Jesús Mustafá, prisionero político con su vida en riesgo. Por Oswaldo Payá

Este cubano de sesenta y cuatro  años de edad, casado, tiene una hija y tres nietos que vivía en  Palma Soriano, provincia de Santiago de Cuba, es uno de los gestores del Proyecto Varela y miembro del Movimiento Cristiano Liberación. Su actividad cívica fue muy importante ya que trabajó mucho  en la primera colecta de firmas ciudadanas que se presentaron en Mayo del 2002 en las oficinas de la Asamblea Nacional del Poder Popular pidiendo un Referendo sobre los cambios que propone el Proyecto Varela.

El 17 de febrero de 2003, Msutafá fue a la estación de la Policía de su pueblo para preguntar por un amigo que había sido conducido a esa estación. Inmediatamente lo detuvieron. Jesús Mustafá fue juzgado al siguiente día, el 18 de febrero y condenado arbitrariamente a dieciocho meses de prisión por supuestos actos de “desacato” y “desobediencia  a la autoridad”. No sólo no tuvo nunca la voluntad, sino ni siquiera la ocasión y el tiempo para cometer estos delitos pues lo detuvieron en la misma estación de policía al reclamar por su amigo.

Ya estaba condenado arbitrariamente a año y medio de prisión, cuando sólo un mes después, el 18 de marzo de ese 2003, es trasladado a Versalles, el centro de la Seguridad del Estado de Santiago de Cuba. El 7 de Abril en otro juicio sumario y arbitrario, es condenado injustamente a veinticinco años de prisión acusado de “Actos contra la independencia o la integridad territorial del Estado”. Así se convirtió en uno de los Prisioneros de la Primavera de Cuba.

En realidad lo que hizo Mustafá fue defender la independencia nacional al luchar por el derecho de los cubanos a decidir soberanamente su futuro como pide el Proyecto Varela.

Jesús Mustafá padece de una enfermedad cardiaca que le apareció en el presidio y agravada por el estrés y las condiciones inhumanas. Los médicos le han diagnosticado una pre-excitación ventricular y le recomiendan una coronografía por lo que debe ser trasladado a la Ciudad de la Habana para ser llevado  tratado y quizás operado. Jesús Mustafá se niega pues no tiene confianza en las autoridades  y teme por su vida. Su desconfianza nace del hecho mismo de haber sido encarcelado y condenado en dos juicios sucesivos sin haber cometido delito. Actualmente se encuentra cumpliendo una sentencia de más de un cuarto de siglo confinado con prisioneros comunes en la prisión de Guantánamo, célebre por el maltrato y las condiciones inhumanas a que son sometidos los prisioneros allí.

La vida de Jesús Mustafá Felipe a sus sesenta y cuatro años, corre peligro, mientras siga injustamente encarcelado.

Oswaldo José Payá Sardiñas

Coordinador del Movimiento Cristiano Liberación

La habana, 8 de Abril de 2008

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