http://www.lavozdegalicia.es/espana/2009/10/25/0003_8060726.htm
Carlos Payá es portavoz en Europa del Movimiento Cristiano Liberación, uno de los grupos disidentes más importantes, fundado por su hermano, Oswaldo Payá. Después de la liberación de un preso político tras la visita de Moratinos, a uno de sus miembros le fue ratificada una condena por parte del Gobierno cubano.
¿Qué representa para la disidencia este viaje?
-Que está claro que en esta visita, como en otras, los derechos humanos no fueron tomados en cuenta, el pueblo pasó a un segundo plano y se limitó a los intereses de negocios entre España y el régimen castrista. Hay que recordar además que los negocios son con Castro, no con empresarios cubanos, porque los cubanos no tenemos derecho a crear empresas.
-¿Cómo interpreta la liberación de los presos políticos?
-Eso no puede catalogarse, como intentan hacer ver, como un acto humanitario. Es un acto de justicia, porque ninguno de esos presos de conciencia debería estar en prisión. Justamente después se produjo la ratificación de la condena de Agustín Cervantes, así que la cama que deja uno la va a ocupar el otro. Da la sensación de que Cuba tiene una reserva permanente de prisioneros que va liberando, como si fuera un gesto, en función de lo que se le va pidiendo de fuera. Son una especie de mercancía.
-¿Favorece la actitud de España al Gobierno cubano?
-Por supuesto, España se está convirtiendo en el valedor del régimen en Europa y eso favorece a la dictadura. Y más aún si logran suprimir la posición común.
-¿Por qué la negativa del ministro Moratinos a reunirse con los disidentes?
-Porque el tema de los derechos humanos en Cuba no estaba en la agenda del ministro ni está en la agenda de España. Y que el Gobierno español no tenga ese gesto de reunirse con la disidencia es desalentador para quienes de manera pacífica están en Cuba buscando un cambio.
-¿Considera como un gesto positivo la posición del PP?
-Como un tema de principios; la postura popular está más próxima al apoyo de esa búsqueda de la libertad en Cuba, y es lógico y positivo que le haga ese planteamiento al PSOE. Pero el tema cubano no puede convertirse en objeto de debate. Lo peor es cuando, por ejemplo, las liberaciones que el Gobierno español quiere hacer parecen un logro suyo, se utilizan como armas arrojadizas en el debate político interno.