«Los duros». Por. Regis Iglesias Ramírez, prisionero de conciencia del MCL

NOTA: Este articulo fue escrito por el prisionero de conciencia del MCL  Regis Iglesias  en mayo de 2005 y hace alusion directa a circunstacias y situaciones  de un  momento concreto pero hoy sigue teniendo vigencia como   vigente sigue siendo el Proyecto Varela, el Dialogo Nacional y la actitud de los “duros”

Burdas y estridentes, en su ”guerra” contra el Proyecto Varela y sus gestores, han sido algunas ”gargantas profundas”. Tan profundas, que no se llega a conocer quién desde esos recónditos interiores acciona sus cuerdas
vocales. Quizás, escondida en torcidos intestinos se esconda la respuesta. Y es
que se supone, en el mejor de los casos, que todos trabajamos por la
democracia, nos asisten limpios presupuestos y nos impulsan altruistas ideales.

Pero no estamos aún en democracia, creo que esto es obvio para todos. Cuando
se está frente a un aparato represivo y propagandístico tan implacable como el
del régimen cubano es simplemente desconcertante comprobar que a nuestras
espaldas, ininterrumpidamente, caen flechas y dardos rociados en mortales
ungüentos.

El 19 de marzo del 2003 dije a un periodista, en lo que resultó mi última
conversación con ”los medios” antes de mi secuestro, que se verían horrores.
No porque fuera profeta ni mucho menos, sino porque los horrores estaban a la
vista de todos desde hacía mucho tiempo y era, el mío, un comentario lógico.
Pero es cierto eso de que no hay peores ciegos que los que no desean ver.

”Hacer” una ”figura” política en Cuba no es difícil, cuando éstas son
virtuales, ya sea progubernamental u oposicionista.

En el primer caso, la historia está llena de ejemplos en los que sujetos
ignorantes o crueles, arribistas y oportunistas sin escrúpulos, con el único
”mérito” personal de proclamar públicamente su ”devoción” al ”líder
máximo” y su régimen son exaltados a los puestos de mayor importancia en el
aparato administrativo de la República. Con la misma velocidad, sin embargo,
quien les pone les quita y son sustituidos por otros de similares
características.

En el campo opositor es, en ocasiones, más simple. Por supuesto, me estoy
refiriendo a esos casos de ”figuras” que en su momento nos han caído, nos
caen y nos caerán, sin que nadie sepa a ciencias ciertas su oscuro origen de
procedencia, como descendidas en globos aerostáticos. O por qué causas emergen
de la noche a la mañana al estrellato. No se trata aquí de aquéllos que, vengan
de donde vengan, trabajan con honestidad, patriotismo y transparencia.

A veces todo se reduce a haber tenido, supuestamente, en el pasado, cargos
como funcionarios del régimen o vínculos directos con éste (algo que no define
para nada la capacidad intelectual o moral de la persona, pues buenos y malos
salen de cualquier matriz). También a banalidades como poseer una línea
telefónica propia, una buena vivienda o, con un poco más de premeditación,
sacrificarse algún tiempo en prisión (lo que ayuda a dar credibilidad al mito)
y granjearle ”reputación” con poses de “línea dura”.

No se debe olvidar algo tan decisivo como lo simpático o controlable que
pueda resultar el aspirante a ”caudillo comarqueño” para algunos pequeños
pero influyentes y poderosos sectores de exiliados, que llegan a comprar,
supongo que inconscientemente, una mercancía salida y promovida, por otras
vías, de las factorías policiales del Estado comunista.

No pensé tener, a estas alturas, que dedicar un minuto al tema pues estaba
convencido de que los hechos y los propios golpes harían ganar, tanto a
”entusiastas” oposicionistas, hermanos del exilio o ciudadanos del mundo
verdaderamente interesados en acercarse solidariamente y apoyar la pacífica y
cívica lucha por la democracia en la Isla, la experiencia suficiente para no
tropezar dos veces con las mismas piedras.

En ocasiones, desde mi celda, percibo que no es así. O si no, ¿por qué
permanecen abiertas las puertas para aquéllos que centran su actitud
”opositora” en difamarnos, atacarnos, combatiendo con todas sus fuerzas y
recursos proyectos como el Varela o el Diálogo Nacional, promovido por el
Movimiento Cristiano Liberación, de probada eficacia civilista?

