Un gran amigo, Pedro Guerra, que probó su cubanía en el presidio político durante 17 años, en plena juventud, me trae un mensaje de Navidad del “Movimiento Cristiano Liberación” (MCL) que encabeza Oswaldo Payá.
Enseguida veo que es de poca longitud, lo que indica un avance para esta época ya que siempre los documentos largos resultan ilegibles. Veo que el MCL aprende con aquella frase famosa: “lo bueno, si breve dos veces bueno”, como apuntaba Gracián.
También me place ver que firman personas de la Isla y del Exilio, todas de calidad, con expedientes de lucha “suma cumlauden”. Por supuesto que en la lista aparece modestamente, sin mencionar su jerarquía de fundador y líder indiscutible, Oswaldo Payá. Igualmente firman con la misma sencillez Francisco de Armas y el hermano Carlos Payá, eco en España del mensaje de Liberación. Y también de Miami nombres conocidos y reconocidos del MCL en el exilio: July Hernández, de larga histo ria patria desde los días fundadores de Movimiento Demócrata Cristiano hace cinco décadas.
La dinámica del exilio rebelde está muy bien representada por Silvia Rodríguez, Ana Cristina Maldonado, Fredesvindo Hernández, Lourdes del Rio y Ondina García Menocal, ayer mi alumna en la Universidad de Villanueva y hoy mi maestra en los predios de la Ermita de la Caridad.
En la lista no podemos dejar de mencionar el nombre de otro luchador contra el totalitarismo castrista: Julio J. Rodríguez.
El documento en cuestión es un mensaje navideño que recuerda, con pocas palabras, algo de lo que ha hecho el MCL en pro de la libertad cubana, lo que le ha servido para movilizar las conciencias en pro de la batalla indepententista y de la liberación total del castro-comunismo que, por cincuenta años, ha pisoteado al pueblo cubano.
Es un Mensaje de Navidad que recuerda que hemos sido creados por Dios, libres y hermanos, pero el actual gobierno se ha impuesto creando el destierro forzado y utilizando un despotismo feroz en toda la Isla.
Los firmantes buscan para Cuba un clima de plena libertad, solidaridad y reconciliación, con soberanía y todos los derechos de la Cuba que queremos.
Se proponen entregar a los jóvenes un país, libre y en paz. Todos unidos también con los que viven en el exilio y con la esperanza de lograr, una sociedad libre, más justa, más humana y sin destierro.
Este mensaje cristiano y cubano es una prueba más que la terca batalla por la libertad sigue en pie en la dinámica cruzada a favor de la libertad política plena.
El pueblo cubano a través de muchas organizaciones políticas, como el MCL, en estas tristes décadas de opresión a lo soviético y nazista, no ha perdido la fe en el campo democrático. La tenacidad y el espíritu de lucha del pueblo cubano no ha cesado, en jóvenes y viejos, en mujeres y hombres, libres o presos, solidarios todos en la búsqueda de paz, y libertad, con espíritu fraternal para lograr una Cuba libre, justa y más humana para los que viven en la Isla o los que han tenido que abandonarla, en paz y fraternidad, con una total libertad de expresión, con paz y justicia.
El documento advierte que sin derechos no habrá justicia ni igualdad democrática y proclama que somos un solo pueblo los de adentro y los del éxodo.