjera. No. Lo están por tratar de abrir una ventana constitucional al cambio cubano.
El proyecto Varela, por cierto, ha tenido en el dirigente humanista Oswaldo Payá a su más elocuente promotor, y ha recibido el apoyo de múltiples organismos y personalidades de medio mundo, entre los cuales figura, por ejemplo, el ex presidente Jimmy Carter, quien no se ha pronunciado sobre el drama en desarrollo de los presos políticos de Cuba, a pesar de ser tan solícito en otros temas regionales.
América Latina tiene la obligación de ser mucho más solidaria con la causa de estos patriotas y abnegados cubanos. Héroes y heroínas de verdad. Héroes y heroínas cubanas de todo el continente.