No se trata de ”diferencias políticas” o ”caracteres egocentristas”. Los
enemigos agazapados en las filas democráticas se han montado una imagen de
”duros” bien dudosa –llegan a mentir respecto a su pasado con una frialdad y
un cinismo impresionantes. En una ocasión, una de estas ”maravillas” llegó a
decir, con la mayor tranquilidad y para sorpresa paralizante de todos quienes
compartían en un encuentro con políticos extranjeros, que ”toda su vida” había
pertenecido activamente a la Iglesia Católica. ¡Imposible! No se permitía, en
este país, a los jóvenes militantes comunistas en los años sesentas o a los
miembros del Ministerio del Interior, hasta la fecha, profesar el mismo credo
de los apóstoles Pedro y Pablo.

Cabría preguntar por qué razón se les cede tribuna a quienes tuvieron la
indecencia de desatar, hace algunos años, una campaña difamatoria, sucia y
baja, en círculos diplomáticos y políticos, contra el honor de la esposa fiel
de un ”compañero” suyo preso.

Deberían analizar sus mecenas qué les mueve a dar apoyo a sujetos que cuando
la casi totalidad de la oposición intentaba unirse, ellos se negaban a estampar
sus ”ilustrísimas” firmas en un documento histórico que sería presentado a
mandatarios foráneos, sólo porque las suyas no aparecerían en primer plano sino
en orden alfabético, como las de todos los opositores y disidentes que sí
respaldaban aquellas pasadas iniciativas. ¿Por qué alguien da su respaldo a
quienes tergiversan, confunden y atacan al Proyecto Varela (llegaron a
orquestar ”un entierro simbólico” del mismo) si éste ha significado la
primera demostración masiva en la que el pueblo, sin intermediarios, ha
expresado que quiere ser libre? ¿En nombre de qué ”democracia” se les apadrina
a estos “líderes”?

¿A qué viene tal agresividad contra los humildes promotores de esa gesta
inmensa que mostró al mundo que los cubanos no sólo ”votan con los remos”
cuando se lanzan a las peligrosas aguas del Estrecho de la Florida o cuando,
obligados por el régimen, asisten a las urnas con ”la máscara”, sino que
también lo hacen abiertamente con un bolígrafo sobre una boleta en la que
estampan sus datos personales y sus firmas valientes en respaldo al Proyecto
Varela? ¿Por qué estos ”cerebros” son tan torpes a la hora de analizar el
alcance y la importancia del Proyecto Varela?

¿Cómo a alguien, por muy malintencionado que sea, se le puede ocurrir el
disparate político de apoyar a individuos de semejante calaña, que en vez de
dedicar sus esfuerzos a organizar una base social, por mínima que sea, capaz de
desarrollar un activismo cívico real, se armaron el gran fraude mediático al
presentarse como ”líderes” de una cofradía fantasma en la que incluyeron
organizaciones que trabajaban en el Proyecto Varela, pero a espaldas de sus
miembros eran presentadas como contrarias al mismo? ¿De dónde salieron, además,
todas esas organizaciones inexistentes que llenaban las listas de sus supuestos
acólitos? Algún que otro ingenuo mordió ese anzuelo, dentro y fuera de Cuba.

¿Saben los patrocinadores de este tipo lamentable de ”oposición” que esos
”duros” internos a los que tanto gustan oír en peroratas radiales, en La
Habana, en la mesa de cualquier desayuno diplomático, piden bastante inversión
empresarial para que Mr. Dollar o Monsieur Euro traigan la supuesta transición
que ellos dicen querer que venga de la mano del embargo norteamericano? ¿Será
cierto que algunos prefieren quedarse ciegos por dejar tuertos a otros?

Cometen un grave y peligroso error quienes de buena fe han comprado esas
monedas falsas. Se están poniendo de espaldas a la historia quienes, sabiendo
con lo que tratan, juegan con lo más sagrado para los cubanos: nuestra libertad
por conquistar. Tiempo es ya de que rectifiquen, la dictadura aún oprime.

Disidente cubano miembro del Movimiento Cristiano Liberación, se encuentra
en la prisión Combinado del Este, cumpliendo una condena de 18 años tras
entregar con Oswaldo Payá las firmas del Proyecto Varela a la Asamblea del
Poder Popular.

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