Los comités de desarrollo comunitario, un modelo de terror en Cuba Priscilla Cooban C.
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El terrorismo de los comités de barrio en Cuba, se realiza mediante actos vandálicos dirigidos a aterrorizar a la familia y toman como objetivo a cualquiera de sus miembros, sin importar siquiera si se trata de ancianos enfermos e indefensos. Así fue el caso del ataque a la casa de familiares de un conocido opositor al Gobierno cubano, Oswaldo Payá, en el año 2007.

El proyecto No. 371 de Ley de Protección al Menor del Ministerio de Desarrollo Social, entre una de sus propuestas, pretende crear la figura de los comités de desarrollo comunitario (CDC). Estos comités estarían conformados por personas desde los 14 años de edad, y se le otorgarían un número importante de derechos y potestades, hasta ahora exclusivas de la administración de justicia, en contrariedad a lo planteado por la Constitución Nacional, que define claramente quiénes son los responsables en este tema.

Estos “CDC”, tienen entre muchas otras, la facultad para tomar a su arbitrio medidas “sociales”, cuya “enumeración no es taxativa” y que “se podrán aplicar otras medidas sociales de protección si la naturaleza de la situación la hace idónea a la preservación o restitución del derecho” (artículo 196), y que estas medidas proceden cuando –a criterio del comité– “existe violación de derecho de los niños, niñas y adolescentes, ya sea por abuso, amenaza u omisión” (artículo 198). Sus facultades incluyen, entre otras, la potestad de decretar directamente “la separación del medio familiar” (artículo 153), etc.

¿En qué estamos pensando? Me aterra ver cómo cada día mantenemos una relación enamoradora con estas ideologías socialistas–terroristas. Y digo esto porque los CDC no son temas nuevos en países como Cuba y Venezuela, entre otros. En estos países los comités se han constituido vendiendo una imagen como la que presenta esta nueva Ley No. 371, cuando la experiencia advierte que se han convertido en entes para reprimir al pueblo y son el vehículo mediante el cual estos Estados han inculcado políticas a los niños y jóvenes, en contra de las familias, convirtiendo a la juventud en hijos del Estado y no de sus padres.

Buscando información en la web pude encontrar la descripción que le da Wikipedia a estos comités, es la siguiente: “El Comité de Defensa de la Revolución es una organización no gubernamental (ONG) de masas, a la que es posible pertenecer a partir de los 14 años de edad y a la que pertenecen más de 8 millones de cederistas, el 94.3% de la población cubana con al menos 14 años.

Como organización independiente del Estado, realiza actividades propias, pero comparte el objetivo máximo de la Revolución. Sus actividades son todas las derivadas de un pueblo participativo, cooperativo e instruido, como pueden ser la defensa de los logros de la revolución, el mantenimiento de edificios, limpieza de calles, la separación de los residuos para su reciclaje, la activación de los mecanismos para el ahorro energético, patrullajes nocturnos de vigilancia… Todo ello desde la base del trabajo voluntario y solidario.

Su estructura también es centralista, cada cuadra tiene su propio comité y los presidentes de la cuadra conforman el del barrio de ellos, el de la provincia y el nacional. “En cada cuadra un comité, en cada barrio revolución. Cuadra por barrio, barrio por pueblo, país en lucha, revolución”. Esto es en teoría.

Ahora, como pude comprobar en una entrevista realizada con exiliados cubanos en Miami, que han vivido el embate de la “revolución”, la historia es otra.

Son incontables las historias de represión y agresión que se han dado. Cuenta María Lilia Arrue, quien estuvo casada con un alto comandante de la revolución, que al momento de solicitar la salida de ella, sus padres y sus dos hijos de Cuba, los ataques contra su casa y su familia no cesaron. En las anécdotas contadas sobre los 11 actos de repudio en su contra, lo más increíble era que con la escasez de alimentos que había en Cuba, incluyeran tiraderas de huevos. Según nos cuenta, los gritos de improperios por parte de estos grupos organizados afuera de su casa eran insoportables, entre los cuales no podían faltar epítetos como: “gusanos, escoria y traidores”.

El terrorismo de los comités de barrio en Cuba, se realiza mediante actos vandálicos dirigidos a aterrorizar a la familia y toman como objetivo a cualquiera de sus miembros, sin importar siquiera si se trata de ancianos enfermos e indefensos. Así fue el caso del ataque a la casa de familiares de un conocido opositor al Gobierno cubano, Oswaldo Payá, en el año 2007.

Al perseguir un objetivo concreto estos comités de barrio se dedican a vigilar a las familias día y noche como elementos de la seguridad del Estado y como delatores que se prestan para este fin. Usualmente en los alrededores de las casas de sus víctimas, colocan carteles ofensivos en acciones para intimidar y provocar a las familias que actúen de forma contraria a los objetivos del Gobierno.

Y eso no es todo. Volviendo a la nueva propuesta de Ley No. 371, estos CDC pueden “devengaremolumentos, en la medida en que el municipio tenga recursos asignados para esta función” y, en todo caso, “recibirán gastos de alimentación y transporte” (artículo 151); Quiere decir que ahora se oficializarán más “botellas” y se intensificará la politiquería barata de colocación laboral, utilizando los fondos municipales.

Definitivamente es tiempo de que como ciudadanos responsables, abramos los ojos y prestemos más atención a lo que ocurre en nuestro entorno, para evitar que en el día de mañana en uno de esos acostumbrados “madrugonazos” de nuestra distinguida Asamblea Nacional, se instituya esta nueva ley, convirtiendo a nuestros hijos, en hijos del Estado y destruyendo el núcleo más elemental de la sociedad, que es la familia.

La autora es abogada

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